El cambio climático y su impacto en los cultivos y la seguridad alimentaria

Hoy conocemos un interesante trabajo de Everstream Analytisc, empresa especializada en la gestión de riesgos de la cadena de suministro que, con el título “Informe Anual de Riesgos de la cadena de suministros 2025”, proporciona una perspectiva sobre el cambio climático y su impacto en los cultivos y la seguridad alimentaria.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, las alteraciones del clima afectan directamente a los cultivos reduciendo su rendimiento y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas. Ya hace unos años destacábamos un estudio en el que se hablaba del efecto de los eventos climáticos en la variabilidad del rendimiento de los cultivos básicos del mundo, dicho estudio concluía que los eventos climáticos extremos causarían una notable caída del rendimiento de los cultivos, complicando la seguridad alimentaria a nivel mundial.

Incluso se pueden encontrar estudios más concretos y centrándose en Europa, como el realizado por expertos de la Universidad de Stanford sobre cómo afectaría el cambio climático al rendimiento de los cultivos en Europa. El caso es que según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), más de 800 millones de personas en el mundo padecen hambre y los cambios en el clima pueden agravar esta situación al reducir la producción de alimentos.

Uno de los principales efectos del cambio climático es el aumento de las temperaturas a nivel mundial, que deriva en una reducción del rendimiento de los cultivos y un aumento del precio de los alimentos, algo que ya señalaba el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático de Alemania. Desde la Revolución Industrial, la temperatura media del planeta se ha incrementado aproximadamente 1’1 grados centígrados, esperándose que siga aumentando si no se toman medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Este fenómeno provoca sequías más prolongadas en algunas regiones del planeta y excesivas lluvias en otras regiones, lo que irremediablemente dificulta el crecimiento y rendimiento de los alimentos. Por ejemplo, algunos estudios científicos han demostrado que por cada grado que aumente la temperatura, el rendimiento del trigo puede disminuir entre un 6 % y un 10 %, el del arroz en un 3 % y el del maíz hasta un 7 %. En algunas regiones de África y Asia donde el maíz y el arroz son alimentos básicos, la reducción del rendimiento puede tener un impacto brutal en la seguridad alimentaria.

El cambio climático modifica los patrones de las precipitaciones generando inundaciones y sequías, afectando a la calidad de los terrenos de cultivo y dificultando el acceso al agua para el riego. En algunas regiones las lluvias se han vuelto más irregulares, provocando problemas tanto por la escasez como por el exceso de agua. En América Latina y concretamente en países como Argentina y Brasil, se han experimentado sequías severas que han reducido drásticamente la producción de soja y maíz, afectando a los mercados nacionales e internacionales. Recordemos que los dos países citados son grandes exportadores de estos cultivos y otros países dependen de ellos. Si hablamos de exceso de agua, se puede citar Bangladesh y algunas regiones de la India, que han sufrido inundaciones recurrentes, destruyéndose cosechas completas de arroz y afectando a millones de personas.

Otro factor que preocupa es el aumento de plagas y enfermedades en los cultivos y sobre este tema hay una gran cantidad de estudios, recordemos la investigación de la Universidad de Vermont (Estados Unidos), en la que se concluía que el calentamiento global aumentaría la presión de las plagas en los cultivos, y si hablamos de enfermedades, se puede citar una investigación de la Universidad Técnica de Munich (Alemania), de la que se desprendía que las enfermedades fúngicas ponían en peligro la producción de trigo y la seguridad alimentaria a nivel mundial. Es evidente que con temperaturas más cálidas y cambios en la humedad, determinados insectos y microorganismos patógenos pueden expandirse a nuevas áreas atacando a cultivos que antes no se veían afectados.

Un ejemplo claro es la proliferación del gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda), un lepidóptero que ataca diferentes cultivos (entre ellos el maíz) y que se ha extendido desde América hasta África y Asia, provocando enormes pérdidas. Del mismo modo, proliferan enfermedades como la roya negra del trigo, infección que se encuentra normalmente en regiones tropicales, pero que ya se ha detectado en países como Irlanda o Inglaterra, es decir, en regiones donde antes no eran comunes. Esto obliga a los agricultores a utilizar más pesticidas y otros productos fitosanitarios, encareciendo la producción y generando problemas ambientales y de salud.

Impacto en la disponibilidad y el precio de los alimentos

La reducción de la producción de cultivos básicos debido al cambio climático tiene un efecto directo en la disponibilidad y el precio de los alimentos, y es que según se cita en el informe, los precios de los alimentos podrían aumentar entre un 10 % y un 50 % para 2050 si no se adoptan las medidas oportunas de mitigación y adaptación a la nueva situación. En el estudio se apunta que los más afectados por el aumento de los precios de la alimentación serán los países en vías de desarrollo, donde las personas gastan la mayor parte de sus ingresos en la alimentación.

En el informe de Everstream Analytics se cita como ejemplo la sequía sufrida en Rusia en el año 2010, que llevó a este país a restringir la exportación de trigo, causando un incremento en los precios del trigo a nivel mundial. Algo parecido ocurrió hace tres años con la crisis del trigo por la guerra en Ucrania, que fue además agravada por las condiciones climáticas extremas sufridas otras regiones productoras del mundo.

Para reducir el impacto de estos problemas es necesario tomar medidas de adaptación y sostenibilidad en la agricultura, algunas soluciones incluyen el uso de semillas resistentes al cambio climático, algo que se consigue con el uso de la biotecnología, que ha permitido desarrollar variedades de cultivos que toleran mejor la sequía, el calor extremo y las plagas. Recordemos que se han logrado desarrollar cultivos resistentes a la sequía gracias a un gen «termostato», o que en la India se ha desarrollado una variedad de arroz denominada «scuba rice», que es resistente a las inundaciones.

También es necesaria la diversificación de cultivos, en vez de depender de un solo tipo de cultivo, se recomienda cultivar diferentes especies para reducir los riesgos ante eventos climáticos extremos. Recordemos que según algunas organizaciones como la FAO, 30 cultivos son los que realmente alimentan al mundo y de ellos, sólo cinco proporcionan el 60% de la ingesta energética a la población, de ello hablábamos en el post “Infografía: Biodiversidad para la seguridad alimentaria y la nutrición”.

Otra mejora son los sistemas de riego eficientes, como el riego por goteo, que permite utilizar el agua de manera más eficiente y reducir el desperdicio; los cultivos verticales, capaces de hacer frente a problemas como la escasez de tierras de cultivo y el uso excesivo de agua; la agricultura regenerativa con técnicas como la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos y la reforestación de áreas agrícolas que ayudan a mejorar la salud del suelo y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También se apuesta por la inversión en tecnología y datos climáticos, como el uso de sensores, satélites y modelos de predicción climática, que permiten a los agricultores prepararse mejor ante posibles sequías o tormentas.

Sin duda, el cambio climático supone una amenaza real para la agricultura y la seguridad alimentaria mundial, algo que se puede constatar porque sus efectos se sufren en muchas partes del mundo afectando a la producción, la disponibilidad y el precio de los alimentos. En el informe se concluye que con la adopción de tecnologías innovadoras, prácticas agrícolas sostenibles y una mayor cooperación entre los gobiernos, los investigadores y los agricultores, es posible reducir los efectos del cambio climático y garantizar la producción de alimentos para las próximas generaciones.

Podéis leer el informe completo a través de la página oficial de la empresa.

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