Según un estudio realizado por investigadores de diferentes países del mundo y dirigido por el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), el crecimiento poblacional y la urbanización afectan negativamente a la sostenibilidad alimentaria. El cometido del estudio era comprender mejor la dinámica de los sistemas alimentarios y las consecuencias derivadas de sus rápidas transformaciones, para ello, se ha analizado la interacción de la sostenibilidad de los sistemas alimentarios en relación a un conjunto de factores clave en países con diferentes niveles de ingresos.
La principal motivación de la investigación era tratar de mejorar la comprensión sobre qué factores impulsan la insostenibilidad de los sistemas alimentarios, desde diferentes perspectivas, desde el punto de vista social, de la salud, del medio ambiente, etc. Según los resultados del estudio, los principales factores que son impulsores de esa insostenibilidad y que obviamente son negativos, se sostienen en las principales transiciones demográficas actuales, como la urbanización, el crecimiento poblacional y los cambios en el estilo de vida.
Se constata que una excepción es el motor económico y concretamente el flujo comercial de mercancías y servicios en el mundo, pero su positividad en los sistemas alimentarios sólo se constata hasta cierto punto, los investigadores comentan que lamentablemente, estas variables que impulsan la insostenibilidad alimentaria y cuyo impacto es muy negativo en el sistema alimentario, son muy difíciles de controlar. Es muy complicado evitar que las personas migren a las ciudades, que adopten nuevos estilos de vida a medida que aumentan sus ingresos, que realicen compras más responsables y presten mayor atención al carácter sostenible del producto, etc.
Por eso es necesario encontrar rápidamente el modo de revertir o mitigar las consecuencias de estas tendencias, de todos modos, esta es una tarea complicada y los expertos comentan que se necesita realizar nuevas investigaciones que puedan identificar políticas de actuación concretas, así como una hoja de ruta con acciones que puedan revertir la tendencia. Los investigadores consideran que la industria alimentaria tiene un papel muy importante a la hora de conseguir que el sistema alimentario sea más sostenible, y dado lo que está ocurriendo actualmente, muchos deberían empezar a tomar nota y anticiparse a lo que va a ocurrir en los próximos años.
Los gobiernos de diferentes países del mundo introducirán de forma progresiva regulaciones, leyes más restrictivas que acoten o prohíban los alimentos poco saludables, impuestos a esos productos que no son recomendables en el marco de una dieta saludable y equilibrada, o se impondrán barreras y restricciones a la producción y comercialización de determinados alimentos entre otras cuestiones. Los investigadores realizan una comparativa con lo ocurrido con la industria del tabaco, aunque también hay que recordar que, a pesar de las restricciones, los impuestos, etc., el problema del tabaquismo se mantiene y quizá en ello tienen mucho que ver los intereses comerciales y que los lobbies tengan una gran influencia en los gobiernos y las políticas que desarrollan.
Si los fabricantes adquieren conciencia de los problemas y se anticipan a todos esos cambios, la producción y comercialización de alimentos que son saludables ya no se verá impulsada por el deseo de superar a la competencia, o por la necesidad de adaptarse a las políticas y regulaciones gubernamentales o internas de las propias empresas, la principal motivación será la necesidad de que el consumidor goce de una mejor salud, de mantener los sistemas alimentarios (que es lo que les proporciona el negocio), etc., podrían ganar dinero igualmente dando un giro hacia un modo de trabajo adaptado y adecuado que beneficie a la salud y al medioambiente.
Los expertos comentan que algunas grandes corporaciones alimentarias ya han adoptado esa dirección y citan como ejemplo a Nestlé, que en varias de sus categorías alimentarias ha realizado cambios, reorientando su estrategia hacia la elaboración de líneas alimentarias más saludables. Otros sectores, en cambio, como es el caso del segmento de la comida rápida, están rezagados en la implementación de estos cambios que benefician a la salud y la sostenibilidad alimentaria.
En el estudio se proporcionan algunas recomendaciones iniciales para quienes se encargan de legislar las políticas alimentarias, a fin de encauzar los esfuerzos y las inversiones para mejorar la sostenibilidad a largo plazo, ya veremos si estas recomendaciones se tienen en cuenta y cuánto se tardará en conseguir que se produzca un cambio significativo en los sistemas alimentarios independientemente de la economía de cada país. Podéis conocer más detalles del estudio a través de la página del CIAT y de forma más completa, a través de este artículo publicado en la revista científica Plos One.