Los alimentos típicos de Navidad en España marcan las tradiciones culinarias de estas fechas festivas, pero también reflejan un comportamiento económico muy característico. Cada año, los precios empiezan a fluctuar semanas antes de Navidad, ya que comerciantes, distribuidores y productores saben que una buena parte de los consumidores realiza las compras por adelantado para intentar ahorrar algo de dinero, de ahí la subida de precios y la tendencia actual.
Este año esa tendencia ha vuelto a ser evidente, los datos disponibles muestran que el coste de carnes, pescados, mariscos y dulces típicos de las festividades navideñas se ha ido incrementando progresivamente desde finales de octubre e inicios de noviembre. En plena campaña, estos productos estrella son la base de algunas recetas icónicas como el cordero asado, la lubina al horno, la crema de marisco, el redondo de ternera relleno, la lombarda con manzana o el tradicional roscón de Reyes.
La primera señal de este movimiento estacional se constata en la subida gradual de los precios, observada por las organizaciones de consumidores en sus análisis iniciales del mes de noviembre. Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), la cesta navideña registra un aumento medio del 5,1% respecto al año 2024 y hablando del 25 de noviembre. Este dato refleja el encarecimiento propio que se produce en diciembre, pero también el efecto de las semanas previas de incrementos graduales de los precios. A lo largo de estas semanas, carnes como el cordero lechal, el redondo de ternera o el jamón ibérico de cebo, iniciaron su escalada de precios con pequeñas subidas acumuladas que luego se han intensificado al inicio del mes de diciembre, mes en el que la demanda minorista alcanza su pico máximo anual.
En el caso del cordero, que es uno de los productos más simbólicos de la Navidad en España, la presión de precios ya era evidente en la segunda mitad de noviembre. Comerciantes y distribuidores saben bien que muchas familias optan por comprar el cordero con cinco o seis semanas de antelación para congelarlo y evitar esas subidas más agresivas que se producen a mediados de diciembre. Este comportamiento que se ha repetido año tras año, provoca que los precios se ajusten mucho antes del inicio oficial de la campaña navideña. El resultado es que platos clásicos como el cordero asado o el cordero al horno, llegan a la mesa con un incremento de coste que no se concentra únicamente en el mes de diciembre, también se reparte de forma progresiva durante el mes de noviembre.
Algo similar se constata con la carne de ternera (que ya de por si tiene un elevado precio), especialmente en cortes característicos de Navidad como el redondo o los solomillos para elaboraciones como el famoso solomillo Wellington. La ternera solía mantener una tendencia de mayor estabilidad que otras carnes, pero este año los precios han experimentado subidas anticipadas debido a la escasez de ganado por varios motivos, abandono de granjas, problemas sanitarios como la lengua azul o las sequías, que reducen la oferta. A esto hay que añadir una alta demanda y el comportamiento de compra temprana, por lo que se encuentran precios más elevados que en otros años.
Hablando de pescados y mariscos, este patrón de compra es aún más marcado, productos marinos como la lubina, la merluza, el besugo, los langostinos, las almejas, las vieiras o las ostras, tienen una volatilidad superior con unos precios que tienden a subir desde el mes de noviembre, ya que pescaderías y grandes superficies anticipan esa compra adelantada y no van a dejar pasar la oportunidad de aumentar caja. La crema de marisco, el cóctel de gambas o la lubina al horno son en muchos hogares recetas imprescindibles, y los consumidores ven incrementado su coste antes de que llegue diciembre, algo que se acentúa con algunas previsiones como las de Mercabarna, donde se calcula un aumento en la distribución de carnes selectas y pescados de entre el 5% y el 8%.
Pero este incremento de precios escalonado también se detecta en los alimentos vegetales. Cierto es que frutas como la piña, la granada, los cítricos y algunas verduras como la lombarda, tienden a mostrar menos oscilaciones, los precios empezaron a ajustarse desde mediados de noviembre. Los datos semanales del Observatorio de la Cadena Alimentaria del MAPA, muestran que algunas frutas frescas y los huevos (cuyo precio de por sí elevado se debe principalmente a la gripe aviar que causa el sacrificio masivo de gallinas ponedoras, reduciendo la oferta global y disparando los precios), registraron subidas consecutivas en estas semanas. Se trata de una tendencia que repercute directamente en la elaboración de recetas como la col lombarda con manzana, los postres navideños o la elaboración casera de algunos dulces tradicionales.
Hablando de dulces navideños como los turrones, los polvorones, los mantecados, el mazapán o el roscón de Reyes, el movimiento de precios también se inicia semanas antes de las fiestas navideñas. Aunque la subida final suele ser moderada en comparación con las carnes o los pescados, el impacto de algunas materias primas como la almendra, el azúcar o las grasas vegetales, provoca que el aumento anual se note especialmente desde finales del mes de noviembre. Esto afecta tanto a los productos industriales como a las elaboraciones caseras, que este año resultan más caras.
Si se observa la evolución completa de los precios, se puede apreciar un patrón muy claro: finales de octubre y primeros de noviembre tienen una estabilidad relativa con pequeños repuntes en los precios. En la segunda mitad del mes de noviembre se produce el inicio de las subidas de precio que son motivadas por las compras anticipadas. La primera quincena del presente mes de diciembre se produce un incremento acelerado en carnes premium, mariscos y pescados. Se prevé que en la semana de Navidad, se establecerán precios máximos y especialmente en los alimentos frescos, y después del día de Reyes se producirá una normalización rápida en el precio de pescados y mariscos, y de forma progresiva en las carnes.
Es evidente que este comportamiento confirma que las subidas de precio navideñas no empiezan en diciembre, sino mucho antes. Comerciantes y distribuidores se ajustan a la demanda previsible y al hábito creciente de planificar la compra navideña con semanas de antelación por parte de los consumidores, lo que supone una redistribución temporal de los picos de los precios. En consecuencia, los consumidores que deciden comprar con antelación, no siempre consiguen evitar las subidas, ya que el mercado anticipa ese movimiento y ajusta los precios desde mediados del mes de noviembre.
