Según un estudio realizado por expertos del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático de Alemania y el Banco Central Europeo, el calentamiento global y el aumento de las temperaturas provocarán un incremento del precio de los alimentos, algo que probablemente impactará en la seguridad alimentaria mundial de un modo significativo. Lo cierto es que es algo de lo que se habla desde hace algunos años, aunque ahora de un modo más comprometido.
Los expertos explican que esta situación no sólo tendrá consecuencias en los precios, también afectará a la disponibilidad y a la diversidad de alimentos, especialmente en regiones que son especialmente vulnerables como la del África occidental. Teniendo en cuenta que dependemos de unos pocos alimentos y que sólo algo más de 100 especies son las que mayoritariamente se cultivan, la situación podría volverse realmente complicada.
Recordemos que en 2019 se publicó un estudio en el que se trataba el efecto que tenían los eventos climáticos en la variabilidad del rendimiento de los cultivos básicos del mundo, cuyos resultados mostraban que muchos cultivos se desarrollan en zonas del planeta donde los eventos climáticos extremos provocarán una notable caída del rendimiento de los cultivos, complicando la seguridad alimentaria en el planeta, de todo ello hablábamos en este post.
También merece la pena retomar la lectura de esta investigación publicada en 2021 en la que se concluía que la pérdida de diversidad de los cultivos agrícolas es muy elevada, hasta el punto de que afecta directamente a la seguridad alimentaria, a la productividad y rendimiento, a la capacidad de adaptar los cultivos al cambio climático, etc.
Según los investigadores, se calcula que a partir del año 2035 la inflación relacionada con el cambio climático podría aumentar el precio de los alimentos entre un 0’9% y un 3’2% anual. Se trata de una tendencia que afectará a todo el conjunto de países, sean de ingresos bajos o altos, aunque se apunta que especialmente será más pronunciada en África y concretamente en África occidental, considerándola como «punto crítico» del cambio climático, donde las predicciones acerca de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones son realmente alarmantes.
En este estudio más concreto en el que se exploró el impacto del cambio climático en la inseguridad alimentaria y la salud de una zona rural de Ghana (África occidental), se observó un elevado nivel de inseguridad alimentaria que estaba relacionada con el cambio climático. Y es que irremediablemente, el calentamiento global afecta de forma negativa a la agricultura, y en el caso de Ghana, a la agricultura de secano de la que depende más del 50% de la población de ese país. Como consecuencia, aumentan las dificultades para obtener alimentos, lo que se traduce en el incremento de precios y la exacerbación de la inseguridad alimentaria.
El aumento del precio de los alimentos relacionado con el clima se atribuye a dos problemas que están vinculados, los cambios estacionales impredecibles y el aumento de las plagas y las enfermedades que afectan la producción agrícola. Como explicábamos aquí, son varios los expertos que comentan que el cambio climático complica cada vez más la seguridad alimentaria, microorganismos patógenos, hongos y parásitos, incrementan su presencia debido a que las condiciones ambientales les son muy favorables.
Se trata de un escenario con graves repercusiones, ya que un aumento anual del 3% en el precio de los alimentos, reduciría la capacidad adquisitiva de las personas obligándolas a tomar decisiones difíciles sobre la cantidad y calidad de los alimentos que pueden adquirir, favoreciendo la desnutrición y a su vez a la salud, ya que aumentará la vulnerabilidad a las enfermedades.
Por eso es prioritario que se tomen medidas urgentes para abordar lo que se avecina, los expertos recomiendan educar y concienciar sobre el cambio climático, llevar a cabo prácticas de mitigación proactivas que pueden ayudar a incrementar la seguridad alimentaria especialmente en aquellas comunidades más afectadas, diversificar las economías locales y llevar a cabo estrategias de adaptación a fin de proteger a las poblaciones que dependen principalmente de la agricultura para subsistir.
En la COP28, 134 países firmaron para incorporar sistemas alimentarios en la acción climática, siendo un acuerdo histórico para abordar las emisiones derivadas del sistema agroalimentario, un primer paso tímido donde se hizo un reconocimiento de la intersección entre los sistemas alimentarios, la agricultura y el cambio climático. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y diversificar las economías, son estrategias fundamentales para mitigar el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria mundial, es por ello que los sistemas agroalimentarios deben estar en el centro de la acción climática.
Mucho se habla, pero sin las intervenciones gubernamentales de peso que puedan garantizar la protección financiera y la asistencia nutricional a las poblaciones más vulnerables, es probable que en los próximos años veamos como caigan en un ciclo de pobreza y menor accesibilidad a los alimentos, mucho mayor y con las consecuencias que ello trae consigo. Lo cierto es que no hay duda de que será imposible cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, en vez de mejorar la situación, cada año empeora, tema del que hablábamos con motivo de la celebración de la reunión de expertos de la FAO, donde se instaba a revertir la creciente inseguridad alimentaria en el mundo.
Merece la pena leer con detalle el estudio “El calentamiento global y los extremos de calor aumentarán las presiones inflacionarias” publicado en este artículo de la revista científica Nature, nos da una visión de lo que puede suceder a medio plazo en relación a la producción de alimentos, los precios y la inseguridad alimentaria.
Foto 1 | Makeitkenya
Foto 3 | Depositphotos