
Hoy conocemos un estudio de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos) en el que se concluye que los edulcorantes no calóricos pueden alterar las señales del cerebro sobre el apetito. La nueva investigación apunta que un endulzante común como la sucralosa, aumenta la actividad del hipotálamo, una región cerebral responsable de regular el hambre y el peso corporal.
Los investigadores explican que este aumento de actividad se traduce en un incremento del apetito, y especialmente en personas que padecen obesidad. Otro dato que se ha observado es que la sucralosa modifica la comunicación del hipotálamo con otras áreas cerebrales relacionadas con la motivación y la regulación del comportamiento alimentario. Recordemos que en el año 2016 una investigación de la Universidad de Sidney (Australia), concluía que los edulcorantes artificiales pueden aumentar el apetito debido a que provocaba una alteración de los centros de recompensa cerebrales.
Se calcula que aproximadamente el 40% de los estadounidenses consumen edulcorantes no calóricos con el propósito de reducir la ingesta de azúcar o de calorías, pero, ¿realmente su consumo ayuda a regular el peso corporal? Con el fin de responder a esta pregunta se ha llevado a cabo esta investigación, analizando cómo la sucralosa afectaba a la actividad cerebral, a los niveles hormonales y a la sensación de hambre en los 75 participantes del ensayo.
El estudio fue diseñado como un experimento aleatorizado en el que los participantes consumieron en diferentes sesiones agua, una bebida endulzada con sucralosa o una bebida endulzada con azúcar. Posteriormente se realizó una resonancia magnética funcional a todos los participantes, un análisis de sangre y una serie de evaluaciones sobre su nivel de hambre antes y después del consumo de cada tipo de bebida.
Para los expertos los resultados han sido concluyentes, ya que la sucralosa aumentó la sensación de hambre y la actividad del hipotálamo, especialmente en aquellas personas que tenían obesidad. También se constató una modificación de la comunicación del hipotálamo con otras áreas del cerebro relacionadas con la motivación y el control del apetito. Este hecho podría explicar por qué muchas personas que consumen edulcorantes artificiales no calóricos siguen experimentando el deseo por los alimentos dulces, pudiendo influir en la tendencia al incremento de peso a pesar de que no consuman azúcar.

Otro descubrimiento importante es el hecho de que a diferencia del azúcar, la sucralosa no aumentó los niveles de las hormonas que inducen a la saciedad, como son la insulina y el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1). Esto indica que el consumo de sucralosa podría causar una descompensación en el mecanismo de la regulación del hambre, lo que podría provocar cambios en los antojos y en el comportamiento alimenticio a lo largo del tiempo.
La investigación también ha encontrado diferencias significativas entre los hombres y las mujeres, apuntando que, en general, las mujeres tuvieron cambios más pronunciados en la actividad cerebral en comparación con los hombres. Esto sugiere que los efectos de la sucralosa podrían ser diferentes según el género y posiblemente por diferencias hormonales o metabólicas que influyen en el modo en que el cerebro responde a los edulcorantes artificiales.
Estos resultados se suman a un creciente número de evidencias que cuestionan la seguridad del consumo habitual de edulcorantes artificiales, recordemos que investigaciones anteriores han sugerido que estos compuestos podrían alterar la flora intestinal, lo que podría afectar a la salud metabólica y digestiva, o que incluso inducen a la intolerancia a la glucosa. Además, otros estudios han relacionado el consumo de edulcorantes durante el embarazo con alteraciones en el microbioma del futuro bebé, lo que podría aumentar el riesgo de obesidad infantil.

Ante los resultados obtenidos en el estudio, los expertos han decidido poner en marcha un nuevo estudio para analizar los efectos de los edulcorantes no calóricos en el cerebro de los niños y los adolescentes, ellos son quienes consumen este tipo de endulzantes con mayor frecuencia. Los investigadores comentan que el cerebro en desarrollo de niños y adolescentes es particularmente vulnerable a influencias externas, pudiendo ser un momento crítico para la intervención en los hábitos alimenticios.
Los edulcorantes sin calorías han sido promovidos durante años como una alternativa saludable al azúcar, especialmente para personas que buscan perder peso o controlar enfermedades como la diabetes. Sin embargo, este estudio sugiere que su consumo podría tener efectos no deseados en el cerebro y en el comportamiento alimenticio, especialmente en personas con obesidad.
Los investigadores explican que es necesario llevar a cabo más investigaciones para determinar el impacto a largo plazo del consumo de edulcorantes no calóricos, pero los resultados de este estudio refuerzan la importancia de un consumo moderado y consciente de estos endulzantes. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Escuela de Medicina Keck, y en este artículo publicado en la revista Nature Metabolism.
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