Alérgenos no regulados, la amenaza oculta en los productos alimenticios

En un reciente estudio realizado por la Red de Alerta de Alergias (RAV), se ha puesto de manifiesto que los alérgenos no regulados son la amenaza oculta en los productos alimenticios, y están detrás de casi la mitad de los casos de anafilaxia en países francófonos. La investigación revela que ingredientes comunes como la leche de cabra y oveja, el trigo sarraceno, los guisantes, las lentejas y los piñones, causan reacciones graves que en ocasiones son más severas que las producidas por alérgenos ya regulados.

Alérgenos no regulados en la UE

Casi la mitad de los casos de anafilaxia alimentaria que se producen en algunos países, están relacionados con alérgenos no regulados y que no aparecen en las listas de etiquetado obligatorio de la Unión Europea, suponiendo una amenaza oculta en los productos alimenticios, así se concluye en un reciente estudio realizado por investigadores de la Allergy-Vigilance Network (Red de Alerta de Alergias).

Los expertos comentan que ciertos alimentos comunes como la leche de cabra, la leche de oveja, el trigo sarraceno o alforfón, los guisantes, las lentejas y los piñones, deberían incluirse en la lista de alérgenos regulados de la UE. En esta lista o normativa del año 2011 se establece que 14 alérgenos comunes deben ser claramente etiquetados en los productos alimenticios para proteger a los consumidores y son los siguientes: cereales con gluten, crustáceos, huevos, pescado, cacahuetes, soja, leche de vaca, frutos de cáscara, apio, mostaza, semillas de sésamo, dióxido de azufre, sulfitos, altramuces y moluscos.

Curiosamente, este listado no se ha actualizado en más de una década, y eso a pesar de que han aparecido nuevos alérgenos que causan reacciones graves en quienes padecen sensibilidad o alergia. Esta nueva investigación ha puesto de manifiesto esta amenaza y recuerda la necesidad de revisar y actualizar las normativas de etiquetado de alimentos para proteger de forma más eficiente a quienes padecen algún tipo de sensibilidad alimentaria. Por cierto, merece la pena retomar la lectura del post ‘Existe un gran número de alérgenos no declarados en los alimentos envasados’.

En el estudio se analizaron los casos de anafilaxia alimentaria notificados a la Réseau d’Allergo-Vigilance (RAV) una red de profesionales de la salud (principalmente alergólogos) que se creó en 2002 y cuyo objetivo principal es recopilar, analizar y compartir datos sobre casos de anafilaxia grave que han sido recabados de forma voluntaria por sus miembros. Gracias a esta colaboración se pueden identificar nuevos alérgenos y publicar estudios científicos como el que estamos tratando. Los datos se recopilaron entre el año 2002 y 2023 en países francófonos, principalmente Francia, Bélgica y Luxemburgo.

Nuevos alérgenos en la UE

Se analizaron 2.999 casos de anafilaxia de los que sólo el 62’1% fueron causados por uno de los 14 alérgenos regulados por la UE, y en 413 casos (13’8%) se constató que se produjeron por los denominados alérgenos alimentarios emergentes. Los investigadores analizaron la frecuencia, la gravedad y el potencial de estos alérgenos para presentarse de forma oculta en los productos alimenticos, determinando que la frecuencia de las reacciones se asociaban a ocho «nuevos» alérgenos, siendo más graves que dos de los alérgenos que ya estaban regulados, la mostaza (0’4%) y los sulfitos (0’2%).

Según los resultados de este trabajo, se deberían regular o incluir en la lista cuatro de los ocho alérgenos analizados debido a su frecuencia, gravedad, recurrencia y riesgo de exposición oculta. Leche de cabra y leche de oveja que causaron 84 casos de anafilaxia (2’8% del total), con reacciones muy graves donde un 46’8% de casos se designaron como grado 3 y un 4’8% como grado 4, incluyendo dos muertes. Se constató que el 56% de los pacientes ya tenían una alergia conocida a estas leches, y en el 15’5% de los casos, la leche se encontró de forma oculta o como contaminante en algunos alimentos como los raviolis, las pizzas y los quesos.

El trigo sarraceno o alforfón, responsable de 71 casos (2’4% del total), donde las reacciones fueron graves con un 46’5% designados de grado 3 y un 1’4% designados de grado 4. Un 49’3% de los afectados ya sabían que eran alérgicos a esta variedad de trigo, y en el 16’9% de los casos el trigo sarraceno fue un alérgeno oculto, inesperado o contaminante presente en los productos alimenticios.

Incluir nuevos alimentos en la lista de alérgenos de la Unión Europea

Guisantes y lentejas, ambos ingredientes causaron 55 casos (1’8% del total), con reacciones que fueron moderadamente graves, donde 11 casos se clasificaron de grado 3 y un caso de grado 4. En un 9% de los casos estos ingredientes se encontraron de forma oculta en alimentos, y en la mitad de los casos de anafilaxia por guisantes, las personas los consumieron como parte de algunos alimentos ultraprocesados. La tasa de anafilaxia por guisantes y lentejas se incrementó significativamente durante el período del estudio.

Los piñones provocaron 49 casos (1’6% del total) con reacciones que fueron graves y donde un 49% de los casos se clasificaron como grado 3. La anafilaxia fue inaugural en el 87’8% de los casos, lo que significa que la alergia era desconocida, a esto hay que añadir que el alérgeno estuvo oculto en dos casos.

Sobre los otros cuatro alérgenos, kiwi, manzana, productos de colmena y alfa-gal (galactosa-α-1,3-galactosa), los expertos comentan que no necesitan ser regulados, ya que son ingredientes más fáciles de evitar. Los datos son los siguientes: Kiwi – 44 casos (1’5% del total), con reacciones graves pero sin casos clasificados como grado 4. Manzana – 30 casos (1’0% del total), la mayoría de las reacciones fueron por el consumo de la fruta cruda, hay que decir que la tasa de anafilaxia por manzana aumentó significativamente durante el estudio. Productos de colmena – 30 casos (1% del total), las reacciones fueron moderadas y no se registraron casos de grado 4. Alfa-gal – 50 casos (1’7% del total), donde las reacciones, a menudo fueron tardías y graves, con un 54% de casos de grado 3 y un 8% de casos de grado 4. La tasa de anafilaxia por alfa-gal se ha incrementado significativamente y factores como el ejercicio y el alcohol juegan un papel importante en ello.

Leche de cabra y leche de oveja, nuevos alérgenos que se deben incluir en la lista de la UE

En la clasificación de la gravedad de la anafilaxia, se ha utilizado una escala de cuatro grados para medir la gravedad de las reacciones, basándose en la clasificación de Ring y Messmer (sistema estandarizado para evaluar la gravedad de una reacción alérgica aguda). Los grados establecidos son:

Grado 1: Reacción generalizada con síntomas leves en la piel que puede incluir urticaria, picazón y enrojecimiento, pero sin afectar otros sistemas del cuerpo.

Grado 2: Reacción generalizada que afecta a al menos dos sistemas del cuerpo, por ejemplo la piel y el sistema digestivo. Los síntomas pueden ser más severos, incluyendo urticaria e hinchazón así como náuseas, vómitos, dolor abdominal y síntomas respiratorios leves como la rinitis, pero sin signos de hipotensión.

Grado 3: Reacción grave que afecta a uno o más sistemas, y aquí los síntomas se vuelven más serios, como la dificultad respiratoria grave o signos de shock cardiovascular, como la hipotensión (presión arterial baja) y la taquicardia (ritmo cardíaco acelerado). En este grado, la vida de las personas puede estar en peligro.

Grado 4: Reacción potencialmente mortal que afecta al sistema circulatorio o respiratorio. En este grado se produce un colapso circulatorio, un colapso respiratorio o ambos y requiere atención médica urgente e inmediata.

El estudio es interesante y pone de manifiesto la necesidad de que la UE analice los resultados y, si procede, actualice la lista de alérgenos. Lo cierto es que ya toca, porque desde 2011 no se ha actualizado. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Clinical and Experimental Allergy.

Fotso | Depositphotos

Gastronomía y Cia - Mar Gavilán y Javier Muniesa

Mar Gavilán y Javier Muniesa

En 2005, fundamos el primer blog gastronómico colaborativo en España, que rápidamente se convirtió en un referente en el ámbito gastronómico. En 2008, dimos un paso adelante y creamos Gastronomía & Cía de manera independiente. Para nosotros, ha sido un sueño hecho realidad combinar nuestras pasiones por la gastronomía, la creatividad y la divulgación. Ahora nuestro objetivo es inspirar, informar, deleitar y conectar con todos los entusiastas de la cocina.

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