
En el último año el huevo se ha convertido en el alimento que más se ha encarecido en España. En este 2025, la docena de huevos se ha incrementado alrededor de 1 euro: los de gallinas en suelo rondan de media los 3,25 euros y los huevos camperos se sitúan cerca de los 4,13 euros la docena. Es decir, se paga un sobreprecio importante por un tipo de huevo asociado a mayor bienestar animal y a la imagen de gallinas picoteando al aire libre.
Detrás de esa subida hay varios factores: el aumento de los costes de producción, los desequilibrios entre oferta y demanda y, en los últimos meses, el impacto de la gripe aviar. Y es precisamente esta última la que ha generado una paradoja incómoda: Los huevos camperos ya no son camperos, pero se siguen pagando como si lo fueran.
Gripe aviar y gallinas confinadas
España, como otros países europeos, está afrontando una nueva ola de influenza aviar de alta patogenicidad (H5N1). Para prevenir brotes en granjas y proteger tanto a los animales como al sector, el Ministerio de Agricultura ha ordenado el confinamiento obligatorio de todas las aves de corral criadas al aire libre, incluidas las gallinas camperas y ecológicas.
Esto significa que, por motivos sanitarios, muchas explotaciones que antes tenían acceso al exterior han tenido que mantener a sus gallinas dentro de las naves, sin poder salir a las zonas de parque. La medida es lógica desde el punto de vista de la bioseguridad, pero choca frontalmente con la imagen que el consumidor tiene en la cabeza cuando compra huevos “camperos”.
De la imagen de la etiqueta a la letra pequeña de la normativa
Conviene recordar qué significan los códigos del huevo:
0: ecológicos
1: camperos (gallinas con acceso al aire libre)
2: gallinas en suelo (dentro de nave, sin jaulas, pero sin salir al exterior)
3: gallinas en jaula
Durante años, la normativa europea establecía un límite de tiempo: si por motivos sanitarios, las gallinas camperas dejaban de salir al exterior durante más de unas semanas, los huevos dejaban de poder comercializarse como “camperos” y pasaban a la categoría inmediatamente inferior. Ese plazo, que fue de 12 semanas y después se amplió a 16, ha desaparecido con la nueva regulación europea.
Ahora, la legislación permite que, en caso de restricciones obligatorias por sanidad animal, los huevos se sigan comercializando como “camperos” aunque las gallinas no pisen el exterior durante largos periodos de tiempo. En la práctica, la categoría legal se mantiene, aunque las condiciones reales de cría hayan cambiado.

¿Entonces?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llamado la atención sobre esta situación. Por un lado, recuerda que los huevos “camperos” se están vendiendo con un sobreprecio notable respecto a los huevos de suelo. Por otro, denuncia que el consumidor no está siendo informado de que las gallinas camperas llevan tiempo confinadas por la gripe aviar y, aun así, los huevos siguen etiquetados como si las aves tuvieran acceso al exterior.
Pide que se revise la normativa y que, al menos, se informe de forma clara en el etiquetado y en el punto de venta cuando se apliquen este tipo de medidas excepcionales. También cuestiona que se hable de los costes de cambiar envases como argumento principal, teniendo en cuenta que el código que marca el tipo de cría se imprime automáticamente sobre la cáscara del huevo.
Como consumidores, ¿qué podemos hacer?
En este contexto, la pregunta es sencilla: ¿tiene sentido seguir pagando el sobreprecio del huevo campero si las condiciones de cría no son las que corresponden? La respuesta dependerá de cada persona, pero hay algunas claves que pueden ayudar a decidir:
- Saber que la seguridad alimentaria no está en cuestión: los huevos siguen siendo seguros si se manipulan y cocinan correctamente.
- Entender que hoy el código 1 en la cáscara no describe lo que el consumidor imagina como huevo campero, las gallinas no salen al exterior, así que en la práctica no estamos ante huevos camperos, sino ante huevos de suelo vendidos como “camperos” con el respaldo de la normativa.
- Dar más peso al origen y al productor: granjas de confianza, comunicación transparente, proyectos que expliquen qué están haciendo y por qué.
- Y, por supuesto, seguir informándose para comprar con intención, no sólo guiados por una palabra en grande en el envase.
En Gastronomía y Cía seguiremos atentos a la evolución de este tema y a cualquier cambio normativo que afecte a lo que realmente llega a la cesta de la compra cuando elegimos unos huevos u otros.
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