Proyecto de protocolo para la evaluación de azúcares libres

El Panel sobre Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias (NDA) de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) ha redactado un proyecto de protocolo para la evaluación de azúcares libres que define que métodos se deben utilizar para identificar y recopilar datos, evaluar y analizar evidencias, etc., para obtener las conclusiones que formarán la base de la opinión científica para calcular la cantidad máxima de azúcares añadidos que se puede incluir en una dieta saludable.

Por esta razón la EFSA ha abierto un periodo de comentarios sobre la metodología que utilizará en estos cálculos, invitando a toda la comunidad científica a participar y esperando recibir dichos comentarios. La agencia europea explica que en esta revisión se incluyen todas las fuentes de azúcares, es decir, fructosa, glucosa, hidrolizados de almidón como el jarabe de glucosa, sacarosa, jarabe de alta fructosa, preparados de azúcar que se agregan durante la preparación y elaboración de los productos alimenticios, etc.

Según la EFSA, los comentarios que reciba serán de gran ayuda en un trabajo complejo e importante, ayudando a optimizar la transparencia y el rigor metodológico de la evaluación. Hay que decir que este protocolo tiene su origen en la solicitud presentada por las agencias alimentarias de Suecia, Finlandia, Dinamarca, Noruega e Islandia, por lo que podríamos opinar que se han preocupado más estas agencias de los países escandinavos que la propia EFSA, sobre los azúcares que se añaden a los productos alimenticios.

Una vez recibidos los comentarios, se llevará a cabo una reunión técnica con todas las partes interesadas sobre el proyecto de protocolo para la evaluación de azúcares libres, en esta reunión se debatirá el proyecto y la metodología que se aplicará a la evaluación científica. Se invita a todos los interesados a asistir a la reunión técnica en Bruselas el próximo 13 de febrero, para analizar la metodología utilizada durante la evaluación científica, previo registro de este formulario.

No se abordarán opiniones científicas, estas se desarrollarán a partir de la versión definitiva de este protocolo que volverá a ser objeto de consulta pública y de una reunión sobre técnicas específicas en el último trimestre del año que viene. Se espera que la opinión científica final de la EFSA se dé a conocer en febrero de 2020, eso si no surgen imprevistos y se llega al consenso en la elaboración del protocolo.

Merece la pena recordar que en el año 2016, en Estados Unidos se anunciaba una nueva etiqueta alimentaria que entre otros cambios, incluía la información sobre los azúcares añadidos y los azúcares presentes de forma natural en los alimentos. Los opositores (principalmente la industria) argumentaban que el azúcar es azúcar y no había necesidad de realizar ninguna diferenciación, pero lo cierto es que es algo necesario para reducir el consumo de calorías procedentes de los azúcares añadidos. Esta noticia provocó que organizaciones de salud, instituciones y algunos consumidores europeos, se preguntaran cuando se introduciría un etiquetado con información sobre los azúcares añadidos en la UE.

Quizá este protocolo para la evaluación de azúcares libres dé paso a la introducción de esta información en las etiquetas alimentarias de forma obligatoria, recordemos que actualmente algunos productos incluyen el mensaje ‘sin azúcares añadidos’, otros identifican los tipos de azúcares pero son los menos, la gran mayoría de productos muestran en la etiqueta el total de azúcar, el presente de forma natural y los añadidos, pero sin diferenciarlos.

Como decíamos, la EFSA recibió el mandato de publicar una opinión científica para establecer un valor científico sobre la exposición diaria a los azúcares añadidos de todas las fuentes que no están asociadas con efectos adversos para la salud. En la página web de la EFSA se explica que en el año 2010 la agencia brindó asesoramiento sobre valores de referencia dietéticos para los carbohidratos y la fibra dietética que incluía azúcar, pero en ese momento la evidencia disponible era insuficiente para establecer un límite máximo sobre la ingesta diaria de azúcares totales o agregados, esto es algo difícil de creer.

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