A pesar del creciente interés por la sostenibilidad y por la reducción del consumo de carne, el precio es el mayor problema en la compra de alimentos vegetales alternativos a la carne, y así se demuestra en un reciente estudio alemán llevado a cabo por investigadores de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg, la Universidad Humboldt de Berlín y la Universidad Georg August de Göttingen.
En la investigación los expertos realizaron una encuesta a 2.100 consumidores estadounidenses, constatando que la mayoría de ellos seguirían prefiriendo la carne tradicional, siempre y cuando el precio de las alternativas vegetales sustitutas de la carne no tuvieran un precio significativamente menor. Estos resultados son similares a los obtenidos en otros estudios como el realizado por ProVeg, la Universidad de Copenhague, Innova Market Insights y la Universidad de Gante, donde se concluía que el precio es decisivo a la hora de elegir alimentos vegetales alternativos a la carne.
Según las cifras, el consumo de carne a nivel mundial es elevado especialmente en aquellos países con una economía más próspera, se puede citar como ejemplo Estados Unidos, donde el consumo de carne per cápita se estableció en 25 kilos en el año 2023. A pesar de la creciente oferta de alimentos alternativos de origen vegetal que buscan sustituir a la carne, la demanda de estos productos sigue siendo limitada, por ello y en este contexto los responsables del estudio plantearon llevar a cabo un análisis para destacar aquellos factores que son determinantes para la aceptación de estas alternativas alimentarias, así como saber si su mayor coste podría influir en la inclusión en la dieta regular.
Los investigadores explican que una de las conclusiones más sorprendentes en el estudio fue que la similitud de los productos vegetales con la carne animal, no es un factor determinante en la decisión de compra de los consumidores. De hecho, cuando se ofrecieron diferentes tipos de hamburguesas a los participantes en el estudio, el sustituto vegetal que menos imitaba la carne (una hamburguesa de falafel) resultó ser la más popular. Este resultado contradice la idea generalizada de que los consumidores sólo aceptarían alternativas que replicaran exactamente la experiencia que proporciona la carne.
En el estudio se analizó el impacto del precio en la elección de los consumidores, y los resultados fueron determinantes. Mientras que la paridad de precios entre la carne y sus sustitutos vegetales no tuvo un impacto significativo en la decisión de compra, una reducción significativa en el precio de los alimentos vegetales, sí derivó en cambios notables en la elección de los consumidores. Los expertos comentan que si el precio de una hamburguesa vegetal se redujera en un 10%, las ventas podrían incrementarse hasta en un 14%, si el precio se redujera a la mitad de lo que cuesta la carne, el número de consumidores que optarían por las alternativas vegetales podría duplicarse.
Por cierto, merece la pena recordar que una investigación realizada por Good Food Institute (GFI) concluía que la “carne” vegetal se está acercando a la paridad de precios con la carne animal, algo que según este instituto, facilitaría el aumento del número de consumidores que decidirían probar este tipo de alimentos. Como vemos, el nuevo estudio apunta la necesidad de que el precio de las alternativas vegetales debe ser menor que el de la carne para facilitar de forma significativa su introducción y aceptación.
Otro punto interesante de la investigación es el hecho de que los hombres, segmento que tiende a ser más reacio a abandonar la carne, demostraron una mayor disposición a cambiar su elección de consumo si el precio de las alternativas vegetales fuera suficientemente interesante. Además, incluso aquellos consumidores que nunca habían probado alimentos vegetales alternativos, manifestaron una mayor predisposición a cambiar con una ventaja económica clara.
En nuestra opinión, si calan estudios como el realizado por expertos de la Universidad de Duke (Estados Unidos), donde se concluyó que la “carne” vegetal difiere mucho de la carne tradicional a nivel nutricional, a la larga el precio terminará relegándose a un segundo lugar y se valorará más la carne de origen animal. Recordemos que muchos productos alimenticios vegetarianos creados como sustitutos de la carne tienen baja calidad nutricional, y este es otro de los grandes problemas que las empresas de las alternativas cárnicas deben solucionar.
Volviendo al estudio, los expertos comentan que estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la industria alimentaria, apuntan que los fabricantes y los restaurantes podrían incrementar las ventas de alimentos alternativos vegetales si ofrecieran precios más competitivos en comparación con la carne. Concluyen que la clave no parece estar en que estos productos sean idénticos a la carne, deben hacerse más accesibles desde el punto de vista económico. El estudio recomienda que se realice una diversificación de la oferta de productos para atraer a diferentes segmentos de consumidores y así maximizar la aceptación de estas alternativas. Este es otro punto para discrepar, porque en realidad ya hay una gran diversidad de productos, pero una buena parte no cumplen expectativas organolépticas, nutricionales, económicas, etc.
Los investigadores comentan que en este sentido, los gobiernos y las agencias regulatorias podrían desempeñar un papel importante a la hora de fomentar la introducción de alimentos vegetales alternativos a través de políticas que promovieran los incentivos fiscales o los subsidios. Existen ejemplos de iniciativas en algunos países europeos donde se han reducido los impuestos en los alimentos de origen vegetal a fin de incentivar el consumo. De igual modo, la inversión en tecnologías y procesos de producción más eficientes podrían facilitar la reducción de los costes de fabricación, lo que permitiría que estos alimentos llegaran a más consumidores.
Los responsables del estudio señalan también que la percepción de los consumidores sobre los alimentos alternativos vegetales a la carne influye en su aceptación porque muchas personas aún consideran que este tipo de productos son muy procesados o que carecen de los beneficios nutricionales de la carne. En este sentido, os recomendamos leer el artículo “Los productos veganos alternativos a la carne no son necesariamente saludables ni honestos”, donde hablábamos de un estudio realizado por la organización de consumidores Foodwatch, que señalaba que la mayoría de los alimentos veganos contienen numerosos aditivos y están altamente procesados, tienen baja calidad nutricional, un contenido deficiente en proteínas y algunos tienen niveles muy elevados de sal, por lo que se podía hablar de ellos como ultraprocesados.
Creen necesario que se lleven a cabo campañas de concienciación, que el etiquetado de estos productos sea claro acerca de los ingredientes, de los beneficios que pueden proporcionar a la salud y el medioambiente, etc., a fin de generar una mayor confianza entre los consumidores. Los expertos concluyen que si se implementan las estrategias adecuadas por parte de la industria, las agencias reguladoras y los gobiernos, y se ponen en marcha campañas educativas a los consumidores, el futuro de las alternativas vegetales a la carne podría ser mucho más prometedor.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg, y con más detalle a través de este artículo publicado en la revista científica PNAS.
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