
Ese flechazo inicial con la freidora de aire es real: vas con la promesa de cocinar con menos aceite, con más rapidez y ensuciando menos. Y, durante un tiempo, todo son crujientes, dorados y ‘mira qué crujientes han quedado las patatas’. Pero luego llega el momento de la verdad.
El día en que te apetece algo jugoso. Algo con cucharón. Algo que burbujee. Por ejemplo, una lasaña o unos canelones, berenjenas rellenas, gratinados con bechamel, huevos al plato, pollo con salsa… Y entonces descubres que la mayoría de freidoras de aire, especialmente las más antiguas (sí, ya se puede hablar de antigüedad con estos aparatos, han evolucionado tanto…), tienen un límite bastante claro: las salsas, los jugos, las cremas… cualquier cosa que no esté dispuesta a comportarse como un snack.
Afortunadamente, hoy tenemos mil y una opciones para elegir moldes que se adapten a nuestra air fryer, pudiendo escoger distintos materiales: papel, silicona, cerámica, vidrio… Este último es el que más nos gusta en casa; al final, lo tradicional vuelve. El caso es que una marca que solemos usar desde hace años, Lékué, ha lanzado una colección de recipientes para freidora de aire de vidrio con asas de silicona, y no nos la podíamos perder.
De momento hemos empezado con los moldes rectangulares que veis en las fotos, porque en este formato no teníamos ninguno y nos parecen ideales para cocinar dos cosas distintas a la vez. El set de dos cestas rectangulares de vidrio está pensado para freidoras de aire de 5 litros en adelante. Y, como comentábamos, están fabricadas en vidrio de borosilicato, un material que nos gusta especialmente para estos usos porque es higiénico, no se queda con olores y aguanta muy bien el trote diario. El rango de temperatura que soporta va de -20 ºC a 220 ºC, así que además se puede usar en horno y microondas, y se puede introducir en nevera y lavavajillas. Eso sí, como con cualquier vidrio, conviene evitar cambios bruscos de temperatura.

El diseño también está bien pensado: tienen asas verticales y llevan unas fundas antideslizantes de silicona platino, que se agarran con seguridad (y se agradece cuando tienes dentro algo burbujeante). Además, esas asas se desmontan, así que se pueden lavar a fondo sin complicaciones. Y lo que marca la diferencia, y gustará a muchos cocineros caseros, es que al venir dos unidades se pueden meter dos platos a la vez sin mezclar sabores. Algo tan simple como gratinar unas patatas en una cesta y asar verduras en la otra, o preparar dos raciones distintas. Es una manera muy práctica de aprovechar el espacio de la freidora y cocinar en paralelo.
Seguramente querréis conocer las medidas de estos recipientes para cocinar en freidora de aire y así comprobar si se adaptan a la vuestra. Cada cesta mide 20 cm (largo) x 9,5 cm (ancho) x 9 cm (alto), y pesa 0,9 kg. Por cierto, hay distintos formatos, como este redondo. Y un detalle útil: no son antiadherentes, así que si haces algo que se pueda pegar, mejor engrasar mínimamente o forrar la base si procede, igual que harías cocinando en el horno. En cualquier caso, si se va a cocinar con salsa o jugos, no conviene llenar hasta el borde, sino dejar siempre un pequeño margen para que no rebose al burbujear.
Al final, este tipo de accesorios no vienen a cambiar lo que es la freidora de aire, pero sí a ampliar lo que puedes cocinar con ella. Para quienes ya la usan a diario y empiezan a echar en falta platos con jugo, con salsa o con cuchara, los recipientes de vidrio tienen todo el sentido: recuperan una forma de cocinar más cercana a la del horno o la cazuela, pero adaptada al formato air fryer. No son imprescindibles para todo el mundo, pero sí muy interesantes para quien quiere ir un paso más allá del crujiente rápido y volver a platos más completos, más reconfortantes.
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