Durante el último año, los productos alimenticios han aumentado desmesuradamente sus precios y los consumidores nos hemos quejado, afecta a nuestro poder adquisitivo y en algunos casos se empiezan a recortar gastos en la alimentación o se buscan los productos más baratos como los que nos ofrecen las marcas blancas. Sin embargo, a través del informe anual que proporciona la consultora Nielsen sobre cómo han evolucionado los precios, podemos conocer que lo que intentamos ajustar y ahorrar en la alimentación, nos lo gastamos en otras cosas, especialmente en ocio, electrodomésticos, videojuegos y demás artículos de lujo.
¿Cambiamos disfrutar de una buena mesa por una televisión o una videoconsola?, parece ser que sí, el ocio aplasta la alimentación. Posiblemente, algunos consumidores muestran satisfechos su nuevo televisor, su coche fantástico o su increíble repertorio de juegos de videoconsola mientras en su mesa la comida mengua y se ajustan el cinturón sacrificando la alimentación. Uno de los mejores placeres de la vida es comer y lo hacemos a diario, del alimento depende nuestro estado de ánimo, nuestra fortaleza, nuestra salud e incluso nuestra longevidad, no compensa abandonar la calidad de los alimentos.
El informe de la consultora no deja lugar a dudas, el gasto en alimentación se ha reducido notablemente mientras que otros sectores han experimentado un fuerte crecimiento. Por cierto, sería interesante conocer cuál ha sido el gasto que los consumidores han realizado en la restauración, ya que también puede considerarse ocio.
El pasado año, el crecimiento del gasto alimenticio rondó el 5,5% de crecimiento en la tasa interanual, el menor incremento de los últimos seis años, mucho ha tenido que ver la escalada inflacionista que parece augurar una crisis y una posterior recesión económica.
La comida es nuestro sustento y nuestro placer, nos fijamos mucho en la subida de diez céntimos de un producto alimentario (con ello no queremos decir que sea justo, ni mucho menos), en cambio pagamos elevados precios por otros productos de ocio sin apenas rechistar. Al final podremos disfrutar plácidamente en nuestra casa frente al majestuoso televisor de plasma comiéndonos un bocadillo de pan con pan, la consecuencia será que al no comer sufriremos anorexia cerebral, nuestro cerebro terminará adelgazando.