Durante la Cuaresma y especialmente en Semana Santa, las torrijas se convierten en uno de los postres estrella de nuestras cocinas. Y con ello, como cada año, los lineales de los supermercados se llenan de “pan especial para torrijas”, un producto que a simple vista parece pensado para facilitar la elaboración de este dulce tradicional. Pero… ¿es realmente la mejor opción?
Hoy queremos ir un paso más allá y compartir con vosotros una comparativa que pone en valor lo artesanal, lo saludable y lo sabroso. Hemos enfrentado cara a cara dos opciones: el pan casero tipo brioche para torrijas, elaborado con ingredientes naturales y fermentaciones cuidadas, frente al pan industrial para torrijas de Mercadona, un producto procesado con ingredientes añadidos. Te adelantamos algo: la diferencia se nota. Y mucho.
Ingredientes: lo que el pan lleva (y lo que no debería llevar)
Empezamos por lo más importante: lo que metemos en el cuerpo. El pan casero que hemos preparado se basa en una receta sencilla y honesta: harina, leche, levadura, huevo, mantequilla, azúcar y sal. Nada más. Una masa madre preparada la noche anterior da profundidad de sabor, y la mantequilla y el huevo aportan esa textura ligeramente brioche que tanto gusta en las torrijas.
¿Y el pan de Mercadona? A la harina y el agua se le suman antioxidantes, conservantes, gluten añadido, fibra de achicoria y aromatizantes como pasta de limón y canela. ¿Son malos ingredientes? No necesariamente. Pero no tienen nada que ver con una elaboración tradicional y alteran tanto el sabor como la experiencia culinaria.
Elaboración: cuando la prisa no es buena consejera
El pan de supermercado es práctico, sí. Está cortado, envasado, listo para usar y se conserva varios días. Pero esa comodidad tiene un coste: la pérdida de carácter, del sabor tradicional y de la calidad. La textura es más uniforme, pero también más gomosa y el sabor está condicionado por añadidos que pueden no encajar con una infusión de leche, canela y cítricos hecha en casa.
En cambio, el pan casero necesita planificación y tiempo. Hay que preparar una masa madre, amasar, levar, hornear. Pero el resultado es un pan con una miga firme y elástica, que absorbe sin deshacerse, y cuyo sabor suave y mantecoso potencia el del postre sin enmascararlo.
Torrijas: el resultado final, que es lo que importa
Con el pan de Mercadona, el resultado puede ser correcto (no lo hemos probado, pero será como otros panes enriquecidos de elaboración industrial), pero carente de emoción. Puede resultar más dulce por la pasta de limón (que lleva azúcares) y la canela añadidas, lo que limita tu control sobre la receta. La miga, una vez empapada y frita, puede quedarse blanda en exceso o incluso gomosa.
Con el pan casero, el sabor es limpio y personalizable. Tú decides si infusionas con anís, piel de limón o naranja, canela, vainilla… La miga aguanta el baño de leche y el paso por la sartén, y la corteza dorada queda deliciosa. El interior resulta cremoso y aromático. Una torrija como las de antes (casi, no olvidemos que se hacían con pan sentado, no con un pan enriquecido con huevo, mantequilla y demás), con sabor a tradición.
Economía y salud: más allá del precio por barra
Muchos podrían pensar que hacer pan en casa es más caro. Pero veamos, el pan industrial cuesta más por kilo que un pan normal del día anterior, y con ingredientes menos nobles. El pan casero parte de productos sencillos y de calidad, y aunque requiere tiempo, el coste por unidad es bajo y el valor nutricional, superior.
Además, el pan casero no lleva conservantes ni ingredientes innecesarios, y al poder elegir su formato, grosor y horneado, podemos adaptarlo perfectamente a nuestras necesidades. Y lo más importante, nos conecta con la tradición, la cultura heredada, el alimento y el disfrute de cocinar para los nuestros.
¿Merece la pena hacer pan casero para torrijas? Rotundamente sí, siempre que la alternativa sea comprar pan para torrijas de elaboración industrial. La segunda mejor opción es comprar una buena barra de pan en la panadería y dejarla un día para que repose y se empiece a secar, así después absorberá más sabor del líquido en el que se empape.
El pan casero para torrijas no ofrece únicamente mejor textura, sabor y resultado final, sino que te da control total sobre la receta, evita aditivos innecesarios y recupera ese pequeño gesto artesanal que transforma un postre humilde en una experiencia exquisita. Además, es un legado de cocina de aprovechamiento, de sabor familiar y de cocina con alma.
Así que si en estos días vais a preparar torrijas, preguntaos: ¿Pan para torrijas o torrijas con buen pan?
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