La panna cotta es un postre italiano que nos encanta, y vuelve a ser un ejemplo de que en la sencillez culinaria se puede encontrar el manjar más exquisito. Si no os parece que la panna cotta es una delicia, es que quizá no habéis probado la auténtica, que además de tener sabor a hogar y tradición, tiene una textura espectacular, firme pero delicada, con un temblor suave al moverla (como un buen flan) y que se deshace en la boca al saborearla.
Sabemos que ‘panna cotta’ significa ‘nata cocida’, y es que en eso consiste este postre piamontés, en cocer la nata endulzada y sutilmente aromatizada. Y para conseguir la textura ideal es necesario adicionar gelatina, pero muy poca, porque un exceso de este ingrediente echa a perder la magia de uno de los postres más icónicos de la gastronomía italiana.
Y ese suele ser el problema que se encuentra en muchas panna cottas que se sirven en los restaurantes, para asegurar que cuaja se exceden con el uso de gelatina. Y la suave y cremosa panna cotta, se convierte en una gelatina que hay que masticar, no se funde al saborear. Otra cosa es la calidad de la nata, que también tiene su dificultad encontrar nata de verdad.
Los cuatro ingredientes básicos para hacer panna cotta
Los cuatro ingredientes de la panna cotta son nata, azúcar, gelatina y vainilla. La nata debe ser con un alto contenido en grasa, pues es ésta precisamente la que proporciona cremosidad. De todos modos, en las versiones más actuales de panna cotta es muy habitual combinar la nata con la leche para reducir un poco el contenido energético, y también su precio.
Cuando hacemos panna cotta con nata y leche, la proporción suele ser 50/50, pero es importante que la leche sea entera, ni semi ni descremada, pues ya pierde parte de su cremosidad. Y si alguien decide hacer panna cotta sólo con leche, que se puede, que le llame entonces por su nombre, que será una cuajada de leche.
Trucos para conseguir la panna cotta perfecta
Evitar que hierva la nata, porque si hierve, la textura se vuelve granulosa y pierde suavidad. Sólo debe calentarse hasta justo antes de hervir.
Usar la cantidad exacta de gelatina, si se pone de más, la panna cotta quedará demasiado firme y gomosa, y si se pone de menos no cuajará bien.
Colar la mezcla antes de verter en los moldes para asegurar una textura fina y sin grumos.
Dejar reposar en la nevera un mínimo de cuatro horas, aunque lo ideal es dejarla toda la noche para lograr la mejor consistencia y sabor.
Para desmoldar la panna cotta sin romperla, se puede sumergir el molde brevemente en agua caliente y pasar un cuchillo por los bordes.
Variaciones y acompañamientos
La panna cotta es un lienzo en blanco para la creatividad. Se puede aromatizar con café, chocolate, frutas, frutos secos, especias… y acompañar con salsas de frutas (frambuesa, mango, maracuyá), caramelo, miel y mucho más. Pues ya sabéis cómo hacer la panna cotta perfecta, los trucos y errores a evitar, y a continuación os dejamos algunas recetas.















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