La campaña navideña suele ser uno de los momentos más importantes del año para el sector del porcino y especialmente en provincias como Segovia, donde el cochinillo es un producto emblemático en los hogares y en la restauración. Sin embargo, este año la situación es muy diferente y muchos ganaderos afrontan la campaña con una enorme incertidumbre, ya que ante la falta de salidas a través de los canales tradicionales, han optado por ofrecer cochinillos en venta directa al consumidor para esta Navidad.
Esta es una medida adoptada para aliviar, en parte, las dificultades económicas que atraviesa el sector debido a la actual crisis de la peste porcina africana (PPA). La granja segoviana El Pilar, entre otras explotaciones, ha decidido abrir canales de venta directa a través de su web y las redes sociales, para que los consumidores puedan adquirir cochinillos de gran calidad, ya sean frescos o congelados, a precios que son sensiblemente más bajos que los que podemos encontrar en otros comercios, complementando esta opción con recetas de cocina tradicionales para su preparación.
La peste porcina africana es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta exclusivamente a los cerdos domésticos y a los jabalíes. No supone un riesgo para la salud humana ni por el consumo de carne, pero su impacto en el ganado porcino es devastador por las altas tasas de mortalidad en los animales infectados, y porque actualmente no hay una vacuna disponible. Este virus puede propagarse con rapidez entre la cabaña porcina, además es persistente en productos y en ambientes durante largos periodos de tiempo, lo que lo convierte en una amenaza grave para la producción y comercio del sector porcino.
En nuestro país, tras más de tres décadas sin casos confirmados de la enfermedad, la peste porcina africana ha resurgido este año con un brote que fue detectado a finales del pasado mes de noviembre en jabalíes localizados en el entorno de Bellaterra / Cerdanyola del Vallès (Barcelona). Las autoridades sanitarias confirmaron los primeros casos, activando posteriormente los protocolos de emergencia y contención, en colaboración con servicios veterinarios oficiales y la Unión Europea.
Desde entonces, se han localizado y analizado decenas de cadáveres de jabalíes con múltiples positivos dentro del perímetro de control establecido por las autoridades. Entre las medidas adoptadas se incluye la delimitación de las zonas infectadas, una vigilancia intensiva, la captura y eliminación de los jabalíes silvestres del área, o las restricciones de acceso a los espacios naturales.
Como era de esperar, la detección de la enfermedad en el territorio español ha tenido repercusiones económicas inmediatas. Terceros países importadores de cerdo impusieron restricciones temporales a las exportaciones de productos porcinos procedentes de las zonas afectadas, además, se han adoptado medidas de regionalización para permitir que el comercio desde áreas no afectadas continúe con menos limitaciones. A esto hay que añadir que la Unión Europea también ha marcado la extensión de las zonas con medidas especiales de control hasta febrero del año que viene, como parte de las acciones coordinadas de esta emergencia.
Adicionalmente se han anunciado ayudas financieras desde administraciones autonómicas, para apoyar al sector porcino ante esta crisis que podría causar pérdidas económicas significativas, tanto por la caída temporal de la actividad, como por las limitaciones de comercio en los mercados internacionales. Ante la gravedad de la situación y aunque no se han detectado casos en las explotaciones ganaderas comerciales españolas hasta la fecha, el sector se mantiene en alerta máxima con vigilancia reforzada y con unas medidas de bioseguridad estrictas que tienen la finalidad de contener el foco.
La iniciativa de venta directa de cochinillos al consumidor es una respuesta que, por un lado, permite ofrecer a los consumidores un producto tradicional a un precio justo, y por el otro, la posibilidad de generar liquidez a esas pequeñas y medianas explotaciones porcinas, que no encuentran salida para los animales destinados a los mercados mayoristas o por unos mataderos saturados que ponen en riesgo su rentabilidad. Esta propuesta también contribuye a reforzar la relación entre productores y consumidores por la calidad del cochinillo, la trazabilidad y la certificación sanitaria de los productos ofrecidos.
Lo cierto es que la situación actual de la peste porcina africana plantea importantes retos para el sector porcino español, por un impacto que va desde el campo y la actividad ganadera, hasta los mercados internacionales. La iniciativa de venta directa al consumidor es loable, es el modo de acercar a los consumidores un producto emblemático de la gastronomía española de manera responsable, accesible y con garantía de calidad, pero personalmente creemos que aunque algo ayudará para contar con unos ingresos mínimos, tal y como comentan aquí, no será suficiente para hacer frente a esta crisis.
Si queréis ampliar la información y, de paso, apoyar al sector, en la web de El Pilar tenéis disponible el cochinillo (os dejamos el enlace aquí).
