Redes sociales y desperdicio de comida: ¿solución o problema?

«Las redes sociales y desperdicio de comida: ¿solución o problema?» Es la gran pregunta que se plantea en un reciente estudio realizado en Shanghái por expertos de la Universidad Jiangnan. En este trabajo se destaca que las plataformas digitales pueden tener un doble efecto sobre nuestros hábitos alimentarios, por un lado, se trata de herramientas útiles para educar, reducir el desperdicio y fomentar un consumo más consciente, pero, por el otro, también pueden inducir al materialismo y las compras impulsivas, provocando que adquiramos más alimentos de los que realmente necesitamos, por lo que terminan en la basura.

Redes sociales y desperdicio de comida

Nuestro mundo está cada vez más interconectado y las redes sociales han transformado el modo en el que nos relacionamos con la comida. Así se concluye en un reciente estudio titulado “Reducing Food Waste in Media Age: How does Social Media Usage Affect Residents’ Food Waste?” realizado por expertos de la Universidad Jiangnan (China), en el que se apunta una paradoja sorprendente: las redes sociales pueden ayudarnos a reducir el desperdicio de comida, pero también pueden provocar que compremos de forma impulsiva generando más desperdicio.

Este trabajo se ha llevado a cabo a partir de una encuesta realizada a más de mil personas en Shanghái (China), una de las ciudades que se considera más digitalizadas del mundo. Se analizó la influencia de plataformas como WeChat (aplicación de mensajería instantánea y red social) en los hábitos de consumo alimentario. Esta investigación se ha centrado en cómo el uso intensivo de las redes sociales en combinación con los valores materialistas, estimula las compras compulsivas e impulsivas que lamentablemente, en muchos casos terminan en el cubo de la basura.

Las redes sociales tienen un aspecto positivo, son una herramienta para educar y ahorrar, cuando se usan para para buscar consejos útiles, cuando se siguen cuentas que promueven los hábitos sostenibles, o cuando se usan para aprender a conservar mejor los alimentos, se trata de una serie de cuestiones con un impacto favorable y real. El estudio confirma que los que están expuestos a contenido como los mencionados, tienden a tirar menos comida, sea a través de publicaciones sobre recetas de cocina con sobras o de aprovechamiento, trucos para congelar correctamente o aplicaciones que controlan la fecha de caducidad de los alimentos de la nevera o la despensa.

Iniciativas como Too Good To Go, que conecta a los consumidores con los restaurantes y supermercados para que puedan adquirir productos alimenticios a punto de caducar a precios más bajos, han ido ganando visibilidad desde hace algunos años. Este es otro ejemplo que muestra cómo las redes sociales, pueden ser aliadas muy poderosas a la hora de reducir el desperdicio alimentario, algo importante en un contexto global en el que un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaban en la basura.

Impulso de comprar por comprar

Ya sabemos que todo lo que muestra la vida digital no es tan bonito como parece, el estudio advierte que esas mismas redes sociales, también pueden impulsar a los usuarios a consumir de un modo poco o nada racional. Los expertos explican que aquí entra en juego algo como el materialismo, que es cuando otorgamos demasiado valor a lo que tenemos, o cómo nos ven las demás personas de las redes sociales, por lo que resulta fácil caer en la trampa de las compras compulsivas. En este sentido y como información adicional, merece la pena retomar la lectura del post “¿Instagram contribuye al desperdicio alimentario?, realizado por la cadena de supermercados Sainsbury.

Desperdicio de comida debido a las redes sociales

Podemos ver un reel viral que muestra una receta de cocina que es un espectáculo, pero con ingredientes que no son muy habituales. No importa, algunos usuarios se lanzan a la compra de esos ingredientes para elaborarla, con el principal objetivo de hacer la foto y subirla a sus redes. Después, lo que sobra de la receta acaba en el fondo de la despensa o almacenado en la nevera, hasta que al final, se tira a la basura. Los investigadores comentan que esa es exactamente una de las formas de comportamiento identificadas en el estudio como una de las causas de peso por las que se realiza desperdicio alimentario.

Los expertos hablan del fenómeno de las compras impulsivas, aquellas que se realizan sin pensar, unas veces motivadas por ofertas con tiempo limitado, por los descuentos especiales o simplemente porque lo hemos visto en el perfil de alguien a quien se sigue en una red social. Aseguran que comprar sin una planificación provoca en muchas ocasiones que se compre de más, que se olvide lo que se tienen en casa. Al final, esa comida que no se debería haber comprado, termina en la basura.

Un aspecto interesante del estudio es el hecho de que coloca al frente una reflexión más profunda, explica que nuestras decisiones alimentarias están influenciadas por lo que necesitamos, pero también por lo que queremos mostrar. No hay duda de que las redes sociales han cambiado nuestra relación con la comida, se han convertido en escaparates donde compartimos platos bonitos, recetas elaboradas y compras realizadas en los mercados de moda. Y no es que sea algo malo el compartir, el problema surge cuando la motivación no es alimentarse mejor, es obtener la aprobación de los seguidores o aparentar un estilo de vida mintiéndose a sí mismo.

Este comportamiento está especialmente presente en aquellos entornos muy digitalizados y con un gran nivel de consumo, como es el caso de la ciudad de Shanghái, donde se hizo este estudio, pero hay que decir que no es algo exclusivo de China. Muchas ciudades europeas, americanas o de Oriente Medio, entre otras, muestran unos patrones de conducta similares. Es una tendencia global, queremos comprar más, mejor, más rápido, aunque eso signifique tirar y desperdiciar más.

Mentiras gastronómicas en las redes sociales

Los responsables del estudio aseguran que hay que actuar en varios niveles, por un lado las redes sociales deben asumir una mayor responsabilidad, ya que no basta con llenar los feeds de contenidos atractivos. Es necesario promover las prácticas de consumo consciente, frenar los mensajes que incentivan las compras compulsivas y dar mayor espacio a las campañas educativas. Por otro lado, los gobiernos tienen un papel clave para cambiar esta situación y frenar lo que se consideran contenidos perjudiciales. En China, por ejemplo, han empezado a limitar ciertos contenidos como los vídeos de mukbang, donde los influencers consumen enormes cantidades de comida frente a la pantalla. El gobierno también está apoyando campañas públicas de concienciación sobre el desperdicio alimentario, que se dirigen especialmente a los más jóvenes, ya que son quienes más tiempo pasan en las redes sociales y son también los más influenciables ante este tipo de mensajes.

Por cierto, no hay que olvidar el papel de las marcas, y es que si quieren conectar con los consumidores actuales, deben alinear sus estrategias con valores como la sostenibilidad y el consumo responsable. Mostrar sólo esa parte “instagrameable” de la comida ya no es suficiente, ahora se valora mucho más lo auténtico, lo que resulta útil y lo que es claramente consciente.

En definitiva y como ocurre con muchas cosas en la vida digital, el impacto de las redes sociales sobre el desperdicio alimentario depende de cómo las usemos, y es que no es la herramienta la que está bien o mal, sino el uso que le damos. Si utilizamos las redes sociales para informarnos, aprender, compartir ideas útiles y promover cuestiones sostenibles, se convierten en una oportunidad increíble. Pero si las usamos para comprar sin pensar, para compararnos continuamente con los demás, o para mostrar una imagen idealizada de nuestra cocina, sin duda pueden ser parte del problema.

Podéis conocer todos los detalles del estudio realizado por los expertos de la Universidad Jiangnan, a través de este artículo (Pdf).

Fotos | Depositphotos

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

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