
El 16 de octubre celebramos el Día Mundial del Pan, y ya sabéis que efeméride no es simplemente una excusa para cortar una buena rebanada (o más) y disfrutarla: es el momento perfecto para mirar al pan con ojos de cultura, de memoria y de oficio. Pan es harina, agua, sal y tiempo; también son manos, paciencia y conocimiento. Y cuando todo se alinea, sucede ese milagro sencillo que acompaña nuestra mesa desde hace milenios.
Recordemos que esta celebración coincide con el Día Mundial de la Alimentación de la FAO, al que también dedicaremos unas líneas, como cada año. El caso es que desde 2006 la Unión Internacional de Panaderos y Pasteleros (UIBC) propuso dedicar este gran día a uno de nuestros alimentos más simbólico. Con los años, la comunidad panarra y gastronómica ha hecho suyo este día: hay hornos que abren masas especiales, escuelas que programan catas y el evento bloguero que coordina Zorra (Kochtopf) reúne panes de todo el mundo bajo la etiqueta #WorldBreadDay.
Qué celebramos cuando hablamos de pan
Celebramos diversidad: de una telera andaluza a una chapata de alta hidratación; del pa de pagès a una hogaza de centeno o a un matnakash armenio. Celebramos técnica: el control de la fermentación, la fuerza de la harina, el formado que define la miga, el horneado que fija corteza y aromas. Y celebramos cultura: panes que nombran territorios, fiestas y estaciones.

Buen pan: tres claves (más una)
El buen pan se consigue mucho antes del horneado. Empieza en la harina: saber de dónde viene, cómo se ha molido y qué fuerza tiene, pues determina la hidratación y el tipo de amasado. Sigue con la fermentación, ese tiempo vivo con masa madre o levadura, en el que conviene escuchar a la masa y no mirar el reloj: temperatura, reposos y pliegues construyen sabor y digestibilidad.
La sal pone orden, modula la fermentación y afina los aromas sin imponerse. Y entonces sí, manda el horno: un precalentado real y un golpe de vapor al inicio dibujan la greña y fijan esa corteza que cruje y huele a cereal tostado.
Cómo sumarte hoy aunque no hornees
Todos podemos celebrar el Día Mundial del Pan 2025. Quienes no tienen tiempo de hacer pan casero, sólo tienen que acercarse a la panadería artesana del barrio y conversar con quien amasa (si continúa en el obrador): preguntar por harinas, tiempos y formatos abre un mundo y ayuda a elegir mejor.
Y quienes se animen a hornear un pan sencillo en casa, será genial compartirlo en redes sociales o blogs. Ya sabéis que podéis sumaros al evento internacional que coordina Kochtopf, donde cada 16 de octubre se reúnen panes de todo el mundo (kochtopf.me). Y dedica la semana a educar el paladar: prueba panes distintos, compara migas y cortezas, y observa cómo un pan de masa madre gana matices al segundo día. Descubriréis que el pan también se aprende.

Recetas de Gastronomía y Cía para celebrar
En el recetario panadero de Gastronomía y Cía tenéis una gran fuente de inspiración para hacer pan casero, son propuestas que funcionan tanto para iniciarse como para afianzar la técnica.
📌 20 recetas de pan sólo con los ingredientes básicos
📌 15 recetas de pan casero fácil y rápido (de masa directa)
📌 12 recetas de colines, palitos de pan, rosquilletas…
📌 Recetas de pan fáciles para celebrar
La conversación sobre pan avanza: se habla de trigo de proximidad, de molino y de cadenas cortas; también del equilibrio entre panes de fermentación larga, panes enriquecidos y formatos cotidianos de corteza fina que resuelven la vida diaria. Ese debate nos implica como divulgadores gastronómicos y como consumidores: elegir es votar con el paladar. Porque el pan, cuando está bien hecho, nos recuerda algo esencial: la cocina, como la vida, mejora cuando aprendemos a respetar el tiempo.







