
Desde que aparecieron los pulverizadores de aceite rellenables, hemos probado unos y otros para chocar siempre con la misma pared: terminan fallando. Sobre esto ya os hablamos en este post en el que analizamos algunos de los motivos, os recomendamos leerlo si no los conocéis y os perdisteis dicha publicación. Hoy lo que queremos tratar es el tema de los pulverizadores de usar y tirar, porque al final, son la elección más acertada si realmente queremos pulverizar aceite de oliva virgen extra con una nube fina y constante del primer al último uso.
Seguramente también os habréis preguntado en alguna ocasión si el AOVE en formato spray hace que las propiedades saludables del oro líquido se vean perjudicadas, pues además de por su utilidad y su sabor, el aceite de oliva virgen extra nos interesa porque proporciona muchos beneficios a nuestra salud. Pues os respondemos a esta duda y, además, os vamos a hablar de cómo elegir el apropiado.
¿Pierde el AOVE sus propiedades en el envase spray?
Según la evidencia disponible, aunque no existen muchos estudios académicos independientes enfocados en la estabilidad del AOVE dentro del aerosol, la respuesta es que el formato spray puede ayudar a preservar las propiedades del AOVE por más tiempo que una botella de cristal tradicional, siempre que sea un envase opaco de calidad.
Por un lado, está la protección que el formato spray proporciona al aceite preservándolo del aire y la luz. Estos envases suelen ser metálicos y herméticos, por lo que son perfectos para la conservación de un alimento que, como sabemos, es muy sensible a la oxidación.
Y lo hace de forma muy superior a la de una simple botella de cristal. Al estar sellado bajo presión, el aceite no entra en contacto con el oxígeno atmosférico, lo que ralentiza el deterioro y la pérdida de sus compuestos antioxidantes (polifenoles). Y al ser un envase opaco, bloquea completamente la luz, evitando la foto-oxidación.

Por su parte, la botella de cristal (y más la de plástico), aunque sea oscura, deja pasar algo de luz y cada vez que se abre y se cierra también permite el contacto con el oxígeno. Es por ello que los expertos y fabricantes coinciden en que el sellado hermético y la protección lumínica son factores que mantienen intacto el sabor, la frescura y las propiedades antioxidantes del aceite durante más tiempo.
Ahora bien, no todos los sprays son iguales. Desde fuera todos parecen lo mismo, pero por dentro, no. Los sprays que nos interesan para AOVE puro, deben estar diseñados para que el aceite no toque el gas. El que nosotros utilizamos funciona con la tecnología BOV, esto es que en el interior del envase hay una bolsa flexible que va unida a una válvula. Y entre la bolsa y el envase es donde queda el aire o el nitrógeno que aportan la presión.
Así, cuando presionamos el pulverizador, el gas presiona la bolsa y expulsa el aceite hacia la salida. El gas no se mezcla con el aceite ni viaja con él, simplemente aprieta la bolsa y lo que llega al plato es una niebla fina de AOVE puro, constante del primer al último uso, sin gotas grandes ni chorros caprichosos. Ese detalle mecánico explica por qué estos sprays comerciales funcionan donde los rellenables se rinden: pulverización estable, mejor resguardo frente al aire y la luz entre usos y una sensación de control que se nota en la cocina o en el plato.
Además de los factores obvios (precio, sabor, olor), el consumidor de AOVE en spray se enfoca en aspectos relacionados con la salud, la calidad y la comodidad:
Salud y control calórico: Es el motor de compra principal. El consumidor quiere saber la cantidad de calorías/grasa por spray para mantener un control dietético estricto.
Pureza y etiquetado: Busca que el producto sea 100% AOVE sin mezclas con otros aceites. Y verifica que no contenga aditivos, emulsionantes o propelentes químicos (solo gas inerte).
Versatilidad culinaria: El consumidor compra el spray para usos específicos que el chorro no permite, como: Rociar ensaladas o verduras de manera ligera, engrasar moldes o bandejas de horno de forma rápida, usarlo como antiadherente en la plancha o sartén para cocinar con la mínima grasa.
Tipo de pulverización: Interesa que el aerosol sea un chorro fino y amplio (una «niebla») y no un chorro concentrado, ya que este último anularía la ventaja de la dosificación precisa.
Origen y sostenibilidad: Aunque es un factor secundario para el spray, el origen del AOVE y la calidad percibida de la marca influyen.
Ese control cambia la manera de cocinar en el día a día. Una pasada breve deja una película homogénea sobre una plancha caliente y evita charcos, el dorado llega antes y con menos grasa. En verduras, patatas o legumbres crujientes, un velo rápido antes de introducirlas en la freidora de aire, aporta textura sin empapar. En moldes de repostería, la capa es fina y limpia, y el desmoldado resulta más fácil. También cuenta en los acabados: unas verduras asadas, un pescado a la plancha o una tostada con lo que sea, agradecen ese brillo que realza sin enmascarar.
La otra cara de la moneda no es desconocida para nadie: el spray es más caro por mililitro de aceite y, además, genera residuo, así que conviene usarlo con cabeza. La fórmula que mejor resultado nos da es reservarlo para lo que se ha diseñado y lo hace de forma brillante, engrasar superficies, dosificar con precisión y rematar platos. Y cuando hay que cocinar en volumen, sean sofritos, guisos o aliños generosos, seguir recurriendo a la botella.

La tecnología BOV (bag-on-valve) ayuda a preservar el aove más tiempo
Conviene distinguirlo de otros sistemas, pues entre sprays también hay ligas. Un buen spray comercial se diferencia del resto por su sistema de «bolsa interna», y para entender su valor, hay saber que en el mercado español de aerosoles alimentarios existen tres caminos:
🔸 Aerosoles convencionales: El aceite y el gas propulsor (a menudo, hidrocarburos autorizados por la UE) comparten depósito. Aunque es un sistema regulado, esto crea una mínima posibilidad de que el gas altere las propiedades sensoriales del aceite, perdiendo esa frescura que tanto valoramos en el AOVE.
🔸 Sistemas de pistón: El gas y el producto están separados por un pistón. Este método funciona bien, pero en el mundo del aceite, rara vez consigue esa niebla fina y estable que buscamos para el control calórico.
🔸 El sistema BOV (Bolsa interna): Este es el método premium y el que deberíamos buscar para los sprays culinarios. La tecnología es simple y brillante: el aceite se sella dentro de una bolsa flexible que lo aísla completamente del gas propulsor (normalmente aire o nitrógeno inerte).
Entre usos, el aceite de oliva virgen extra queda mejor resguardado: la bolsa limita el intercambio con el aire, el envase opaco bloquea la luz, y ambos factores ayudan a que el aceite mantenga durante más tiempo su perfil aromático y sus compuestos antioxidantes.
El sistema BOV es el que nos da la tranquilidad total, porque garantiza la pureza absoluta. El AOVE no toca ningún químico ni hidrocarburo. Además, al estar sellado herméticamente, reduce la oxidación y permite una pulverización fina, estable y de 360°, dándonos el control y la calidad que la botella tradicional no puede ofrecer en ciertos usos.
En algunos vídeos de nuestras recetas ya nos habéis visto utilizar aceite de oliva virgen extra en spray, es el que ilustra estas líneas y funciona con la tecnología BOV. Lo comercializa la marca de nutrición deportiva portuguesa Prozis, y garantiza que el aceite de oliva virgen extra obtenido en la UE de aceitunas cosechadas en la UE. Si queréis conocer más detalles o comprarlo, podéis encontrarlo pulsando aquí.
Somos promotores de Prozis. La primera unidad de este spray nos la regalaron para probarlo y, desde entonces, lo compramos y no falta en nuestra despensa. No tenemos código descuento ni comisión por esta recomendación; el enlace no genera ingresos para nosotros.
Puedes encontrarlo antes en nuestro Substack Gastronomía y Cía A Bocados, es muy enriquecedor.
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