El 35% de los británicos intentarían incluir los insectos en su alimentación

Según una encuesta realizada por Canadean, el 35% de los británicos intentarían incluir los insectos en su alimentación, al menos los probarían, En cambio el 65% restantem no probaría alimentos que estuvieran elaborados con insectos procesados.

Alimentos elaborados con insectos

Un estudio desarrollado por Canadean, compañía especializada en la investigación de mercados de bienes de consumo e industrias relacionadas, concluye que un 35% de los británicos intentarían incluir los insectos en su alimentación. Como sabemos, los insectos se consideran una fuente de proteínas sostenible similar a los alimentos cárnicos, una fuente alimentaria esencial con la que poder garantizar la alimentación de los habitantes del planeta en las próximas décadas.

Canadean realizó una encuesta a 2.000 consumidores de Reino Unido para determinar la aceptación que tendrían los insectos entre los consumidores medios, 803 personas respondieron que tratarían de probar los insectos y de éstos, 127 aseguraron que estarían interesados en comer insectos con regularidad. El 65% restante de los participantes en la encuesta contestaron que no probarían alimentos que estuvieran elaborados con insectos procesados. Esto muestra que el mercado de los insectos con fines alimentarios tendrá un complicado camino hasta que sean aceptados por los consumidores.

Los insectos son ricos en proteínas, calcio y hierro, son bajos en grasa y en colesterol y por todo ello son reconocidos por la Unión Europea como una buena fuente para la alimentación, recordemos que incluso se han subvencionado estudios para mostrar sus bondades y en un paso inicial, introducirlos primero en la alimentación animal, de ello se encarga el proyecto PROteINSECT. Otros estudios como el desarrollado por expertos del Nordic Food Lab y la Universidad de Copenhague, pretenden demostrar lo deliciosos que resultan los insectos, lo cierto es que se están desarrollando muchas investigaciones en torno a este tema.

Pero la última palabra la tiene el consumidor final, cambiar los hábitos alimentarios de los consumidores actuales va a resultar bastante complicado. En el estudio elaborado por Canadean se sugiere que el mayor obstáculo para introducir la alimentación con insectos es la palatabilidad, es decir, que resulte satisfactorio al paladar, otra cuestión a tener en cuenta es la presentación de los productos derivados de las proteínas de insectos, cómo se presenten y comercialicen serían aspectos clave que podrían convencer a los consumidores.

Sería mucho más sencillo comercializar insectos procesados que en su forma original, sería un modo de superar la barrera del rechazo y la repugnancia que puede sentir una buena parte de los consumidores, Canadian asegura que los insectos deben presentarse en un formato que tenga atractivo visual y que no sean reconocidos como tales. De la investigación se desprende que hasta un 46% de los consumidores que probarían los insectos lo harían de mejor grado si se les facilitara información detallada sobre el producto, un 35% los probarían a pesar de que se les proporcionara la mínima información del producto. Otro método argumentado para poder aumentar el atractivo de los insectos como alimento es la vinculación del sabor con aquellos países que los consumen habitualmente, como por ejemplo los países del continente africano o del continente asiático. Más datos, un 6% de los encuestados consideraría probar los insectos si los degustarán como parte de una comida de cocina extranjera.

Parece ser que uno de los insectos estrella son los grillos debido a que tienen hasta dos veces más contenido en proteínas que la carne de vacuno y un 15% más de hierro del que contienen las espinacas, aunque la verdad, como ya sabemos las espinacas contienen poco hierro, un error provocado por el científico E. Von Wolf en el siglo 19 al multiplicar por 10 la cantidad real de hierro, también influyó en la errónea percepción del consumidor el famoso Popeye. Hoy en día se sabe que muchos alimentos superan en contenido de hierro a las espinacas. Pero sin perder el hilo, dadas las propiedades atribuidas a los grillos, los consumidores se aventuran con más facilidad a probar el alimento procesado, en este caso en forma de harina, lo que prueba que el formato, la presentación y la información son puntos muy importantes para la aceptación.

De todos modos, aunque existe abundancia de insectos y son una fuente sostenible, quedan cuestiones legales por solventar, así como poner en marcha sistemas de producción que faciliten su accesibilidad. De momento, los productos alimentarios derivados de insectos son caros, esto se debe a que no existe una industria consolidada, si su popularidad aumenta, poco a poco aparecerán empresas y se desarrollarán infraestructuras que facilitarán su abaratamiento, dejando de ser un lujo para aquellos paladares que quieren probar alimentos nuevos.

En lo que respecta a sexos, parece que los hombres están más dispuestos a probar los insectos que las mujeres, un 47% frente a un 34%, los investigadores argumentan que en parte se debe a que los hombres son más bravucones y también más receptivos a probar nuevas o extremas experiencias gastronómicas. Las mujeres tienen prioridad por el sabor antes que la novedad y dado que se tiene una mala percepción del sabor de los insectos, el porcentaje de féminas que los probarían se reduce. Por edades, el segmento comprendido entre los 35 y los 44 años es el más receptivo a probar los insectos, un 49% de los encuestados en este rango de edad, aseguraban que comerían insectos.

De todos modos es una encuesta, quizá para mayor rigor se les debería haber ofrecido insectos para que los probasen, a lo mejor ese 35% de británicos que manifestaban que intentarían incluir los insectos en su alimentación, se reduciría al tener frente a ellos un alimento elaborado con estas proteínas derivadas. Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en Canadean.

Foto | Chapul

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

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