El impacto del virus de la gripe aviar H5N1 en la industria lechera de Estados Unidos ha sido devastador en términos económicos y de producción, afectando a un gran número de granjas y causando preocupaciones sanitarias. Hoy conocemos un reciente estudio de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) en el que se concluye que las pérdidas económicas por la infección del H5N1 en un rebaño de vacas, puede superar el medio millón de dólares, y a esto hay que sumar que la producción de leche ha sido reducida drásticamente en las vacas infectadas.
La investigación, publicada en Nature Portfolio, ha realizado un seguimiento a un brote de una granja de Ohio con 3.900 vacas lecheras a lo largo de 67 días. Los expertos determinaron que el 20% del rebaño (777 vacas) se infectó de la enfermedad pero con un 76% sin síntomas evidentes, sin embargo, las vacas sintomáticas tenían una probabilidad de muerte mucho mayor y tuvieron 3’6 veces más probabilidades de ser retiradas de la producción, lo que quiere decir que en términos de producción de leche, las vacas afectadas redujeron el rendimiento hasta en un 73%, por lo que se produjeron unas pérdidas acumuladas de aproximadamente unos 900 kg de leche por vaca en un periodo de dos meses.
Los investigadores comentan que además de la reducción de la producción, hay que sumar los costes asociados a la enfermedad, como los tratamientos médicos, los ajustes reproductivos, las alteraciones en los horarios del ordeño y la implementación de medidas de bioseguridad. Con los datos obtenidos, se estima que el coste por vaca infectada ronda los 950 dólares, aunque matizan que esta cifra podría ser aún mayor si se consideran factores no cuantificados en el estudio.
El brote del virus de la gripe aviar H5N1 en Ohio se inició con la introducción de una vaca aparentemente sana procedente del Estado de Texas, lo que sugiere que el comercio interestatal de ganado puede haber contribuido a la expansión del virus. Dos semanas después de la llegada de esta vaca, se identificaron los primeros casos clínicos de la enfermedad con un pico de contagio 10 días después. La reducción en la ingesta de comida y la disminución en la producción de leche fueron los principales indicadores de que las vacas habían enfermado.
A pesar de las advertencias iniciales de las autoridades sanitarias, nuevos hallazgos han demostrado que el virus ha llegado hasta el suministro comercial de leche pasteurizada. Recordemos que no hace mucho hablábamos de un estudio realizado por la FDA y el USDA, en el que se concluía que una de cada cinco muestras de leche pasteurizada contenía trazas del virus H5N1. Aunque las agencias reguladoras aseguran que el virus es eliminado en el proceso de pasteurización y no representa un riesgo para los consumidores, este hallazgo ha generado preocupación sobre el nivel real de la propagación de la enfermedad, su posible evolución y el contagio en seres humanos.
Riesgos asociados al consumo de leche cruda
El debate sobre la seguridad de la leche cruda se ha intensificado tras la publicación de un estudio de la Universidad de Stanford, que apuntaba que el virus puede permanecer infeccioso en leche cruda refrigerada durante cinco días. Los expertos advierten que la persistencia del virus en la leche cruda supone un riesgo zoonótico (enfermedad que puede transmitirse entre animales y humanos), especialmente en un contexto donde su consumo se ha incrementado en Estados Unidos. En la actualidad, alrededor de 14 millones de personas consumen leche cruda de manera regular, y eso a pesar de los riesgos documentados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) y los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades).
En este estudio también se encontró que el ARN del virus puede mantenerse sin degradarse unos 57 días, lo que plantea interrogantes sobre la fiabilidad de los métodos de detección de los sistemas de vigilancia de seguridad alimentaria. A pesar de que la pasteurización ha demostrado ser eficaz para eliminar el virus, la persistencia del ARN viral en la leche pasteurizada irremediablemente ha generado dudas sobre la interpretación realizada por los expertos sobre los resultados de los análisis de seguridad alimentaria.
Ante la creciente preocupación por la propagación del virus en el ganado lechero, el USDA ha implementado una orden federal que exige pruebas obligatorias en todas las vacas antes de ser transportadas entre los Estados del país, pero los expertos consideran que estas medidas son insuficientes para frenar la expansión del virus, sobre todo si sigue evolucionando y adquiere la capacidad de transmitirse a los seres humanos.
A todo esto hay que sumar otro problema emergente, el de la contaminación ambiental, ya que se ha documentado que la leche cruda contaminada puede infectar a otros animales como los gatos que han consumido leche en las granjas afectadas. La eliminación inadecuada de leche contaminada es también otro tema de preocupación, ya que se podría desechar a través de las aguas residuales y podría originar falsas alarmas en los sistemas de vigilancia epidemiológica.
Como ya hemos comentado anteriormente, el futuro de la industria lechera de Estados Unidos depende de la capacidad de implementar estrategias eficaces para contener el virus, mejorar la vigilancia sanitaria y, especialmente, educar a los consumidores sobre los riesgos del consumo de leche cruda. El sector se enfrenta actualmente a una crisis sin precedentes, que pone en riesgo la economía de los productores y la salud pública a largo plazo, por lo que es vital frenar la enfermedad.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación que aparece en la revista científica Nature a través de este artículo (pdf) titulado “The impact of influenza A H5N1 virus infection in dairy cows”.
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