¿Sustancias tóxicas en la espuma de algunas cervezas?

Hoy conocemos los resultados de un estudio realizado por el instituto independiente RTI International, que puede preocupar a la industria cervecera y a los consumidores. El estudio ha revelado la presencia de sustancias tóxicas conocidas como PFAS o “químicos permanentes”, en la espuma de algunas cervezas que se comercializan en Estados Unidos.

Se trata de un descubrimiento que activa la alarma en la comunidad científica y en los sectores de la industria cervecera, ya que demuestra que más de la mitad de las 23 cervezas que se han analizado, contienen niveles que son medibles de estas sustancias tóxicas, cuyo impacto en la salud pública es, como ya hemos comentado en otras ocasiones, motivo de una creciente preocupación a nivel mundial.

Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) son una familia formada por más de 12.000 compuestos químicos sintéticos, ampliamente utilizados desde mediados del siglo pasado. Estas sustancias se utilizan en productos de uso diario, como las sartenes antiadherentes, la ropa impermeable, los envases alimentarios, las espumas contra incendios y otros materiales industriales, por su capacidad para repeler el agua, la grasa y el calor. Estas propiedades hacen que las sustancias sean prácticamente indestructibles, ya que ni el medio ambiente ni nuestro organismo pueden degradarlas con facilidad, de ahí que se denominen químicos permanentes.

Hablando de la cerveza, los PFAS no se integran de forma directa durante la producción de la bebida, su presencia procede principalmente del agua que se utiliza en el proceso de elaboración de la cerveza, ya que muchas cervecerías y especialmente las pequeñas y artesanales, suelen utilizar agua de la red pública. Si esa fuente de agua está contaminada con sustancias PFAS, como ocurre en regiones que están afectadas por los derrames industriales o las filtraciones de espumas retardantes de fuego, estos compuestos llegan a la bebida sin ser detectados por los procesos convencionales de filtración para separar las partes solidas e insolubles del mosto cervecero.

¿Es peligrosa la exposición a los PFAS?

Aunque los niveles de estas sustancias que se han encontrado en las cervezas del estudio no causan efectos inmediatos, sí suponen una preocupación sanitaria a largo plazo. Recordemos que los PFAS están relacionados con una serie de problemas de salud, incluso en pequeñas dosis y por exposición crónica. Entre los efectos documentados se pueden citar algunos tipos de cáncer, disfunción hepática, alteraciones del sistema endocrino y hormonal, supresión del sistema inmunológico, disminución de la eficacia de las vacunas, bajo peso al nacer y ciertos retrasos en el desarrollo infantil.

Otro aspecto destacado y preocupante de estos químicos tóxicos es el hecho de que son bioacumulables, el organismo no los elimina fácilmente, por lo que el consumo repetido de productos contaminados aunque sea en pequeñas cantidades, contribuye a que se acumulen de forma creciente. El estudio destaca que hasta un 99% de los estadounidenses ya tienen niveles detectables de PFAS en la sangre, debido a que estos tóxicos tienen presencia en el agua, los alimentos, los productos de higiene, productos de uso cotidiano como las pajitas, y como concluye el estudio, también en bebidas como la cerveza.

Hablando del estudio de RTI International, de las 23 cervezas evaluadas, 12 contenían al menos un tipo de PFAS detectable, incluyendo PFOA (ácido perfluorooctanoico) y PFOS (sulfonato de perfluorooctano), dos de los compuestos más estudiados y que actualmente están prohibidos en muchos países por su toxicidad. Algunas muestras de cerveza superaban los límites establecidos de estas sustancias por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos para el agua potable, pero hay que decir que de momento, no existen estándares legales específicos para la cerveza y quizá a partir de este estudio se baraje la posibilidad de establecerlos.

Los responsables de la investigación explican que la distribución de la contaminación también muestra un patrón geográfico, ya que las cervezas fabricadas en zonas con problemas de agua contaminada, como algunas zonas de Carolina del Norte, Michigan o California, tenían unas concentraciones más elevadas de PFAS.

Como decíamos, el descubrimiento causa un dilema en el sector cervecero, las grandes empresas suelen tener acceso a tecnologías de purificación avanzadas que permiten eliminar muchos contaminantes presentes en el agua antes de usarla, lo que reduce significativamente el riesgo de la presencia de PFAS. Sin embargo, las cervecerías pequeñas y artesanales, que como sabemos durante los últimos años han crecido en popularidad por su ámbito regional y sus recetas creativas y originales, no siempre cuentan con recursos para tratar el agua que reciben de la red pública.

Esta situación introduce una brecha de desigualdad tecnológica dentro del sector cervecero, planteando preguntas sobre la necesidad de imponer controles más estrictos y no sólo en el agua potable, también en los recursos utilizados por la industria alimentaria y de bebidas. La comunidad científica y diversos organismos de salud pública han empezado a solicitar que se amplíen las regulaciones sobre los PFAS en todos los alimentos y bebidas.

Para ello se establecen propuestas como el establecimiento de límites máximos de PFAS en productos alimentarios procesados y bebidas alcohólicas, invertir en sistemas accesibles de filtración y tratamiento de agua para las cervecerías pequeñas, promover la transparencia en el etiquetado de aquellos productos que podrían estar expuestos a las sustancias tóxicas PFAS, y fomentar la investigación sobre métodos que permitan eliminar estos compuestos del medio ambiente.

Por ahora los consumidores tienen pocas herramientas para protegerse directamente de estos compuestos, y es que no hay una forma fácil de saber si una cerveza contiene PFAS. Sin embargo, algunos expertos recomiendan que, como medida preventiva, pueden optar por cervezas elaboradas en aquellas regiones que tienen reducidos niveles de contaminación del agua, o por cerveceras que expresamente tratan el agua que utilizan.

Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página de Grupo de Trabajo Ambiental (EWG), y con más detalle, en este estudio (Pdf) publicado en la revista científica Ecotoxicology and Public Health.

Fotos 1 y 3 | Depositphotos

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