El consumo de fast food podría tener un impacto muy significativo en el riesgo de padecer Alzheimer, más que la propia genética, así se concluye en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Northeastern (Estados Unidos). Según los resultados, los expertos apuntan que una dieta rica en grasas y azúcares puede influir más en el desarrollo de Alzheimer, que la presencia de ciertos genes asociados a la enfermedad.
En este trabajo los investigadores analizaron los efectos de una dieta rica en grasas y azúcares en un ensayo con roedores de laboratorio. Los expertos comentan que algunos roedores tenían genes que aumentaban el riesgo de padecer Alzheimer, el resto estaba libre de esta carga genética. Durante un periodo de cuatro meses se alimentó a los animales con una dieta compuesta principalmente por carbohidratos (34% de ellos azúcar), un 21% de grasas y un 17% de proteínas.
Posteriormente se evaluaron las funciones cognitivas de los roedores y se realizaron estudios de resonancia magnética funcional (técnica de neuroimagen que permite medir y visualizar la actividad cerebral en tiempo real) para analizar la conectividad cerebral en 173 áreas diferentes del cerebro. Recordemos que el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta mediante un progresivo deterioro cognitivo, así como con diferentes trastornos conductuales. La muerte de las células neuronales reduce las capacidades de distintas áreas cerebrales, se produce una pérdida progresiva de memoria y otras capacidades mentales. Es una enfermedad incurable y terminal que afecta sobre todo a las personas mayores de 65 años.
Los resultados sorprendieron a los investigadores, se esperaba que los ejemplares hembra con predisposición genética fueran los más afectados, pero la realidad es que los mayores déficits cognitivos se detectaron en los ejemplares macho que no tenían el gen de riesgo de la enfermedad. Las pruebas de comportamiento en laberintos y los análisis cerebrales que se realizaron, revelaron que estos animales experimentaban una hiperconectividad en el cerebro, especialmente en las regiones relacionadas con el metabolismo y el consumo de alimentos.
La resonancia magnética constató que los machos sin la variante genética que predisponía al Alzheimer, tenían una alteración en la conectividad funcional de los circuitos cerebrales que estaban relacionados con la alimentación, algo que que sugiere que la dieta podría estar afectando directamente a la función cerebral, incluso sin la presencia de factores de riesgo genético.
Relación entre dieta y Alzheimer
Los expertos comentan que esta nueva investigación refuerza la teoría de que el Alzheimer podría estar relacionado con problemas vasculares y que las nuevas evidencias apuntan a que la salud cardiovascular podría desempeñar un papel más importante de lo que se creía hasta el momento. En el estudio se observó que el flujo sanguíneo cerebral se veía afectado por el consumo de una dieta rica en grasas y azúcares, lo que podría ser un factor clave en el desarrollo del Alzheimer. Recordemos que durante años se ha considerado que esta enfermedad estaba vinculada a la acumulación de proteínas beta-amiloide en el cerebro, proteína que en condiciones normales tiene funciones celulares que no se comprenden del todo, sin embargo, cuando se acumula de manera anormal, forma placas que se depositan entre las neuronas e interfieren en las funciones cerebrales.
El estudio también sugiere que los hábitos alimenticios podrían estar alterando la forma en que el cerebro regula la ingesta alimentaria. Los resultados mostraron que los roedores macho sin predisposición genética tenían cambios en el cerebelo, región que es clave en el control de la alimentación. Los investigadores determinaron que el cerebelo junto al hipotálamo juegan un papel importante en la regulación del metabolismo, y el comportamiento alimentario y la hiperconectividad observada, podrían ser un mecanismo de compensación que altera la conducta de alimentación y el procesamiento cognitivo.
Los resultados de este estudio se suman a la creciente evidencia de que una alimentación inadecuada puede contribuir al deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de Alzheimer. Recordemos que un estudio de la Universidad de Minnesota concluyó que un saborizante de mantequilla podría estar asociado al Alzheimer, saborizante que es ingrediente común en margarinas, aceites, palomitas de maíz preparadas, snacks, bollería industrial y otros productos alimenticios incluido el fast food.
Otros estudios han vinculado la dieta con la salud cerebral y desde hace bastantes años, se puede citar este estudio del año 2008 en el que una experta del Instituto Karolinska (Suecia) concluía que la comida basura se asociaba al riesgo de sufrir Alzheimer. También se puede citar otro estudio más reciente de la Universidad del Sur de California en el que se concluía que el consumo de comida basura en la adolescencia perjudica al desarrollo del cerebro y la memoria a largo plazo.
Por el contrario, llevar una alimentación basada en la Dieta Mediterránea, puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la función cognitiva. Recordemos que el aceite de oliva que forma parte de esta dieta, reduce el riesgo de demencia.
Los expertos comentan que la relación entre la dieta y el Alzheimer también se ha observado en estudios con seres humanos, algunos han concluido que el sobrepeso y la obesidad en edad mediana pueden aumentar el riesgo de desarrollar demencia en la vejez, algo que se debe, en parte, a la resistencia a la insulina y a la inflamación crónica que son causadas por dietas ricas en grasas saturadas y azúcares refinados.
El estudio que podéis consultar en este artículo de la Universidad de Northeastern y de forma más detallada en este artículo de la revista científica BMC Neuroscience, es otra prueba de lo importante que es seguir una dieta saludable para reducir el riesgo de desarrollar todo tipo de enfermedades.
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