Pescado salvaje, de piscifactoría e híbrido

Según una investigación realizada por el NCEAS (Centro Nacional para Síntesis y Análisis Ecológicos) de la Universidad de California (Estados Unidos), es necesario designar tres categorías en la venta de pescado. Actualmente podemos encontrar en las pescaderías pescado salvaje y de piscifactoría, sin embargo, a algunas especies se les pueden aplicar las dos categorías dado el sistema de producción, por ello los expertos hacen un llamamiento a las organizaciones nacionales e internacionales, así como a las agencias gubernamentales, proponiéndoles crear una nueva categoría, el pescado híbrido.

Un ejemplo que nos ofrecen los investigadores alude al salmón de Alaska, hasta el 40% se obtiene mediante la combinación de técnicas de producción de piscifactorías y pesca tradicional, sin embargo, el producto final se etiqueta como salvaje. Por un lado está la acuicultura pura, se controla la vida del pez o marisco desde un primer momento, cuando todavía no ha salido del huevo, se cuida, alimenta y engorda hasta el momento óptimo para su comercialización, en este caso el producto final es un pescado de piscifactoría. Cuando no se controlan estos factores y se debe de salir a alta mar para la captura, el pescado se etiqueta como salvaje. Pero existe una laguna para los peces que se desarrollan utilizando técnicas de acuicultura y pesca, se venden como salvajes y esto deriva en un precio más elevado, pero en realidad deberían designarse como pescados híbridos o desarrollados mediante ambas técnicas.

Según los investigadores, la producción de mariscos y pescados es muy importante para garantizar el abastecimiento y la seguridad alimentaria, pero utilizar un término que no corresponde al 100% con el método de producción, como es el caso del salmón, distorsiona los datos que se ofrecen sobre los productos categorizados como salvajes o de acuicultura. Si se está hablando de la producción de forma sostenible y su crecimiento a nivel mundial, el etiquetado sea de piscifactoría o salvaje no es el correcto, distorsiona los datos reales. Por tanto hay que empezar a recoger datos más precisos sobre los métodos de producción a nivel mundial y para ello es necesario introducir la tercera categoría, pescado o marisco híbrido, cuya definición alude a la combinación de las dos técnicas.

Los investigadores han estudiado varias producciones de acuicultura, como el caso de las langostas americanas, éstas son alimentadas con cebo que se ha colocado en trampas con las que se han capturado, se alimentan hasta que alcanzan el tamaño adecuado para su comercialización. En la investigación se desprende que la cantidad de cebo o alimento que se ofrece a las langostas cautivas en una temporada, es superior al volumen de langosta que se va a recoger, se podría decir que se está empleando una técnica de engorde propia de la acuicultura, aunque el producto final termina comercializándose como salvaje.

Este es un ejemplo de cómo la pesca puede estar implicada en la producción y cómo se combinan ambas técnicas. Sistemas parecidos se emplean con otras variedades de peces, crustáceos, moluscos… en el caso del atún rojo, los ejemplares que se han capturado se engordan utilizando una media de hasta 20 kilos de pescado por cada kilo de atún producido. No se ha controlado el nacimiento de los ejemplares, sus condiciones sanitarias u otros factores propios de la acuicultura, pero sí se han alimentado como si estuvieran en una piscifactoría.

Todos los datos sobre la pesca que ofrece la FAO no son correctos, están incompletos debido a las técnicas que se utilizan y la laguna informativa que existe cuando se combinan ambas técnicas, de momento el producto final se puede etiquetar de dos formas diferentes. Crear la categoría de pescados y mariscos híbridos permitiría aclarar datos sobre los sistemas de producción, así como discernir y mejorar la comprensión a nivel mundial del producto final que se ofrece. Por otro lado, esta falta de información distorsiona las políticas globales que se ponen en práctica para obtener productos marinos de forma respetuosa y sostenible, algo lógico dado que los datos ofrecidos no son del todo correctos. A través de este artículo de la Universidad de California podréis conocer más detalles sobre el estudio y propuesta para la creación de la tercera categoría.

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