Las tendencias de los colores alimentarios para 2026 muestran un panorama visual que va mucho más allá de la estética, reflejan emociones, aspiraciones de bienestar y nuevas formas de los consumidores para relacionarse con los alimentos. Así lo explica Oterra, la mayor compañía del mundo especializada en colorantes naturales, augurando que el próximo año estará marcado por los tonos cálidos como el amarillo y el naranja, colores profundos como el púrpura y el verde, y colores que empiezan a ganar protagonismo como el turquesa y el burdeos, y todos con un fuerte componente sensorial y emocional.
Pero, para comprender las tendencias citadas, es necesario saber algo más de Oterra, una empresa con más de un siglo de historia que se dedica a desarrollar colorantes 100% naturales para alimentos y bebidas. Su principal objetivo es reemplazar los colores sintéticos por alternativas obtenidas a partir de las frutas, las plantas, las raíces, las algas y otros ingredientes, siempre de origen natural.
Esta empresa opera a nivel mundial, invierte en investigación científica, desarrolla soluciones tecnológicas para estabilizar pigmentos, y trabaja con la industria alimentaria para adaptar los colores a los gustos, las emociones y las expectativas de los consumidores. Por ello, los análisis de tendencias que realiza la empresa se han convertido en una referencia para fabricantes, marcas y desarrolladores de alimentos y bebidas de los cinco continentes.
Cómo se sabe qué colores alimentarios serán tendencia
Las tendencias de color no son fruto del azar, los datos se recaban a partir de los análisis combinados de los estudios de consumo, las investigaciones sensoriales, la observación de patrones culturales y emocionales, el comportamiento de compra, el desarrollo tecnológico de pigmentos naturales y la monitorización de la innovación en el segmento de los alimentos y las bebidas a nivel mundial.
Tanto Oterra como otras compañías, estudian cómo cada tono influye en la percepción del sabor, la calidad, la naturalidad o la salud, así como su presencia en mercados como el de las bebidas funcionales, los snacks, los lácteos, la repostería o productos alternativos elaborados 100% con ingredientes vegetales. Con esta información se desarrollan los informes que predicen qué colores dominarán el mercado alimentario y las razones. Y recordemos que todo influye en el sabor de los alimentos.
El creciente interés por el bienestar físico y emocional impulsa la popularidad del amarillo y el naranja, ya que se trata de tonos cálidos, cercanos y reconfortantes. Hablando del naranja, este color está especialmente asociado con la salud digestiva, la inmunidad, la energía y la creatividad. Se trata de colores que evocan la familiaridad y el confort, por lo que los consumidores se sienten naturalmente atraídos por su vitalidad.
Estos colores se verán en categorías alimentarias como las sopas y cremas, los zumos y las bebidas cítricas, los snacks horneados y los productos alimenticios con posicionamiento saludable. Hay que decir que el amarillo y el naranja iluminan visualmente los alimentos, pero también transmiten una sensación de energía amable que encaja con la búsqueda de ese bienestar equilibrado.
Hasta hace poco los colores llamativos y artificiales dominaban el mercado, pero ahora destaca una tendencia opuesta, los tonos profundos, sofisticados y poco habituales. En Europa, por ejemplo, triunfan los púrpuras joya (tonos púrpuras intensos, profundos y brillantes que son similares a los colores de piedras preciosas) como los magentas intensos, los violetas profundos o lavandas suaves. En países como Estados Unidos ganan protagonismo los verdes y azules terrosos que se relacionan con el mundo vegetal, el mundo botánico y la autenticidad natural.
La razón de este vaticinio es que se trata de colores diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver en la comida diaria, llaman la atención por su rareza, resultan fotogénicos y evocan naturalidad, aunque técnicamente sean los colores más difíciles de obtener a partir de ingredientes naturales. Estos colores se podrán ver especialmente en bebidas funcionales, en la coctelería sin alcohol, en helados y postres, en la gastronomía creativa y en el food service (alimentos y bebidas destinados al consumo fuera del hogar).
El turquesa se convertirá en uno de los colores más innovadores del año 2026, se trata de un color que representa tranquilidad, claridad y equilibrio emocional. En un mundo donde el estrés es creciente, existen problemas de sueño y una búsqueda del cuidado personal, este color responde a una necesidad emocional sencilla, la calma. Cierto es que se trata de un tono inesperado en el segmento de la alimentación, pero precisamente por ello logra despertar curiosidad funcionando bien en quesos y productos gourmet, dulces y repostería creativa, bebidas refrescantes y snacks con propuestas sensoriales diferentes. Según Oterra, el turquesa será el color de los consumidores que buscan una experiencia relajante y refrescante.
El burdeos llega con fuerza porque combina dos elementos muy demandados, la sofisticación e impulso vital. Se trata de un tono que sugiere fuerza, longevidad, pasión y salud, asociándose a los productos ricos en proteínas, los alimentos funcionales, los snacks “premium”, las alternativas vegetales y los productos alimenticios asociados al rendimiento físico y la recuperación. Oterra comenta que, además, los consumidores relacionan de forma intuitiva el rojo profundo con los beneficios nutricionales, y que este tipo de tonos son especialmente deseados en el sector de la confitería en mercados como el de Estados Unidos, el Reino Unido y México.
Por qué el color en los alimentos y bebidas importa tanto
Recordemos que el protagonismo del color no es algo nuevo, hay numerosos estudios que demuestran que influye directamente en cómo percibimos los alimentos y las bebidas. Desde la colorimetría aplicada en las universidades españolas, hasta investigaciones sobre envases o neuromarketing sensorial, la conclusión siempre es la misma, el color condiciona nuestra percepción más de lo que creemos.
Incluso el color del envase alimentario convence a los consumidores, un envase verde puede hacer que un alimento se perciba como más saludable, un formato redondeado puede intensificar la sensación de dulzor, un color intenso indica calidad en productos como el aceite de oliva o el vino, además, el color puede incluso modificar la percepción del precio o del valor nutricional.
Según explican aquí, el informe sobre las tendencias sobre los colores alimentarios para el 2026, muestra que el color en los alimentos es un lenguaje emocional, y el mapa cromático dado a conocer por la empresa, revela que los consumidores buscan algo más que el sabor, quieren experiencias, sensaciones y una conexión emocional. A través de la página de Oterra podréis conocer más detalle sobre el informe y sus vaticinios.