El glifosato podría estar matando a las abejas de forma indirecta

Las abejas son muy importantes para el medio ambiente, la biodiversidad y la seguridad alimentaria, siendo su actividad polinizadora esencial para una gran variedad de cultivos y otras plantas silvestres. Dado que está sobradamente demostrado que la actividad de estos insectos contribuye al bienestar humano, en los últimos años se ha trabajado e investigado a fin de frenar la pérdida de abejas, ya que se trata de una amenaza para la seguridad alimentaria y la biodiversidad.

Hoy conocemos una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Texas (Estados Unidos) en la que se concluye que el glifosato podría estar matando a las abejas de forma indirecta. Según los investigadores, las abejas que están expuestas al glifosato pierden algunas bacterias beneficiosas, lo que provoca que sean más susceptibles a las infecciones bacterianas y, en consecuencia, tienen un mayor riesgo de morir. Recordemos que el glifosato es el principal componente activo del herbicida Roundup y el más utilizado en el mundo.

Como sabemos, este año la EFSA confirmó el riesgo de los pesticidas neonicotinoides para estos insectos, aunque su evaluación fue cuestionada por la European Crop Protection Association (ECPA), asegurando que no existían evidencias que determinaran un vínculo causal entre lo que le ocurre a la población de abejas y la restricción de los insecticidas. La ECPA comentaba que el problema no desaparecería porque existen otros muchos factores que provocan la reducción de la población de abejas, y así es. Según los resultados obtenidos, es necesario modificar las pautas de uso del glifosato porque se asume que este herbicida no daña a las abejas, algo que la investigación demuestra claramente que es una percepción errónea.

Hablando de Europa, la investigación demuestra que no basta con prohibir el uso de tres insecticidas neonicotinoides al aire libre, algo que aprobó la Comisión Europea hace unos meses. Como decían los ecologistas, se trata de un primer paso para proteger a las abejas, pero es necesario seguir dando otros pasos y empezar a pensar en la prohibición de los herbicidas que integren Roundup.

Durante mucho tiempo se ha supuesto que este herbicida no dañaba a los animales y tampoco a las abejas, ya que su función es interferir una enzima presente en las plantas, pero la investigación muestra que altera el microbioma intestinal de estos insectos, eliminando bacterias que protegen a las abejas de bacterias dañinas, por lo que la integridad y capacidad de combatir las infecciones se ve comprometida ante la exposición al glifosato. Recordemos que según este estudio, la producción agrícola estadounidense está en riesgo por la desaparición de las abejas, por lo que sería interesante que las agencias correspondientes tuvieran en cuenta los resultados de la investigación.

Para llevarla a cabo, los expertos expusieron a las abejas melíferas al nivel de glifosato que se puede encontrar en los campos de cultivo, en los jardines y en otras zonas. Las abejas fueron marcadas con puntos de colores a fin de poder rastrearlas y recapturarlas, pasados tres días, identificaron a las abejas y tras capturarlas las estudiaron, descubriendo que el herbicida había provocado una reducción significativa de las bacterias beneficiosas que habitan en el sistema digestivo. De ocho especies de bacterias beneficiosas presentes en las abejas expuestas, cuatro redujeron su población, siendo la más afectada la Snodgrassella alvi, un microorganismo muy importante en la tarea de procesar los alimentos y defenderse de los agentes patógenos.

Los investigadores explican que aquellas abejas con la flora intestinal deteriorada, tenían muchas más probabilidades de enfermar y morir ante la exposición a un microorganismo patógeno que infecta a las abejas de todo el mundo, como la Serratia marcescens, que las abejas que mantenían la integridad de su microbioma intestinal. A los ocho días de la investigación, el 50% de las abejas que tenían una flora intestinal saludable seguían con vida tras ser expuestas al mencionado patógeno, mientras que sólo una décima parte de las abejas que tenían una flora intestinal deteriorada debido a la exposición al glifosato, lograron sobrevivir ante la exposición a este patógeno.

Los resultados que se han obtenido en la investigación son significativos, de ahí que los expertos recomienden evitar que se utilicen herbicidas en aquellas plantas frecuentadas por los insectos y cuyo principal componente activo es el glifosato. Cierto es que en los últimos años la desaparición de las abejas ha sido ampliamente estudiada y se han dado diferentes explicaciones al problema, la exposición a los antibióticos y pesticidas, la pérdida de hábitat, las infecciones bacterianas, etc., pero esta nueva investigación identifica a los herbicidas como un factor de riesgo que contribuye en la muerte de las abejas.

La salud de las abejas es un motivo de preocupación, basta con saber que un 84% de las especies vegetales y el 76% de la producción alimentaria europea depende de la polinización de las abejas, algo de lo que hablábamos aquí. Por tanto, para poder garantizar la seguridad alimentaria para las próximas décadas, es necesario luchar contra la pérdida de la población de abejas en el mundo, pero para ello es necesario tener en cuenta los resultados de los estudios que se realizan y no permitir que los intereses económicos actuales sean un impedimento para adoptar las medidas oportunas que puedan protegerlas.

Los investigadores comentan que no es la única causa de la muerte de estos insectos, pero consideran que es importante que las partes interesadas se preocupen, ya que lamentablemente, y como hemos comentado, el uso del glifosato está muy extendido en el mundo. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Universidad de Texas y en este otro publicado en la revista científica PNAS.

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