Hay que pronunciarse ante los dominios de la industria alimentaria

¿Recordáis hace unos días cuando hablamos sobre el chocolate Dubái? Si os lo perdisteis y os preguntáis si realmente es tan popular como dicen, podéis consultarlo en este enlace. El fenómeno que se ha desatado en redes sociales, conocido como «viral«, ha causado furor, y no es para menos, ya que parece ser capaz de contagiar a miles de personas.

El chocolate Dubái es, en resumen, una tableta rellena de una mezcla de pasta kataifi (o kadaif), que aporta una textura crujiente, y crema de pistacho, añadiendo no sólo el sabor tan característico de este fruto seco, también una dosis considerable de azúcar. Una versión bien elaborada de este chocolate tiene todo para ser un placer al paladar, pero surge una pregunta: ¿qué sucede cuando la industria alimentaria se encarga de su producción?

La estrategia de Lidl y el fenómeno de la escasez creada

Desde principios de semana, Lidl anunció con gran expectación que el chocolate Dubái estaría disponible en sus estanterías a partir del viernes, y que la oferta duraría sólo tres días. Sin embargo, lo que parecía una oferta limitada rápidamente se convirtió en una especie de caza al tesoro. En muchos supermercados el producto se agotó en cuestión de minutos o, en algunos casos, ni siquiera llegó a aparecer en las estanterías. Pero, ¿qué ocurrió realmente?

La respuesta parece sencilla: escasez programada. Una táctica de marketing conocida por crear un sentimiento de exclusividad y urgencia, diseñada para hacer que los consumidores sientan que están ante una oportunidad única que no pueden dejar pasar. Al distribuir pocas unidades, Lidl logra que se hable del chocolate Dubái en todos los rincones de internet, y genera la sensación de que si no actúas rápido, te quedarás fuera de la tendencia. Un movimiento tan estratégico como arriesgado, pero efectivo.

Y aquí surge la otra pregunta: ¿realmente es tan exclusivo o simplemente se manipula la disponibilidad del producto para crear ese deseo de compra inmediata?

La psicología del consumo impulsivo

El fenómeno del chocolate Dubái ha demostrado una vez más que somos seres impulsivos, y eso es algo que la industria alimentaria sabe muy bien. ¿Por qué hay personas dispuestas a levantarse a las 6 de la mañana, hacer cola frente a un supermercado y arriesgarse a salir con las manos vacías, por un chocolate? Esta pregunta puede parecer sencilla, pero esconde una psicología compleja.

El principal factor aquí es el FOMO (Fear of Missing Out o «miedo a perderse algo»), que genera una ansiedad colectiva por no estar a la vanguardia de la moda. En la era de las redes sociales, donde las tendencias se difunden a una velocidad vertiginosa, lo que es viral hoy puede ser irrelevante mañana. La gratificación instantánea que nos lleva a buscar placer en objetos de consumo inmediatos, hace que la gente prefiera pasar por esa experiencia en lugar de esperar a cocinar algo casero, aunque eso implique un mayor esfuerzo y tiempo.

Es interesante notar cómo, al mismo tiempo, muchas personas no son capaces de levantarse temprano para preparar un desayuno en casa, pero sí para ir a comprar algo que en pocas horas ya se ha vuelto un objeto deseado. ¿Por qué esa diferencia de actitud frente a la alimentación?

El papel de las redes sociales en la alimentación

El poder de las redes sociales en la moda alimentaria es innegable. Plataformas como TikTok se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para que productos como el chocolate Dubái alcancen una viralidad sin precedentes. La comida ha dejado de ser un medio para alimentarnos, se ha transformado en un espectáculo visual que conquista nuestras pantallas, nuestro tiempo y, en última instancia, nuestro bolsillo.

Los supermercados lo saben y explotan esta tendencia de forma calculada. Cada vez más, las grandes cadenas de distribución lanzan productos con un toque de exclusividad o limitación en el tiempo, sabiendo que eso atraerá multitudes dispuestas a consumir sin pensarlo demasiado.

Mientras el mercado de los productos ultraprocesados gana protagonismo en las redes sociales, la comida casera y saludable permanece a la sombra. ¿Por qué un chocolate viral tiene más visibilidad que un simple plato de arroz con verduras? Es una cuestión de marketing, de manipulación de la percepción y, sobre todo, de cómo las redes sociales favorecen lo que se consume en masa, más que lo que nutre verdaderamente.

El contraste con la alimentación consciente

En un mundo donde la alimentación ha sido reducida a tendencias y modas virales, la cocina casera y consciente parece perder protagonismo. Cada vez menos personas se toman el tiempo de cocinar con ingredientes reales, mientras las masas se precipitan por productos que lo único que hacen es alimentar la demanda del consumo sin consciencia.

¿Cómo podemos cambiar esta mentalidad? La respuesta está en recuperar el valor de lo simple: la cocina casera, el tiempo invertido en preparar algo con nuestras manos, eligiendo ingredientes con criterio y sabiendo lo que estamos consumiendo. Lo que está en juego es mucho más que una moda pasajera: se trata de nuestra salud, de lo que le estamos transmitiendo a las futuras generaciones y de la manera en que nos relacionamos con la comida.

Esto sí debería ser viral

La industria alimentaria ha perfeccionado las técnicas de manipulación del consumidor. Nos hace creer que un producto, en este caso el chocolate Dubái, es una necesidad imperiosa, que hay que apresurarse para no quedarse sin, mientras la comida casera y saludable pasa desapercibida. Pero la realidad es que nosotros tenemos el poder de decidir qué promovemos.

Si algo debe ser viral, es el pensamiento crítico sobre lo que comemos. Es momento de preguntarnos si realmente queremos seguir siendo marionetas de la industria o si vamos a recuperar el control sobre nuestra alimentación. La verdadera revolución comienza en nuestra propia cocina. Queremos saber que no estamos solos en este pensamiento. Si compartes nuestra preocupación y quieres ser parte de este cambio, háznoslo saber. Juntos podemos empezar a tomar el control de lo que consumimos.

P.D. Hemos visto varios vídeos en Tik Tok para saber qué opinaban los usuarios que habían comprado el chocolate Dubái y no son pocos los que dicen que no pagarían más de dos euros por ese chocolate cuya tableta está a 4’49 euros. Era de esperar. Y lo fácil que es hacerlo 👇

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Crédito imágenes 2 / 3 | Depositphotos

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