Hoy conocemos el nuevo informe ‘Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2025‘, elaborado por la FAO, el FIDA, la OMS, el PMA y UNICEF, que presenta un panorama que combina avances importantes en diversos campos con retos complicados. Según el informe, por un lado hay señales de mejora en algunas regiones. Pero, por el otro, persisten algunos problemas graves que impiden que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes, seguros y nutritivos.
El informe de este año se centra especialmente en el impacto que la inflación de los precios de los alimentos ha tenido en los últimos años y cómo esta situación sigue siendo una gran barrera para alcanzar el objetivo de poner fin al hambre en el año 2030 (Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2).
Según los datos más recientes, en el año 2024 el 8,2% de la población mundial padeció hambre, lo que equivale a un volumen de entre 638 y 720 millones de personas. Esta es una pequeña mejora respecto al año 2023, donde la cifra se situó en un 8,5% y un 8,7% en el año 2022. Este ligero descenso se debe básicamente a los avances alcanzados en Asia meridional, Asia sudoriental y América del Sur. Sin embargo, en la mayoría de las subregiones africanas y en Asia occidental el problema sigue agravándose. El informe destaca que en África, más de una de cada cinco personas sufren el hambre, y en Asia occidental la proporción supera el 12%.
Las proyecciones para el año 2030 muestran que incluso con mejoras, unas 512 millones de personas seguirán padeciendo hambre, destacando que casi el 60% de ellas vivirán en el continente africano. En lo referente a la inseguridad alimentaria moderada o grave, definido como la falta de acceso regular a alimentos adecuados, este problema lo padecieron en el año 2024 unas 2.300 millones de personas, lo que supone el 28% de la población mundial.
Cierto es que la cifra resulta ligeramente inferior a la reflejada en informes de otros años, pero todavía supera ampliamente los niveles anteriores a la pandemia de COVID-19. El documento destaca que las mujeres siguen viéndose más afectadas que los hombres, especialmente las que viven en las zonas rurales, donde las oportunidades y los recursos son más limitados.
El precio de una dieta saludable también sigue subiendo, según los analistas, en el año 2024 el coste medio mundial alcanzó los 4,46 dólares al día por persona, frente a los 4,01 dólares del año 2022. A pesar de esta subida de precio, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable, bajó de los 2.760 millones en el año 2019 a los 2.600 millones en el año 2024, algo que se atribuye a la recuperación económica tras la pandemia de covid-19. Sin embargo, hay que decir que las mejoras no se han repartido por igual, en África más de 1.000 millones de personas no pueden costearse una alimentación nutritiva y en los países de ingresos bajos esta situación afecta hasta un 72% de la población.
En materia de nutrición se apuntan avances en algunos frentes y estancamiento en otros, por ejemplo, el retraso en el crecimiento infantil, que es un problema que afecta al desarrollo físico y cognitivo, se ha reducido pasando del 26,4% en el año 2012 al 23,2% en el año 2024. Sin embargo, la emaciación (un peso demasiado bajo para la altura), el sobrepeso infantil y la anemia en las mujeres, no han mejorado de forma significativa. Otro punto es la obesidad en las personas adultas, que ha aumentado del 12,1% en el año 2012 al 15,8% en el año 2022. El informe destaca como dato positivo que la lactancia materna en exclusiva para menores de seis meses de edad ha crecido de forma notable, pasando del 37% en el año 2012 al 47,8% en el año 2023. Recordemos que ampliar el periodo de lactancia ofrece beneficios de por vida para la salud infantil.
El informe realiza un análisis profundo de la subida de precios que se registró entre 2021 y 2023, un aumento que fue el resultado de una combinación de factores. La pandemia de COVID-19, la guerra de Ucrania, el encarecimiento de las energías, los problemas en las cadenas de suministro, las políticas fiscales y monetarias que aunque buscaban estimular la economía, en realidad contribuyeron a mantener una inflación elevada… En países de ingresos bajos la inflación en el precio de los alimentos llegó a alcanzar el 30%, afectando gravemente al poder adquisitivo de las familias, por lo que se redujo la capacidad para comprar alimentos nutritivos.
Esta situación también ha tenido efectos en la salud, y es que el aumento de precio de los alimentos nutritivos ha favorecido el consumo de alimentos ultraprocesados más baratos y también menos saludables, lo que pone en riesgo la dieta y la salud de millones de personas. Los analistas apuntan que en un contexto de inflación elevada, los índices de desnutrición aguda infantil aumentan de una forma preocupante.
El informe The State of Food Security and Nutrition in the World 2025 propone varias acciones clave para hacer frente a este problema:
Proteger a la población más vulnerable a través de programas de apoyo económico y social bien diseñados y estructurados, como los subsidios temporales y las ayudas directas para la compra de alimentos esenciales.
La coordinación de las políticas fiscales y monetarias para estabilizar los precios y fortalecer la economía.
Las inversiones en reservas de alimentos, mejorar las infraestructuras de transporte y comercio, así como garantizar que los mercados estén mejor integrados para evitar la crisis de precios.
Fortalecer los sistemas de información y seguimiento de los mercados agrícolas, para que los gobiernos y productores puedan tomar decisiones rápidas e informadas que estén basadas en datos fiables.
Impulsar los sistemas agroalimentarios más resistentes con inversiones en agricultura, innovación y almacenamiento que reduzcan la vulnerabilidad ante crisis futuras.
Quedan menos de cinco años para alcanzar el plazo fijado por la Agenda 2020-2030, y el mensaje que se lanza es el siguiente: el mundo debe actuar con rapidez y decisión, no basta con frenar la inflación, es necesario transformar de raíz los sistemas de producción, distribución y consumo de alimentos, para que todas las personas independientemente de donde vivan, puedan acceder a una alimentación suficiente, nutritiva y asequible.
Lo cierto es que este tipo de informes no hacen más que mostrar que apenas se avanza y que incluso los problemas se agravan, algo de lo que ya hemos hablado en otras ocasiones. Podéis conocer con detalle todos los datos del informe publicado por la FAO a través de este documento (Pdf).
