El escándalo de Nestlé y el agua mineral ha sacudido a la opinión pública francesa y también más allá del país galo, gracias a una investigación que pone al descubierto la verdad sobre la contaminación del agua embotellada y el encubrimiento por parte del Gobierno francés. La investigación deja claro que durante años Nestlé Waters, responsable de marcas como Perrier, Vittel, Contrex o Hépar, estuvo utilizando tratamientos prohibidos para purificar sus aguas, eso mientras mantenía la farsa de estar comercializando un producto «natural».
Pero la gravedad del asunto no es sólo el fraude comercial, también hay que citar la prolongada falta de transparencia de la empresa y del propio gobierno. Así se concluye en un informe del Senado francés que se ha publicado este mes, donde se apunta que el encubrimiento llega hasta las más altas esferas del poder, incluyendo la oficina del presidente Emmanuel Macron, que habría estado al tanto de las irregularidades al menos desde el año 2022.
El caso es que estas prácticas ilegales de Nestlé Waters se realizan desde hace muchos años, pero no fue hasta el año 2020 cuando se destapó el fraude a través de una denuncia realizada por un exempleado del grupo Alma a la Dirección General de Represión del Fraude de Francia (DGCCRF). La denuncia fue por prácticas sospechosas que se observaron en una fábrica de la marca de agua de manantial Cristalline. Fue entonces cuando la nueva dirección de la empresa, una vez detectado el problema, contactó con el gobierno con el objetivo de no asumir su responsabilidad públicamente y negociar de forma discreta un cambio de la normativa que les permitiera seguir con sus prácticas sin que tuvieran consecuencias graves.
El año pasado hablábamos de este tema, en el mes de febrero nos hacíamos eco de una investigación periodística que destapaba que las aguas minerales de Perrier, Vittel y Cristalline, entre otras, eran sometidas a tratamientos prohibidos por la normativa francesa. Posteriormente, en el mes de abril, ampliábamos la información con un nuevo documento citado en la investigación periodística, donde se apuntaba que las fuentes de agua de Nestlé estaban contaminadas con bacterias, pesticidas y químicos permanentes o PFAS.
Siguiendo la estela informativa, nos hacemos eco de un artículo publicado en la organización de consumidores UFC-Que Choisir, en el que se amplía un poco más la información, recordando que el problema sigue ahí. Los informes indican que Nestlé utilizaba tratamientos como filtros de carbón activo, radiación ultravioleta, sulfato de hierro y microfiltrado por debajo de los límites legales establecidos. Estos métodos se permiten con el agua del grifo, pero no en las aguas minerales naturales, cuya principal promesa es su pureza microbiológica desde el origen. Precisamente esta supuesta pureza es la justificación de un precio elevado, hasta 400 veces superior al del agua corriente, así lo explica en el informe el senador Alexandre Ouizille.
Pero el problema es aún más grave si se consideran las pruebas de contaminación detectadas en las fuentes utilizadas por Nestlé, y es que un informe filtrado de la ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia) concluye que estas aguas contienen residuos de pesticidas, bacterias peligrosas como E. coli y compuestos químicos permanentes (PFAS), lo que ya comentábamos en el año 2024. Pero a pesar de ello, ni las autoridades sanitarias regionales ni los organismos europeos, fueron informados a tiempo, al contrario, se permitió que Nestlé siguiera comercializando estas aguas como «minerales naturales», una etiqueta que obviamente ya no correspondía con la realidad.
Como apuntan algunas organizaciones y medios, más indignante es el papel del gobierno, ya que en vez de detener inmediatamente la comercialización de estas aguas que no son conformes, tal y como exige la normativa europea, optaron por minimizar el problema. En algunos casos incluso modificaron informes oficiales a petición de la empresa, como por ejemplo el informe de la Agencia Regional de Salud de Occitania, que en diciembre del año 2023 fue muy suavizado antes de ser presentado al Consejo de Medioambiente del departamento del Gard, ocultando las menciones de la contaminación con pesticidas y bacterias en las fuentes de Perrier.
Mientras tanto Nestlé ha defendido su posición asegurando que sus aguas siempre han sido seguras para el consumo (respuesta evasiva), y que sus acciones respondían a los efectos del cambio climático y la urbanización, cuestiones que afectan a la calidad de las fuentes. El caso es que la comisión del Senado no encontró pruebas suficientes para confirmar que la salud de los consumidores pudo verse afectada, por lo que la empresa sigue utilizando filtros de 0,2 micras (por debajo del umbral legal de 0,8), siendo una concesión aprobada por el Gobierno a pesar de las advertencias realizadas por los expertos sanitarios.
Actualmente la imagen de Nestlé está seriamente dañada, las comparecencias de sus directivos ante la comisión de investigación han sido calificadas de evasivas, e incluso uno de sus altos directivos podría enfrentarse a cargos por falso testimonio. Por su parte, asociaciones de consumidores como Foodwatch Francia y UFC-Que Choisir, estudian más acciones legales, mientras la desconfianza de los consumidores hacia las instituciones públicas, crece ante una notable sensación de impunidad.
Lo que empezó como una simple sospecha de fraude, se ha convertido en una crisis de credibilidad para una de las marcas más poderosas del sector de la alimentación, pero también para todo el aparato gubernamental. El caso de Nestlé no hace más que poner de relieve la necesidad imperiosa de reforzar los controles de calidad, garantizar la transparencia y proteger de forma real la salud de los consumidores.
Como dicen aquí, casi cuatro años después y todavía no se ha logrado la transparencia, Nestlé dice tomar nota de las conclusiones de la investigación y reitera que todos sus productos de agua mineral siempre han sido y siguen siendo seguros para beber (pero ese no es el tema que se discute, también es segura el agua del grifo). Mantienen la calidad mineral única de sus aguas y le dan la vuelta a la situación lanzando balones fuera, asegurando que acoge con satisfacción el enfoque del Comité de Investigación en la protección del patrimonio único de los recursos de agua mineral de Francia. El tema seguirá dando que hablar, ya que las organizaciones de consumidores citadas no permitirán que el fraude quede impune o poco castigado.
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