La relación entre leche cruda y gripe aviar se ha convertido en un tema de creciente interés y preocupación en los últimos meses, algo de lo que ya hemos hablado anteriormente. Diversos informes de organismos internacionales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), así como estudios realizados por prestigiosas universidades, coinciden en aseverar que el consumo de leche cruda podría ser un canal de transmisión del virus H5N1 o gripe aviar.
Aunque el riesgo de infección humana por esta vía se ha considerado bajo hasta la fecha, la evidencia científica que se está acumulando apunta, según los investigadores, a una posibilidad real que no debe ser ignorada.
La leche cruda es la que no ha sido sometida a la pasteurización, un proceso térmico que elimina las bacterias, los virus y otros patógenos que son peligrosos para la salud. A pesar de que algunos defensores de la leche cruda aseguran que esta leche conserva más nutrientes, enzimas y probióticos, varios estudios demuestran que las diferencias nutricionales respecto a la leche pasteurizada son mínimas, mientras que los riesgos sanitarios son significativamente mayores.
Lo cierto es que tanto la FDA como el CDC han advertido en varias ocasiones que la leche cruda está asociada a brotes de enfermedades graves como la E. coli, la Salmonella o la Listeria, entre otras. Ahora, se suma el riesgo potencial de contraer gripe aviar. Este mes el CDC presentó un informe fruto de la revisión de múltiples estudios para analizar si los virus de la gripe aviar como el H5N1, pueden infectar a los mamíferos a través del tracto gastrointestinal.
Las conclusiones apuntan que algunos animales, como gatos y perros, han desarrollado graves infecciones tras consumir carne o leche contaminada con el virus. Experimentos realizados en un entorno de laboratorio muestran que ciertos subtipos de este virus, pueden replicarse en tejidos gastrointestinales de los seres humanos. En aquellas personas con gripe estacional o con variantes de la gripe aviar, se han constatado síntomas gastrointestinales y la presencia de material genético viral en las heces. Lo cierto es que aunque no se ha confirmado que ningún caso humano de gripe aviar se asocie exclusivamente al consumo de leche cruda, el CDC destaca que la posibilidad existe y especialmente porque el virus ha sido detectado en leche comercial sin pasteurizar (tambien en leche pasteurizada).
Estudios recientes advierten de la persistencia del virus en la leche cruda
Investigadores de la Universidad de Stanford, a principios de este año publicaron un estudio de interés, descubrieron que el virus de la gripe aviar puede permanecer infeccioso en la leche cruda refrigerada durante cinco días, mientras que su material genético (ARN) puede detectarse incluso después de 50 días, lo que significa que una persona que consuma leche cruda infectada dentro de ese período, corre un riesgo real de exposición al mencionado virus. Este mismo estudio confirmó que la pasteurización eliminaba por completo el virus reduciendo la carga genética detectable en un 70%, dato que reafirma la importancia de consumir solo leche y productos lácteos pasteurizados.
Ante el aumento de los brotes de gripe aviar en rebaños de vacas lecheras de Estados Unidos, la FDA anunciaba a finales del año 2024 que comenzaría a realizar pruebas en los quesos elaborados con leche cruda con el objetivo de determinar si el virus H5N1 sobrevive en estos alimentos, y si se detectaba el virus, retiraría los lotes contaminados del mercado.
La medida respondía al hecho de que hasta principios de 2025, el H5N1 había infectado a más de 200 rebaños de ganado lechero como mínimo en 14 estados del país, registrando además decenas de infecciones en seres humanos, y algunas sin que se hubiera producido contacto directo con las aves o las vacas, lo que hizo sospechar que los productos lácteos no pasteurizados podrían estar actuando como vía de transmisión. Por cierto, recordemos que se propuso cambiar el nombre de la gripe aviar en las vacas por el de Virus de la Influenza A Bovina, considerando que se trataba de un intento de restar importancia a la gravedad de la situación, a fin de que los consumidores mantuvieran su confianza en los alimentos derivados del ganado vacuno (carne y productos lácteos).
Debate sobre el consumo de leche cruda
A pesar de las advertencias sanitarias, el consumo de leche cruda sigue ganando popularidad en algunos lugares. En Estados Unidos se estima que unos 14 millones de personas consumen este tipo de leche de manera regular, y sus defensores argumentan que proporciona beneficios nutricionales y mejora de la salud intestinal, aunque no existe respaldo científico sólido. Como explicábamos en el post “La leche no pasteurizada en Estados Unidos plantea problemas de salud pública«, está documentado que las personas que consumen leche cruda, tienen hasta 840 veces más probabilidades de sufrir una infección alimentaria y hasta 45 veces más probabilidades de ser hospitalizados, en comparación con los consumidores que beben leche pasteurizada.
La evidencia científica y los datos que han sido recopilados por organismos de salud y agencias internacionales son claros, y es que beber leche cruda es un riesgo innecesario que puede exponer a quienes la consumen a bacterias, virus y en el contexto actual, a la gripe aviar H5N1. Como decíamos, aunque el riesgo de infección por gripe aviar a través de la leche cruda en los seres humanos se considera bajo, la capacidad de este virus para adaptarse a nuevos huéspedes y mutar, hace que las autoridades sanitarias insistan en la prevención.
Obviamente, la mejor forma para protegerse es consumir siempre leche y productos derivados que se hayan pasteurizado. Hervir la leche cruda como se hacía antiguamente también elimina los riesgos, pero en un contexto donde el virus puede circular de forma silenciosa en el ganado y persistir durante varios días en la cadena de frío, confiar en la pasteurización industrial sigue siendo hoy por hoy la opción más segura. Podéis conocer todos los detalles de la noticia a través de este artículo publicado en la página del CDC, y con más detalle en este artículo de la revista científica ASM Journals.
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