Las dietas poco saludables son responsables de más muertes que las que produce el tabaco y la presión arterial elevada

Un estudio realizado por el profesor Ashkan Afshin, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, concluye que las dietas poco saludables son responsables de más muertes que las que produce el tabaco y la presión arterial elevada. El experto apunta la necesidad de realizar un profundo cambio en el sistema alimentario para mejorar la salud de las personas y del planeta.

Muertes por dietas poco saludables

Según un estudio desarrollado por expertos del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (Estados Unidos), las dietas poco saludables son responsables de más muertes que las que produce el tabaco y la presión arterial elevada. Según el autor principal del estudio, el profesor Ashkan Afshin, investigador que trabaja en un proyecto para calcular el volumen de enfermedades atribuibles a los factores de riesgo de la dieta, el consumo de alimentos poco saludables se asocia a una de cada cinco muertes que se producen en el mundo.

El experto explica que el estudio se ha centrado en los efectos que tienen los alimentos en los problemas crónicos de salud como, por ejemplo, las enfermedades cardíacas, la diabetes o el cáncer, independientemente de si existe una conexión con la obesidad. En este trabajo se han analizado las dietas de personas de 195 países del mundo, obtenidas mediante encuestas, datos de venta de productos y gastos medios de alimentación en los hogares.

Tras contar con esta información, se estimó el impacto de las dietas deficientes en el riesgo de sufrir la muerte por diferentes enfermedades, además de las mencionadas, también se analizaron otros factores de riesgo como las drogas o el tabaco a nivel mundial. En el análisis realizado han participado más de 130 investigadores de casi 40 países, siendo el más grande y completo que se ha hecho sobre los efectos de la alimentación en la salud.

Según los resultados, en 2017 las dietas poco saludables han sido responsables de 10’9 millones de todas las muertes de personas adultas (22%), siendo la enfermedad cardiovascular la causa principal, seguida del cáncer y la diabetes. Los análisis dieron como resultado 255 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD), medida de carga de la enfermedad global que se expresa como el número de años perdidos a causa de las enfermedades, la discapacidad o la muerte prematura. La mala alimentación representó el 16% de todos los AVAD en personas adultas en todo el mundo.

Sobre el AVAD, hay que decir que esta medida se desarrolló en la década de los 90 y su uso se ha ido haciendo cada vez más común en el campo de la salud y la evaluación del impacto en la salud. El concepto «años potenciales de vida perdidos por muerte prematura» se ha ampliado para incluir «años equivalentes de vida sana que se han perdido por un estado de salud deficiente o discapacidad”, de este modo se combina mortalidad y enfermedad en una única métrica común. Podéis ampliar la información sobre la medida AVAD a través de este enlace.

Cambiar el sistema alimentario mundial y las dietas

La presión arterial elevada se asoció a 10’4 millones de muertes y el tabaquismo a 8 millones de muertes, como vemos, las cifras son menores que las muertes asociadas a la mala alimentación. El estudio determina que, si bien el impacto de los factores dietéticos individuales varía dependiendo del país, tres factores dietéticos representan más del 50% de las muertes relacionadas con la dieta y un 66% de las medidas AVAD, los factores son la ingesta reducida en cereales integrales y fruta, y un elevado consumo en sodio. El 50% de las muertes restantes y el 34% de las medidas AVAD se asociaron a un elevado consumo de carne roja, carne procesada, bebidas y refrescos azucarados y grasas trans.

Ashkan Afshin comenta que se resalta la importancia del bajo consumo de alimentos saludables en comparación con el mayor consumo de alimentos poco saludables, apuntando que las políticas para la promoción de los primeros podrían tener un efecto más beneficioso que las recomendaciones que se realizan en contra de los alimentos poco saludables. La investigación determina que es necesario realizar una intervención integral en el sistema alimentario a fin de promover la producción, distribución y consumo de alimentos saludables en todos los países, algo que por el momento parece bastante complicado debido a los intereses de la industria alimentaria y su intromisión en el sistema político de los países.

Otros expertos que han participado en el estudio comentan que los resultados que se han obtenido son acordes a otros que se han realizado y que determinan los beneficios que tiene, para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, el hecho de sustituir la carne por otras fuentes de proteínas vegetales. Seguir dietas basadas en alimentos vegetales tendrá beneficios significativos para la salud humana y la salud del planeta, esto es una conclusión a la que han llegado muchos estudios y que poco a poco parece que han calado en la sociedad, así se puede observar con la creciente tendencia de reducir el consumo de carne y aumentar el de alimentos elaborados con materias primas vegetales. Ahora bien, la industria también está introducida en este sector, así que hay que incidir en que no hay que caer en las garras de los ultraprocesados por muy vegetarianos o veganos que sean.

Los expertos comentan que, si bien la grasa, el azúcar y el sodio han sido tema central en el debate sobre las políticas de las dietas en los últimos años, los resultados de la evaluación muestran que los principales factores de riesgo de muerte se asocian a las dietas con alto contenido en sodio y a las dietas bajas en granos enteros, frutas, semillas, frutos secos y verduras, cada uno de estos elementos se asocia con más de un 2% de todas las muertes a nivel mundial.

El estudio ha sido publicado en la revista científica The Lancet, en sus conclusiones se afirma que mejorar las dietas no va a ser una tarea fácil, apostando por la inclusión de medidas de peso como la antes citada, una intervención integral en el sistema alimentario, y la introducción de la educación nutricional (asignatura de nutrición en las escuelas), un mayor acceso a los alimentos saludables, etc. Además del artículo de The Lancet, os recomendamos leer este publicado en la página del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington.

Foto 1 | David Stewart

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