La mitad de los cultivos del mundo están en riesgo por el cambio climático

Según una nueva investigación, la mitad de los cultivos del mundo están en riesgo por el cambio climático, lo que podría provocar graves consecuencias para la seguridad alimentaria global. Los investigadores advierten que el calentamiento global está transformando las condiciones que permiten el cultivo de muchos alimentos esenciales, si la temperatura media del planeta sigue aumentando, regiones como África, Asia y Centroamérica podrían perder buena parte de su capacidad agrícola.

Cultivos del mundo en riesgo por el cambio climático

Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Aalto (Finlandia) en colaboración con expertos de la Universidad de Göttingen (Alemania) y la Universidad de Zúrich (Suiza), la mitad de los cultivos del mundo están en riesgo por el cambio climático. Los investigadores explican que si la temperatura global supera los 2°C, el impacto en la agricultura mundial será tan profundo que pondrá en peligro la seguridad alimentaria de millones de personas, especialmente de quienes residen en países más vulnerables.

Este nuevo estudio representa una de las evaluaciones más detalladas de las que se han realizado hasta el momento sobre cómo afectará el calentamiento global a 30 cultivos que son clave para la alimentación humana. A diferencia de investigaciones anteriores donde los expertos se han centrado en alimentos como el arroz, el trigo, el maíz y la soja, el nuevo trabajo analiza un abanico más amplio de alimentos donde se incluyen raíces tropicales, legumbres, frutas y verduras. Los expertos comentan que los resultados son alarmantes, en un escenario con un calentamiento de 3°C, hasta el 48% de la producción agrícola actual en las regiones tropicales quedaría fuera del denominado “espacio climático seguro”.

¿Qué significa “espacio climático seguro”?

El espacio climático seguro hace alusión al tipo de clima al que cada cultivo está “acostumbrado” para crecer bien, ni demasiado caluroso, ni demasiado seco, ni con lluvias fuera de lo normal. Si el clima cambia demasiado por el calentamiento global, los cultivos ya no podrán crecer en aquellos lugares donde suelen producirse, a menos que se hagan importantes cambios complicados y caros, por lo que en muchos casos simplemente se dejarán de cultivar.

Según la investigación, el desplazamiento fuera de estos espacios seguros ya es una realidad, además se intensificará a medida que aumenten las temperaturas globales. Los expertos explican que incluso si el incremento de la temperatura se limita a 2°C, más de la mitad de las tierras agrícolas del mundo, sufrirán una disminución en la diversidad de cultivos. Este dato es clave porque, como ya hemos comentado en otras ocasiones, la diversidad agrícola es esencial para asegurar una dieta variada y nutritiva, pero también para resistir mejor a las plagas, las enfermedades y los fenómenos climáticos extremos.

Medidas para frenar el cambio climático

El impacto no se distribuirá de forma equitativa en el planeta, las regiones próximas al Ecuador serán las más afectadas, África subsahariana, el sur de Asia y Centroamérica podrían perder buena parte de su diversidad de cultivos agrícolas. En África, hasta el 60% de las tierras de cultivo estarían en peligro si se alcanzan los 3°C de incremento de las temperaturas, y teniendo en cuenta que esta región es continuamente golpeada por crisis alimentarias, su situación sería todavía mucho más precaria.

En el norte de África y Oriente Medio las predicciones no son alentadoras, casi el 70% de las zonas de cultivo podrían quedar fuera de su zona climática segura, algo que amenaza la autosuficiencia alimentaria y que podría intensificar las tensiones sociales, incrementar las migraciones forzadas y aumentar la dependencia de las importaciones externas y los subsidios. En el documento se explica que cultivos fundamentales como el coco, los ñames, el caupí o el arroz, esenciales para la dieta en muchos países tropicales, son los más amenazados. En algunos casos, más del 75% de la producción de estos cultivos podría quedar fuera de los rangos climáticos adecuados con un escenario de 4°C de calentamiento global, siendo una pérdida que no sería sólo económica, también nutricional y cultural.

Lo que perjudica a unos países, favorece a otros, en las regiones de latitudes medias y altas como Europa, Canadá y regiones de Asia central, el cambio climático podría abrir nuevas posibilidades agrícolas, un ejemplo que se puede citar es el impacto del cambio climático en la viticultura del Reino Unido. Con temperaturas más cálidas las zonas citadas podrían experimentar un aumento de la diversidad de cultivos, ya que los que estaban restringidos al sur podrían expandirse hacia el norte.

Pero los expertos apuntan que este aparente beneficio no compensa las pérdidas globales, argumentan que las regiones beneficiadas no son las que más lo necesitan, además, en esas regiones el incremento de las temperaturas traerá consigo nuevos retos como las olas de calor más intensas, las plagas emergentes (algo de lo que hablábamos en el post El calentamiento global aumenta la presión de las plagas en los cultivos) o los eventos climáticos extremos, que terminarían por dañar las nuevas producciones. El hecho de que se pueda cultivar más en el norte no significa que se pueda compensar la pérdida de cultivos que se experimente en el sur, sobre todo si se tienen en cuenta los obstáculos logísticos, económicos y políticos del comercio internacional.

Riesgos para la seguridad alimentaria mundial

Una de las conclusiones que más preocupan a los expertos guarda relación con la pérdida de diversidad agrícola, y es que a medida que el clima cambia, muchas zonas dejarán de ser aptas para cultivar las variedades alimentarias que hoy conocemos. Esto es algo que afecta a la producción y también a la resiliencia del sistema alimentario, ya que si en una región sólo se puede cultivar un número limitado de especies, cualquier enfermedad, plaga o fenómeno meteorológico extremo puede ser realmente devastador.

Por tanto, los expertos concluyen que la diversidad es, en cierto modo, un seguro de vida, ya que permite a los agricultores rotar los cultivos, adaptarse a las condiciones cambiantes y mantener la productividad en situaciones adversas. Perder esa diversidad como ocurriría en más de la mitad de las tierras agrícolas del mundo con 2°C de calentamiento, sería perder la capacidad de adaptación.

Los autores del estudio hacen hincapié en que la solución pasa por dos parámetros, mitigación y adaptación. Por un lado, mitigar significa reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero a fin de limitar el incremento de las temperaturas globales. Por otro lado, adaptar implica transformar los sistemas agrícolas para que sean más resistentes a los cambios que ya son inevitables.

Las estrategias de adaptación pueden incluir una selección de variedades de cultivos más resistentes, la mejora del acceso a los fertilizantes y el riego, la reducción de las pérdidas y el desperdicio en la cadena de suministro, la recuperación de tierras de cultivo abandonadas, así como el fortalecimiento de los sistemas de almacenamiento y distribución de alimentos. Sin embargo, los propios investigadores advierten que estas medidas por sí solas no serán suficientes, se deben acompañar con una firme voluntad política, financiación a nivel internacional y una cooperación real entre los países.

Los investigadores explican que adaptarnos a los efectos del cambio climático no será fácil, pero es necesario, ya que no sólo los países del sur sufrirán, a través del sistema alimentario global todos sentirán las consecuencias. Hay que decir que los investigadores advierten que no se trata de una predicción fatalista, es una llamada urgente a la acción, ya que la ciencia ha hecho su parte ofreciendo datos sólidos y proyecciones claras, ahora le toca a gobiernos, empresas y personas actuar para proteger algo tan básico como los alimentos que ponemos sobre la mesa. Por último, apuntan que aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, pero el margen de tiempo se reduce cada año.

Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Aalto, y con más detalle en este artículo publicado en la revista científica Nature Food.

Fotos | Depositphotos

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

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