La tendencia de dulces híbridos como el cronut, el cruffin y otros, está marcando un antes y un después en el mundo de la pastelería. Recordemos que se trata de una tendencia que consiste en combinar dos productos clásicos para crear una nueva ‘delicia’ que sea capaz de sorprender por su sabor y por su presentación. Estas creaciones híbridas no se conciben simplemente como una novedad visual o un simple capricho, de hecho, han logrado consolidarse como productos favoritos en muchas panaderías y cafeterías de todo el mundo.
El punto de partida de esta tendencia fue el famoso cronut, idea del chef pastelero Dominique Ansel de Nueva York y que se dio a conocer en el año 2013. El denominado cronut es una fusión entre el croissant y el donut, su masa es similar a la del croissant, laminada y con capas muy finas de mantequilla que al hornearse o freírse crean una textura hojaldrada y crujiente. Pero en vez de hornearse como un tradicional croissant, se fríe como un donut, se cubre con diferentes glaseados y cuenta con una amplia gama de rellenos dulces.
Este dulce cruce derivó en una explosión de popularidad que provocó que se formaran largas colas de consumidores con el deseo de probarlo, además, generó una gran expectación en las redes sociales, inundándolas de cronuts de todo tipo y marcando el inicio del boom de los denominados productos híbridos pasteleros. Por cierto, poco después de que se conociera el cronut en Estados Unidos, el dulce empezó a introducirse en otros países, incluido España, de ello hablábamos en el post “Cronuts, empieza el boom en España”.
Tras la inspiración del cronut, aparecieron otras creaciones reposteras híbridas igualmente llamativas, como el cruffin, un producto que combina el croissant y el muffin. En este caso se usa una masa hojaldrada como la del croissant, pero se hornea en los moldes típicos de muffin, dando como resultado un pastelito con una textura suave y esponjosa de un muffin, pero con las capas y el sabor mantecoso del croissant. Los denominados cruffins se suelen rellenar con cremas, mermeladas o chocolate, lo que incrementa su atractivo para la vista y, por supuesto, para el paladar de los más golosos.
Otro producto híbrido destacado es el brookie, se trata de una mezcla entre un brownie y una galleta (cookie). En esta hibridación se aprovechan las características del brownie, como su particular masa y su sabor intenso, y la textura crujiente y dulce de las galletas. La presentación de este dulce se puede realizar en forma de barra o en piezas individuales, siendo un dulce perfecto para quienes no se deciden entre uno de los dos clásicos.
En la línea de las combinaciones innovadoras también encontramos el bonut, que es la fusión del bagel y el donut. Como sabemos, el bagel es un pan algo denso y ligeramente dulce, que es conocido por su particular textura masticable y su forma circular con un agujero en el centro. El bonut tiene la forma de un donut pero conserva la textura y sabor característico del bagel, además, puede estar cubierto con diferentes glaseados y en muchos casos estar rellenos con cremas de sabores frutales. Esta mezcla permite que disfrutemos del clásico bagel desde una perspectiva fresca y dulce, rompiendo con la idea tradicional de que sólo se puede acompañar con ingredientes salados o quesos (en el caso de Estados Unidos).
Otros híbridos que están ganando popularidad son los duffins, resultado de la combinación de los donuts y los muffins, o los croffles, que combinan los croissant y los waffles y que son especialmente interesantes porque fusionan la textura hojaldrada del croissant con la forma y la estructura de un waffle, lo que facilita acompañarlos con toppings dulces o salados, desde siropes hasta quesos crema o frutas frescas.
La pregunta que surge es la siguiente: ¿por qué estas mezclas o fusiones funcionan tan bien? Según los expertos, estos dulces híbridos combinan la novedad con la familiaridad, algo que resulta un punto clave en el comportamiento del consumidor. Los consumidores buscan probar cosas nuevas y emocionantes, pero que no sean extrañas o complicadas, y estos productos híbridos ofrecen precisamente eso, algo que se percibe como fresco, pero que está basado en sabores y texturas conocidas y tradicionales. Otro punto a destacar es la apariencia visual, con capas visibles, rellenos cremosos y glaseados llamativos, por lo que son perfectos para ser fotografiados y compartidos en redes sociales amplificando su popularidad.
El fenómeno también responde a la búsqueda de experiencias gastronómicas diferentes con un toque original, especialmente entre las generaciones jóvenes como los millennials y la Generación Z, segmentos poblacionales que valoran la creatividad y la sorpresa en los productos alimenticios. Según diferentes estudios, un gran porcentaje de consumidores están dispuestos a modificar sus rutinas alimentarias con el fin de probar nuevos sabores y nuevas texturas, y los dulces y repostería híbrida encajan perfectamente en esta tendencia.
Otro punto a añadir es que estos productos tienen un alto potencial para expandir las posibilidades comerciales de las panaderías, ya que pueden comercializarse en diferentes momentos del día, sea para un desayuno, un brunch, una merienda o un postre. Su versatilidad los convierte en un recurso muy valioso para aquellas marcas que buscan innovar y captar la atención de sus clientes.
Curiosamente, al inicio de esta moda varios expertos consideraron que se trataba de algo pasajero, pero ha sido todo lo contrario, ya que han pasado más de 10 años desde la aparición del cronut y la tendencia continúa creciendo, consolidándose en cadenas internacionales como Starbucks o Dunkin, que han elaborado sus propias versiones limitadas. Pero como explican aquí, también se pueden citar pequeños obradores artesanos o grandes fabricantes de productos congelados, que han lanzado y lanzan sus propias versiones de dulces híbridos para consumo a pequeña escala o a nivel internacional.
La tendencia de dulces híbridos continuará y es fácil augurar que surgirán otros nuevos productos con el cometido de ofrecer experiencias que puedan satisfacer a los consumidores.
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