En los últimos años el uso de la denominación ‘alimentos ultraprocesados‘ se ha convertido en protagonista de diferentes debates sobre salud, política y nutrición en todo el mundo. Se trata de un tema que ha generado multitud de titulares, ha dividido opiniones y ha transformado la forma en la que los consumidores entienden la alimentación. Pero, ¿qué son exactamente los ultraprocesados y por qué causan tanta controversia?
La realidad es que, aunque muchos consumidores aseguran evitar este tipo de productos alimenticios, porque la mayoría de los europeos considera que los alimentos ultraprocesados no son saludables y son perjudiciales para el medio ambiente, una gran parte de la población los consume a diario y en muchos casos sin saberlo. Así se concluye en un informe en el que se ha analizado el comportamiento de más de 9.000 consumidores de 13 países, donde también se responde a las preguntas ¿qué son los alimentos ultraprocesados y cómo influyen en nuestra dieta?
El concepto de alimentos o productos ultraprocesados se popularizó en la década de 2010 gracias a diferentes estudios académicos y a la clasificación NOVA, herramienta esencial en el ámbito de la nutrición para evaluar los alimentos según su grado de procesamiento y que los define como productos industriales formulados con ingredientes que no suelen usarse en la cocina doméstica como, por ejemplo, colorantes, conservantes o potenciadores de sabor. Recordemos que los alimentos procesados y ultraprocesados tienen una gran cantidad de aditivos de los que apenas estamos informados, sin embargo y según el informe mencionado, lo que para los expertos resulta evidente para los consumidores no lo es tanto.
Según la investigación casi la mitad de los encuestados aseguran evitar los alimentos ultraprocesados, pero sus elecciones alimenticias no son acordes a esa afirmación, ya que el 48% de estas personas consume pan de molde semanalmente, un tercio incluye en su dieta platos listos para comer y más de un 25% consume chocolate con frecuencia. Estos datos demuestran que el rechazo hacia los productos ultraprocesados no siempre se traduce en unos hábitos reales.
Diferencias culturales y geográficas con los alimentos ultraprocesados
El estudio concluye que la percepción de los alimentos ultraprocesados varía según el país, por ejemplo, en España y Francia existe una gran desconfianza hacia estos productos, un 55% de los españoles los considera poco saludables. En cambio, en países como la India, China o Malasia, la percepción de estos productos es más positiva, sobre todo cuando se trata de alimentos que han sido enriquecidos con ingredientes funcionales, como vitaminas o elementos probióticos.
Estos resultados plantean un punto clave, y es que los productos alimenticios ultraprocesados no son necesariamente “comida basura”. Se pueden citar ejemplos de productos que, pese a ser clasificados como ultraprocesados, aportan beneficios para la salud. Por ejemplo, los yogures que integran bacterias que favorecen la flora intestinal, o los alimentos con un alto contenido en proteínas, que últimamente están acaparando la atención de los consumidores, como mencionábamos en el post El auge de los alimentos proteicos, ¿una tendencia saludable o una estrategia de marketing?
El estudio también destaca que la mayoría de los consumidores se interesa por aquellos alimentos que cuentan con beneficios adicionales, como es el envejecimiento saludable, una mejor calidad del sueño o proporcionar un refuerzo del sistema inmunitario, entre otros. De hecho, los productos alimenticios que cuentan con vitaminas o proteínas añadidas, tienen una gran aceptación incluso en aquellos mercados que tradicionalmente son críticos con los productos alimenticios ultraprocesados.
Esto abre la puerta a que la industria alimentaria reformule y comunique mejor el valor de estos productos, los investigadores consideran que en lugar de centrarse únicamente en la etiqueta “ultraprocesado”, podría resaltar su aporte nutricional o funcional. Recordemos que según los resultados de una encuesta realizada en Estados Unidos, los consumidores están abiertos a alimentos ultraprocesados más saludables, e incluso pagarían más por ellos.
Otro motivo que explica el gran consumo de alimentos ultraprocesados es el precio y la comodidad, ya que preparar una comida casera desde cero requiere tiempo, dinero y energía. Por el contrario, los productos ultraprocesados proporcionan practicidad, una mayor vida útil y en algunos casos, un precio mucho más económico. El informe refleja que aunque una parte de los consumidores afirma estar dispuesta a pagar más para evitar este tipo de productos, es algo que varía según el país. En la India, por ejemplo, más de la mitad de los encuestados pagaría hasta un tercio más por alimentos no ultraprocesados, mientras que en España sólo un 24% de los consumidores lo haría.
En relación a la edad, el informe apunta que las generaciones más jóvenes parecen tener una relación más flexible con los alimentos ultraprocesados, estando dispuestas a integrarlos en una dieta equilibrada, siempre que proporcionen beneficios claros. Los consumidores más mayores, por el contrario, suelen ser más escépticos y restrictivos con este tipo de productos. Se trata de un contraste generacional que supone un reto y consideran que es una oportunidad para las marcas que deberán adaptar sus mensajes dependiendo del segmento poblacional al que se dirijan.
Como explican aquí, para los responsables del análisis el gran problema de los productos ultraprocesados es la falta de una definición objetiva y universal, mientras que algunos expertos los equiparan a la comida rápida o a los productos alimenticios con elevado contenido en azúcar, sal o grasas, otros reconocen que existen ultraprocesados perfectamente compatibles con una dieta saludable. De hecho, recordemos que una investigación realizada por expertos del Centro de Investigación de Nutrición Humana Grand Forks, mostraba que es posible construir un patrón dietético saludable utilizando alimentos ultraprocesados.
Es evidente que la conversación seguirá abierta durante varios años más, tal y como se concluye en el informe de Lumina Intelligence con el título “Future Food: How the UPF Debate is Reshaping Consumer Behaviour”. El futuro de la alimentación no pasa por eliminar completamente los alimentos ultraprocesados, sino transformarlos para que sean más saludables y nutritivos, con información transparente y adaptada a las prioridades de los consumidores.
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