Olivada y tapenade: historia y diferencias de estas pastas de aceituna

Hoy nos parece lo más natural del mundo untar una tostada con olivada o preparar un aperitivo con tapenade, pero detrás de estas pastas de aceituna hay miles de años de historia culinaria. La aceituna, que en origen era un fruto amargo e incomestible crudo, se transformó en uno de los símbolos del Mediterráneo, y su versión en pasta es uno de los ejemplos más antiguos de cocina inteligente.

Las primeras civilizaciones mediterráneas —Mesopotamia, Egipto, Creta— domesticaron el olivo y aprendieron a curar las aceitunas y extraer su aceite. Mientras el aceite se convirtió en “oro líquido” para alimentación y comercio, el consumo directo de la aceituna avanzó más despacio. No fue hasta que alguien la machacó y mezcló con aceite, hierbas o vinagre, que nació la primera pasta de aceituna, precursora de la olivada y el tapenade.

Roma y la cocina de aprovechamiento

En el siglo I d.C., el De re coquinaria de Apicio ya recogía salsas de aceituna con garum, vinagre, miel o mostaza. Estas pastas se servían sobre pan, acompañaban carnes frías y prolongaban la conservación del ingrediente, un ejemplo perfecto de cocina práctica y sabrosa.

Del Mediterráneo antiguo a la Provenza

El tapenade moderno tiene su primera receta documentada en 1880, en Marsella: aceitunas negras trituradas con alcaparras, anchoas, ajo, limón y aceite de oliva. Su nombre viene del occitano tapena, alcaparra.

La olivada catalana es la versión más sencilla: sin alcaparras ni anchoas, dejando que el sabor puro de la aceituna y el buen aceite sean protagonistas. También se prepara en Valencia, Baleares y Aragón, transmitida por tradición oral y muy habitual en la cocina doméstica.

Variantes en todo el Mediterráneo. Cada cultura tiene su pasta de aceituna

Italia: paté di olive nere o pasta di olive verdi

Grecia: pasta de aceitunas con ajo, limón y orégano

Marruecos: aceitunas majadas con comino y limón encurtido

Oriente Medio: aceitunas con aceite y especias como el za’atar

Todas comparten la misma filosofía: aprovechar al máximo un ingrediente humilde y convertirlo en un condimento sabroso y duradero.

De lo humilde a lo gourmet

Hoy, las olivadas y tapenades se han refinado, se venden en tarros y se ven en tapas modernas y platos de autor. Pero en esencia, siguen siendo una preparación ancestral: sencilla, versátil y profundamente mediterránea.

Así que la próxima vez que untes una rebanada de pan con olivada, recuerda que estás saboreando miles de años de cultura y tradición gastronómica.

Y si quieres ir un paso más allá, en la próxima publicación te contaremos qué variedades de aceituna usar, cómo conseguir la textura perfecta y varias recetas para preparar tus propias pastas de aceituna caseras, aunque en Gastronomía y Cía ya tienes un montón.

📬 ¿Te gusta este contenido?
Puedes encontrarlo ampliado en nuestro Substack Gastronomía y Cía A Bocados

Además, publicamos las recetas y artículos de interés culinario y gastronómico allí antes que aquí. Si quieres recibir recetas nuevas, trucos de cocina y un poco de cultura gastronómica directamente en tu correo, suscríbete gratis a nuestro Substack.

Y si te conviertes en suscriptor de pago, tendrás ¡contenidos exclusivos!
Suscríbete aquí y recíbelas en tu correo antes que nadie.

Artículos relacionados