
¿Alguna vez te han regañado por intentar meter ese plato bonito con filo dorado en el microondas? ¿O te han dicho mil veces que el papel de aluminio es el enemigo número uno de este electrodoméstico? ¡Pues tienen razón! Pero, como casi todo en la vida, hay matices. Vamos a desgranar el misterio de si se puede meter metal al microondas, la verdad y sus excepciones.
Para entenderlo, primero un pequeño recordatorio: un microondas no calienta la comida como un horno tradicional. En lugar de usar calor directo (como una resistencia caliente), usa ondas electromagnéticas diseñadas para hacer vibrar las moléculas de agua y grasa de los alimentos. Esa vibración genera calor, y así los alimentos se calientan rápidamente.
¿Por qué el metal y las microondas son como perros y gatos? Aquí viene el problema principal: el metal no absorbe las microondas, las refleja. Imagina que las microondas son bolitas de ping-pong rebotando por dentro de la caja. Si chocan con un trozo de comida, le dan energía. Pero si chocan con metal, simplemente rebotan con fuerza. Y aquí es donde la cosa se pone fea.
Los metales, especialmente si tienen bordes finos, puntas o están arrugados (como el papel de aluminio), concentran esas ondas que rebotan. Piensa en ellos como pequeños «pararrayos». La energía se acumula tan rápido en esos puntos que ioniza el aire a su alrededor (lo carga de electricidad) y salta una chispa. Es un mini-rayo, conocido como arco eléctrico.

Esas chispas pueden dañar gravemente el «corazón» del microondas, el magnetrón, la pieza que genera las microondas. Repararlo suele ser más caro que comprar uno nuevo. Además, esas chispas pueden quemar la comida o el envase, y en el peor de los casos, provocar un incendio dentro del aparato. Incluso si no hay chispas, al reflejar las ondas, el metal impide que lleguen a la comida de manera uniforme, y como resultado se obtendrán unas partes de la comida frías y otras hirviendo.
El caso de los ribetes dorados, plateados y otras decoraciones metálicas que encontramos en algunas vajillas, aunque parezcan pintura, a menudo contienen oro, plata o platino reales, o pigmentos metálicos. Incluso algunas pegatinas o pinturas cerámicas pueden tener un lustre metálico o perlado, por lo que cualquier utensilio que lo tenga, no se debe introducir en el microondas.
Por qué las vajillas con decoraciones doradas, plateadas o perladas provocan chispas si se introducen en el microondas. Porque esa fina capa de metal, aunque sea diminuta, actúa como una antena perfecta. Absorbe y concentra la energía de las microondas rápidamente, pero no tiene suficiente «cuerpo» o masa para disipar ese calor. Al no poder gestionar la corriente, la energía se descarga en forma de chispa.
Excepciones a la regla: ¿Cuándo el metal y el microondas SÍ pueden convivir?
La regla general de «nada de metal» es una excelente guía, pero la tecnología ha evolucionado. Hoy en día, existen algunas excepciones. Sin embargo, es crucial usarlas siempre con precaución y sólo si el fabricante lo indica explícitamente.
Envases de aluminio aptos para microondas: Algunos fabricantes han desarrollado bandejas y moldes de aluminio diseñados para este uso. Esto es posible gracias a que suelen ser más gruesos y presentan formas más redondeadas y lisas. Esto ayuda a evitar la concentración de energía en bordes afilados, que es la principal causa de las chispas.
Condiciones estrictas de uso: Para utilizarlos de forma segura, es esencial seguir estas pautas
Siempre con alimento: El fondo del envase debe estar cubierto con comida (al menos dos tercios de su capacidad). Los alimentos absorben las microondas, lo que ayuda a prevenir el sobrecalentamiento del metal.
Evitar el contacto: El envase nunca debe tocar las paredes metálicas internas del microondas. Si el plato giratorio es metálico, coloca un plato de cerámica o vidrio debajo del envase de aluminio.

Sin tapas de aluminio: Si el envase trae una tapa de aluminio, retírala. Si usas una tapa de plástico, asegúrate de que no cierre herméticamente para permitir la salida del vapor.
Uno por uno: Calienta sólo un envase de aluminio a la vez.
Observación constante: Es recomendable vigilar el microondas durante el proceso. Si notas chispas o ruidos inusuales, detén el aparato de inmediato.
Termómetros específicos para microondas: Existen muy pocos modelos de termómetros metálicos diseñados para permanecer dentro del microondas durante la cocción. Si piensas usar uno, asegúrate de que esté explícitamente etiquetado como «microwave-safe» por el fabricante.
Rejillas o soportes metálicos incluidos con el microondas: Algunos microondas vienen con una rejilla metálica que permite cocinar en dos niveles. Es fundamental usar sólo las rejillas específicas que vienen con tu modelo de microondas y colocarlas en la posición indicada por el fabricante. Estas piezas están diseñadas para funcionar de forma segura con tu aparato.
Para quienes están empezando a usar el microondas: Ante cualquier duda, la mejor opción es no introducir metal en el microondas. Esta sencilla regla te ayudará a evitar accidentes y costosas reparaciones.
Ahora sabes que el problema no es el metal en sí, sino cómo las microondas interactúan con él, lo que puede generar chispas peligrosas. Si bien existen excepciones, estas requieren un conocimiento específico y seguir al pie de la letra las instrucciones de uso. Así que, la próxima vez que vayas a calentar algo, dedica un momento a revisar el recipiente. Si brilla, tiene bordes afilados o es papel de aluminio arrugado que no está diseñado para microondas, es mejor dejarlo fuera. Tu microondas y tu tranquilidad te lo agradecerán.

¿El truco de la cuchara en la leche? Un mito peligroso
Hay un mito persistente en la cocina que sugiere poner una cuchara de metal dentro de un vaso con leche (o cualquier otro líquido) al calentarlo en el microondas. La idea detrás de esto es que la cuchara ayudaría a evitar el sobrecalentamiento del líquido o la erupción repentina al sacarlo. Sin embargo, esta práctica es arriesgada y desaconsejable.
¿Por qué la cuchara no es una buena idea? La razón por la que este «truco» es peligroso se basa en los mismos principios que explicamos sobre el metal en el microondas:
Riesgo de chispas (arco eléctrico): Aunque una cuchara tiene bordes más redondeados que el papel de aluminio arrugado o los ribetes finos de un plato, sigue siendo un objeto metálico en un entorno de microondas. Si la cuchara toca las paredes del microondas, el plato giratorio (si es metálico) o si hay alguna imperfección en su superficie, puede generar chispas o arcos eléctricos. Esto puede dañar el aparato o, en el peor de los casos, causar un incendio.
La idea de que la cuchara «absorbe» las microondas o las distribuye de manera segura para evitar el sobrecalentamiento no es correcta. El peligro del sobrecalentamiento de líquidos en el microondas (conocido como sobrecalentamiento supercrítico) ocurre cuando el líquido se calienta por encima de su punto de ebullición sin burbujear. Esto puede provocar una ebullición explosiva al mover el vaso o al añadir un ingrediente (como una bolsita de té o azúcar), que actúa como un «núcleo de nucleación» para que las burbujas se formen de golpe. Una cuchara no previene eficazmente este fenómeno, y de hecho, al ser un objeto extraño y liso, podría incluso agravarlo si la superficie no es irregular para ayudar a la formación de burbujas.
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