Un grupo de investigadores de la Universidad Victoria (Australia) trabaja en el desarrollo de una app denominada MIDY (Mobile Intervention for Drinking in Young), cuyo cometido es ayudar a controlar el consumo de alcohol entre los universitarios y estudiantes que viven en colegios residenciales. Con esta aplicación se pretende reducir la ingesta de alcohol mediante el envío de mensajes SMS personalizados a cada usuario que la utilice, de momento, las pruebas preliminares han demostrado que es eficaz, aunque queda mucho trabajo por hacer.
MIDY es una aplicación piloto financiada en el marco de una iniciativa puesta en marcha por VicHealth, fundación que se centra en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades crónicas a través de la financiación de investigaciones e iniciativas que pueden contribuir a mejorar la salud de la población. Esta organización cuenta con un presupuesto de tres millones de dólares australianos para prevenir los daños asociados al consumo de alcohol en un programa que concluirá en el año 2019.
Con la app se pretende realizar intervenciones en grupos cuyos miembros se han asociado al consumo de alcohol durante los últimos años, participarán en este trabajo estudiantes de cuatro universidades y se testará la eficacia de las intervenciones de MIDY. La app funciona como una especie de consejero cibernético, primero se debe configurar, para ello los estudiantes deben introducir sus prioridades (estudios, trabajo, etc), la frecuencia con la que salen, qué bebidas suelen tomar, el gasto medio que realizan y el estado de ánimo que tienen mientras beben.
La aplicación se encargará de recordarles sus obligaciones y prioridades de forma personalizada, sea mediante preguntas o afirmaciones, por ejemplo, “¿no tienes que ir a trabajar mañana?”, “¿a qué hora debes volver a casa?”, información con la que se pretende, en cierto modo, hacer entrar en razón a los jóvenes, intentar cambiar la cultura nociva de la bebida, procurar que realicen un consumo responsable y que comprendan que para pasar un buen rato no es necesario beber.
El consumo excesivo de alcohol se considera un importante problema de salud pública en Australia, pero hasta la fecha las estrategias que se han llevado a cabo para intentar reducir el consumo de bebidas alcohólicas han sido ineficaces. Los expertos consideran que este sistema puede ser efectivo porque se trata de una intervención breve y a medida, similar a la que se realiza a través de la educación en la escuela primaria mediante intervenciones individuales. Recordemos que la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) dio a conocer este informe en el año 2015, en el que Australia aparecía como el segundo país del mundo con mayor índice de consumo de alcohol.
Dado que el teléfono móvil ha proliferado significativamente en los últimos años y que prácticamente todos los jóvenes lo utilizan, las intervenciones pueden abarcar un mayor segmento poblacional. La aplicación realiza una evaluación a lo largo del día mediante cuestionarios y responde a los usuarios según los datos que dispone, claro, que es posible que algunos no hagan ni caso a los mensajes y sigan con su noche de fiesta y consumo de alcohol, pero según los investigadores, estos son los menos, ya que la app ha tenido un buen recibimiento y en la pruebas preliminares ha obtenido una tasa de respuesta de 89%.
A lo largo de los próximos dos años se va a analizar cómo se pueden ajustar los mensajes antes, durante y después de los momentos de consumo de alcohol. Por otro lado, se está trabajando con los administradores de las universidades y los líderes estudiantiles para revisar las políticas del consumo de bebidas alcohólicas dentro de las cuatro universidades participantes en este proyecto, con ello se pretende analizar si existe una desconexión entre las políticas de cada centro y el comportamiento de los jóvenes, para ver qué o no funciona. La idea es interesante, aunque su aplicación puede generar muchas dudas, ya que como hemos comentado, el que quiera beber lo hará e ignorará los mensajes de la aplicación, por lo que será necesario esperar a que concluya el periodo de dos años de investigación y desarrollo para ver si realmente es efectiva.
Podéis conocer todos los detalles del proyecto MIDY a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad Victoria.