La empresa biotecnológica Tropic ha desarrollado una banana editada genéticamente para no oxidarse, la pulpa puede mantenerse fresca hasta 12 horas después de ser pelada. Se trata de todo un avance que reducirá las pérdidas del sector y también reducirá el desperdicio alimentario, un grave problema que afecta a escala global. En el caso de las bananas, se calcula que el 50% son desechadas debido a su corta vida útil, un ejemplo que podemos citar es el desperdicio que se realiza en Reino Unido, recordemos que según un estudio elaborado por WRAP, los consumidores británicos tiran diariamente 1’4 millones de bananas.
Tropic ha desarrollado esta banana que no se oxida mediante una técnica denominada CRISPR-Cas9, con la que ha podido desactivar el gen responsable de la enzima polifenol oxidasa que causa el pardeamiento de la fruta. Gracias a la edición genética, se ha logrado ralentizar el proceso de oxidación sin que se vea afectado el sabor, la textura o el valor nutricional de la banana. Esta misma técnica se ha aplicado en otros productos como las manzanas o las patatas, ampliando la vida útil y contribuyendo a reducir el desperdicio alimentario.
¿Cómo funciona la edición genética en los alimentos?
La edición genética es una técnica que permite realizar modificaciones precisas en el ADN de un alimento sin la necesidad de introducir material genético de otra especie (en este caso se hablaría de un producto transgénico). A diferencia de los organismos genéticamente modificados, que integran genes que pertenecen a otras especies, la edición genética trabaja con el propio material genético del producto en cuestión, desactivando o modificando genes específicos con el fin de mejorar ciertas características, contenido nutricional, resistencia a las enfermedades o como en este caso, evitando el pardeamiento.
Gracias a que la banana de Tropic tiene un mayor tiempo de conservación, se espera que se reduzca el enorme desperdicio de bananas que se realiza en la cadena de distribución. Al reducir el desperdicio de bananas, se reducen las emisiones de CO2 asociadas a la producción, el transporte y la eliminación de residuos, lo que resulta en un impacto ambiental positivo. Otra cuestión a destacar es que se produce un menor impacto en la cadena de suministro, como sabemos, la banana es un producto que es altamente perecedero y una buena parte de la producción se desecha antes de que llegue a los consumidores. Esto es algo que puede cambiar gracias a esta banana, ya que permitiría reducir las pérdidas y hacer más eficiente la cadena de distribución.
La banana que no se pardea es sólo un paso en el trabajo de Tropic, ya que la empresa está trabajando en nuevas variedades editadas genéticamente capaces de hacer frente a problemas como la enfermedad de Panamá, que se caracteriza por un hongo que ataca las raíces del banano impidiendo que la planta absorba el agua y los nutrientes, por lo que las hojas se marchitan y la planta termina muriendo. La versión más agresiva de la enfermedad se denomina Tropical Race 4 (TR4) y afecta especialmente a la variedad de banana Cavendish, que es la más consumida en el mundo.
Lo cierto es que la biotecnología agrícola está avanzando en el desarrollo de otros productos que tengan una mayor resistencia, vida útil y valor nutricional. Recordemos que Bayer puso en marcha una serie de colaboraciones para impulsar la edición genética de hortalizas y verduras de hoja verde, con el fin de desarrollar variedades que estén adaptadas a las necesidades y exigencias medioambientales y nutricionales del presente y del futuro, de todo ello hablábamos en este post.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, nada tienen que ver los alimentos transgénicos con los alimentos editados genéticamente, contando estos últimos con una mayor aceptación y recibiendo un tratamiento regulatorio más favorable en diferentes países. De momento la banana Tropic ya ha sido aprobada en países como Estados Unidos, Canadá, Filipinas, Colombia y Honduras, y se espera que sea aprobada por los organismos regulatorios en Reino Unido, sin embargo, en la UE parece que costará algo más su introducción.
Como comentan aquí, la banana que resiste el pardeamiento supone un gran avance en la lucha contra el desperdicio alimentario, y es que gracias a la biotecnología y a unas regulaciones que sean favorables, este tipo de innovaciones podrían cambiar el modo en el que consumimos las frutas y las verduras, beneficiando a los consumidores, a los agricultores y al medio ambiente. Podéis conocer más detalles sobre esta banana a través de la página oficial de la empresa biotecnológica Tropic.
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