Reducir la contaminación del aire un 50% favorece el incremento del rendimiento de los cultivos

Según los resultados de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Stanford y financiada por la Nasa y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, reducir la contaminación del aire un 50% favorece el incremento del rendimiento de los cultivos, concretamente el incremento sería de un 25% aproximadamente en el caso de países como China, en otros países el rendimiento aumentaría una media del 10%.

Mejorar las técnicas de producción, optimizar el gasto del agua y el uso de fertilizantes, y realizar mejoras genéticas para soportar los efectos del cambio climático, las plagas y enfermedades, son cuestiones beneficiosas para aumentar el rendimiento de los cultivos, pero podrían mejorar y ampliar sus efectos al reducir la contaminación del aire, concretamente las emisiones de óxidos de nitrógeno, gases presentes en las emisiones de los vehículos y las actividades industriales como, por ejemplo, el monóxido de nitrógeno y el dióxido de nitrógeno, considerados los más importantes toxicológicamente hablando.

Anteriormente ya hemos hablado de los efectos que tiene la contaminación ambiental en el rendimiento de los cultivos, se puede citar por ejemplo este estudio sobre cómo afecta el ozono a cultivos como el maíz reduciendo su rendimiento en un 10%. Este gas está presente de forma natural en la atmósfera, pero la liberación de los gases de efecto invernadero provoca el aumento de su concentración convirtiéndose en un gas contaminante.

Otro ejemplo que también se puede citar es este estudio de la Universidad de Tokio (Japón), en el que se concluía que el arroz será menos nutritivo a medida que se incremente el nivel de CO2 en la atmósfera. Los expertos comentaban que el aumento del dióxido de carbono afectaba al contenido en vitaminas B1, B2, B5 y B9, al contenido en proteínas y a elementos esenciales como el zinc y el hierro.

El caso es que el nuevo estudio es otra prueba más de la necesidad de reducir la contaminación ambiental para poder garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición en el futuro. Los investigadores explican que, gracias a los satélites, se han podido determinar con una precisión muy elevada los valores de los óxidos de nitrógeno en la atmósfera, lo que ha permitido saber más acerca de cómo estos gases afectan a la agricultura en diferentes regiones del planeta.

Los óxidos de nitrógeno son, además de los más importantes toxicológicamente, los contaminantes más emitidos en el planeta, sus efectos son devastadores ya que pueden dañar directamente a las células de los cultivos alterando indirectamente sus funciones como precursoras de la formación de ozono, gas del que hemos hablado por su capacidad de reducir el rendimiento de los cultivos.

Hay que aclarar que hasta no hace mucho, se sabía poco del impacto de estos contaminantes ambientales en la productividad de los cultivos, investigaciones anteriores a esta han estado limitadas por la falta de datos, como la de superposición entre los datos de las estaciones de análisis del aire y el rendimiento de las áreas agrícolas, o las cifras confusas que proporcionaban diferentes contaminantes. En este estudio, los investigadores han combinado los datos proporcionados por los satélites sobre características de los cultivos y los niveles de dióxido de nitrógeno, en un periodo comprendido entre los años 2018 y 2020. Según las observaciones y los análisis realizados, una reducción de las emisiones de óxidos de nitrógeno en un 50% en China, incrementaría el rendimiento de los cultivos de invierno en un 25%, y un 15% el rendimiento de cultivos de verano. En otras áreas como Europa occidental, el rendimiento aumentaría casi un 10% para los cultivos de invierno y un 8% para los cultivos de verano.

Los investigadores proponen alternativas como potenciar la sustitución de los vehículos de combustible fósil por vehículos eléctricos, medida que además está en la agenda desde hace tiempo como efectiva para frenar el cambio climático o mejorar la calidad del aire, entre otras cuestiones. Realizar los cambios necesarios para reducir la emisión de estos gases proporcionaría beneficios substanciales a la agricultura, pudiendo tener mayor capacidad para alimentar a la creciente población del planeta en los próximos años.

Lo cierto es que hay muchas medidas que se pueden tomar para garantizar la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos, pero, desgraciadamente los intereses económicos y políticos parecen ser la principal traba para lograr cambios beneficiosos para el ser humano y para el planeta. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Stanford.

Foto | Richard Potts

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