
En un contexto mundial en el que las enfermedades no transmisibles, como por ejemplo el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias están aumentando de forma alarmante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha una nueva estrategia conocida como la Iniciativa «3 para el 35».
Pero, ¿qué es la Iniciativa «3 para el 35» de la OMS y por qué resulta tan relevante en estos momentos? Se trata de un plan ambicioso que propone incrementar los precios reales de tres productos que son especialmente perjudiciales para la salud pública, como son las bebidas azucaradas, el alcohol y el tabaco, al menos un 50% para el año 2035, y para ello se apuesta por la implantación de impuestos que se diseñarán específicamente con el objetivo de mejorar la salud pública. Para abordar las cuestiones que más nos competen, vamos a centrarnos en el apartado de las bebidas azucaradas.
La OMS comenta que cuando algo sube de precio su consumo tiende a reducirse, y dado que hablamos de productos que contribuyen a millones de muertes prematuras cada año, su efecto podría traducirse en un gran número de vidas salvadas, unos sistemas de salud más sostenibles y una economía con mayor fortaleza a largo plazo. Según cálculos de la OMS, con esta medida se podrían evitar hasta 50 millones de muertes prematuras en los próximos 50 años, generando un gran volumen de ingresos fiscales adicionales en tan sólo 10 años, dinero que podría reinvertirse en sanidad, educación u otras necesidades de carácter social.
La Iniciativa «3 para el 35» no nace de la nada, ni es sólo una recomendación teórica, se apoya en las evidencias y en las experiencias reales de los países que han implementado impuestos a los productos mencionados y que según los datos, han obtenido resultados positivos. Podemos citar como ejemplo el gravamen que se introdujo en el Reino Unido, un impuesto del azúcar que funciona bien según los expertos en nutrición. De hecho, ha logrado reducir el contenido de azúcar en los refrescos y reducir el consumo sin afectar negativamente a la industria. Aquí podréis consultar noticias relacionadas y la lista de los países que han introducido este tipo de impuestos al azúcar y sus resultados.
Pero, lo cierto es que a pesar de que algunos resultados de estas políticas son alentadores, la implementación de impuestos a productos considerados perjudiciales todavía encuentra resistencia en muchos países del mundo, especialmente por parte de las industrias afectadas. Empresas del sector de las bebidas azucaradas argumentan que no hay evidencia concluyente de que estos impuestos reduzcan la obesidad o mejoren la salud pública. En su momento, asociaciones como CAOBISCO (Asociación de Chocolate, Galletas y Confitería), aseguraban que un impuesto selectivo no es efectivo para luchar contra la obesidad, comentando que en el problema de la obesidad influyen muchos factores y los impuestos de este tipo no son la solución.

Organizaciones y empresas afectadas promueven alternativas como la reformulación de los productos, un etiquetado transparente o la puesta en marcha de campañas de marketing responsable. Sin embargo, la OMS insiste y asegura que los impuestos bien diseñados y aplicados son una de las herramientas más eficaces y rentables para mejorar la salud de la población y paralelamente reducir la carga de enfermedades no transmisibles. Merece la pena retomar la lectura del post “El azúcar añadido en las bebidas es más peligroso que el azúcar añadido en los alimentos”, para entender por qué se habla de introducir primero el impuesto en las bebidas azucaradas y quizá posteriormente se introduzca en otros productos como chocolates y productos de confitería.
La OMS ha formado una alianza con gobiernos, organizaciones no gubernamentales, instituciones académicas y organismos internacionales como el Banco Mundial, Bloomberg Philanthropies, etc., para apoyar a los países en el diseño y aplicación de políticas fiscales con carácter saludable, se trata de una cooperación que incluye desde una asistencia técnica y apoyo legal, hasta el desarrollo de campañas de sensibilización y espacios de aprendizaje entre los distintos países.
La iniciativa se presenta como una respuesta estratégica a la crisis de la financiación del desarrollo sostenible, ya que a medida que la ayuda internacional de carácter oficial disminuye, los países tienen que buscar fuentes de financiamiento que sean más estables y autónomas, y claro, en este sentido, los denominados impuestos saludables se convierten en una doble solución, ya que ayudan a mejorar la salud de la población y, supuestamente, fortalecen la economía y reducen la dependencia de ayuda de terceros.
La Iniciativa «3 para el 35» de la OMS supone un cambio de paradigma en la forma en la que se aborda la prevención de enfermedades y la financiación pública de salud, al centrar sus esfuerzos en productos que tienen un impacto negativo y combinar las medidas fiscales con la cooperación internacional. Por ello la organización ofrece una hoja de ruta con el objetivo de construir sociedades más saludables, equitativas y sostenibles mediante el aumento del precio de productos como las bebidas azucaradas.
Podéis conocer más detalles de la Iniciativa «3 para el 35» a través de la página oficial de la OMS.
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