Uno de los grandes proyectos de investigación en nutrición y salud pública es saber cómo ayuda la Dieta Mediterránea a prevenir el Alzheimer y la diabetes tipo 2. Y es que, como hemos dicho tantas veces, esta dieta no es una moda, se trata de un patrón alimenticio que representa un estilo de vida que se ha demostrado científicamente que tiene efectos protectores frente a algunas de las enfermedades más graves y extendidas de nuestro época.
Lo cierto es que la Dieta Mediterránea no es una dieta en el sentido estricto de la palabra, sino la forma tradicional de alimentarse de los países de la cuenca del Mediterráneo, como España, Italia o Grecia. Esta alimentación cuenta con una base sencilla, abundancia de frutas y verduras frescas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva como principal fuente de grasa. También se consumen pescado, aves y lácteos de forma moderada, mientras que la carne roja, los productos ultraprocesados y los azúcares refinados tienen un protagonismo testimonial.
Desde hace varias décadas este estilo de alimentación se ha asociado con una mayor longevidad y una menor incidencia de las enfermedades cardiovasculares, pero en los últimos años los investigadores han centrado su atención en otros beneficios que son igualmente relevantes, como la protección frente a la demencia y la prevención de la diabetes tipo 2.
La Dieta Mediterránea y la prevención del Alzheimer
Un estudio de carácter internacional que ha sido publicado en la revista científica Nature Medicine, dirigido por investigadores de la Universidad de Harvard, el Broad Institute y el Mass General Brigham, ha analizado durante más de tres décadas a un grupo de más de 4.000 mujeres y casi 1.500 hombres con el objetivo de comprender cómo la genética, el metabolismo y la dieta interactúan contra el riesgo de demencia y Alzheimer.
Los resultados de este trabajo han arrojado claras evidencias, y es que quienes seguían la Dieta Mediterránea, tenían un menor riesgo de desarrollar demencia, mostrando un deterioro cognitivo mucho más lento en comparación con quienes no seguían esta dieta. Lo más llamativo, según los investigadores, fue que este efecto protector era aún más fuerte en aquellas personas con predisposición genética elevada, concretamente aquellas que integraban en su genética dos copias del gen APOE4, una variante del gen apolipoproteína E (APOE), que interviene en el transporte de las grasas y el colesterol en la sangre y en el cerebro, y que se considera el principal factor genético de riesgo para el Alzheimer de inicio tardío (el tipo más común).
Según los expertos, la explicación parece estar en cómo esta dieta modula el metabolismo, el grupo de investigación identificó metabolitos (compuestos diminutos que circulan en la sangre y que dan información sobre cómo funciona el organismo) que se relacionaban con menor riesgo de Alzheimer. Entre ellos destacan los carotenoides, que tienen propiedades antioxidantes y compuestos relacionados con el neurotransmisor GABA, son capaces de influir en procesos inflamatorios y estrés oxidativo, dos factores asociados al deterioro neuronal. Los beneficios de la Dieta Mediterránea podrían ser capaces de contrarrestar, al menos en parte, una carga genética adversa que favorece la enfermedad.
La Dieta Mediterránea es un escudo frente a la diabetes tipo 2
La evidencia también respalda el papel de este patrón alimenticio en la prevención de la diabetes tipo 2, así se demuestra en un estudio coordinado por la Universidad de Navarra y la Harvard T.H. Chan School of Public Health, y que ha sido publicado en la revista científica Annals of Internal Medicine. En este trabajo se realizó un seguimiento a casi 4.800 adultos con edades comprendidas entre los 55 y 75 años, a lo largo de seis años. Los participantes que siguieron una Dieta Mediterránea hipocalórica acompañada de ejercicio moderado y seguimiento profesional para la pérdida de peso, lograron reducir hasta un 31% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Este descubrimiento es especialmente relevante en una época donde la diabetes afecta a millones de personas en todo el mundo. Los investigadores calcularon que en términos prácticos, este patrón alimentario evitó que 3 de cada 100 personas desarrollaran la enfermedad. A lo que hay que sumar que quienes siguieron esta dieta, además de reducir el mencionado riesgo, también perdieron peso y disminuyó su perímetro abdominal que, como sabemos, son factores claves en la prevención de problemas como el síndrome metabólico.
Recordemos que la Dieta Mediterránea ha sido reconocida por US News & World Report como la mejor dieta del mundo durante ocho años consecutivos. Según los expertos, su éxito radica en el hecho de que no impone restricciones severas ni necesita productos especiales, volviendo a lo básico, priorizando los alimentos frescos, de temporada y mínimamente procesados. A diferencia de otras dietas más rígidas, la Mediterránea es flexible, variada y culturalmente atractiva, ya que permite compartir la comida en un contexto social, disfrutar de los sabores intensos y al mismo tiempo, obtener beneficios saludables a largo plazo.
Seguir la Dieta Mediterránea no requiere cambios drásticos, basta con incrementar el consumo de frutas, verduras, legumbres y aceite de oliva, reducir la presencia de alimentos ultraprocesados y carnes rojas, y acompañar esta alimentación con actividad física regular, siendo el modelo más efectivo en la prevención de enfermedades a través de la alimentación. Como ya hemos comentado en otras ocasiones y por los resultados de diferentes estudios, existen muchos argumentos de peso para seguir esta dieta y estilo de vida, podréis acceder a todo ese contenido a través del tag Dieta Mediterránea.