El contenido de sal en carnes procesadas y productos de pescado varía dependiendo del país

Según los resultados de un estudio desarrollado por expertos del Instituto George de China, el contenido de sal en carnes procesadas y productos de pescado varía dependiendo del país. Lo cierto es que no es algo que nos sorprenda, ya que se han realizado otros estudios sobre el azúcar, las grasas, etc., y ocurría lo mismo. Los investigadores analizaron el contenido en sal de los alimentos citados que se comercializan en cinco países, China, Sudáfrica, Reino Unido, Estados Unidos y Australia, y los resultados muestran que la diferencia puede ser significativa, llegando a ser de más del doble.

De estos cinco países, el que comercializaba productos pesqueros y carnes procesadas con mayor contenido en sal era China, con una media de 1.050 miligramos por cada 100 gramos de producto. Le sigue Estados Unidos con una media de 655 mg por cada 100 gramos de producto, Sudáfrica con 571 mg de sal por cada 100 gramos de producto, Australia con 489 mg por cada 100 gramos de producto y finalmente, Reino Unido con un valor medio establecido en 432 miligramos por cada 100 gramos de producto.

Como se puede apreciar, el contenido medio de sal en algunos productos chinos duplica con creces el de países como Reino Unido, citando datos más concretos, el pollo asado de china contiene hasta 4’5 veces más sal que el pollo asado que se comercializa en Reino Unido, si se habla de patés y otras carnes para untar, el contenido en sal es cuatro veces mayor en China que en Australia. Lo cierto es que, a pesar de que existen diferencias entre todos los países estudiados, China es con diferencia donde más se abusa de la sal en determinados alimentos, y puede ir a más debido a la introducción de los productos procesados.

Los expertos destacan que en el caso de alimentos como el salami, la carne congelada, la carne seca, los embutidos, el tocino y el pescado congelado, China destacó por ser el país con un menor contenido en sal. La cultura, la tradición, el nivel socioeconómico, el tipo de alimentación, etc., son factores que influyen en el contenido en sal, así, en los países desarrollados, aproximadamente un 80% de la ingesta de sal procede de los alimentos envasados y enlatados. En este sentido, merece la pena recordar este estudio realizado por Canned Food UK, en el que se ponía de manifiesto que los habitantes de Gran Bretaña consumían demasiada comida enlatada.

En países como China, el mayor aporte de sal procede sobre todo de las formas de cocinar y condimentar, pero también de la ingesta de alimentos procesados, comida rápida, etc., debido al crecimiento económico. En el estudio, para las revisiones y comparativas los expertos utilizaron los objetivos para la reducción de sal en los alimentos de Reino Unido del año 2017, pero también se sirvieron del etiquetado semáforo del Reino Unido en relación al contenido de sal de los productos alimenticios analizados.

Los expertos consideran que las variaciones de sal en carnes procesadas y productos a base de pescado muestran claramente que existe margen para reducir el contenido en sal, se trata de una oportunidad para que los países, legisladores, fabricantes y consumidores reduzcan la adición e ingesta de este elemento, cumpliendo con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que se traducirá en una reducción del riesgo de padecer enfermedades como la hipertensión, accidentes cardiovasculares, enfermedades cardíacas y, en consecuencia, muerte prematura.

Productos idénticos tienen un contenido en sal diferente dependiendo del país en el que se comercialicen, por eso los investigadores creen que la industria alimentaria debería unirse a esa carrera de fondo cuya meta es producir productos con menos sal y, por tanto, más saludables. Aunque se habla de la sal, lo cierto es que ocurre lo mismo con el contenido en grasas o azúcares, recordemos por ejemplo este post en el que hablábamos de un estudio de Action on Sugar (AoS), que ponía de manifiesto que la cantidad de azúcar de los refrescos variaba según el país y de forma significativa en muchos casos, y lo mismo ocurre con los cereales para el desayuno.

Según algunos resultados destacados de esta investigación, muchos alimentos cárnicos y pesqueros se encontraban en las categorías ámbar y rojo, según el etiquetado semáforo. En base a este etiquetado, Reino Unido tuvo la mayor proporción de productos en categoría verde (12’7%), seguido de Estados Unidos (11’7%) y Australia (6%), en cambio, Sudáfrica y China no alcanzaron el 5%. Los resultados delatan diferencias y también la necesidad de realizar un mayor esfuerzo en los países donde el abuso de sal es mucho mayor, los expertos comentan que es necesario establecer objetivos del contenido en sal para los alimentos procesados, ya que es un modo eficaz de reducir la ingesta de sal, pero también habría que añadir que es necesario educar y concienciar sobre los riesgos de abusar de la sal.

Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página del Instituto George, y en este otro publicado en la revista científica BMJ Open.

Foto 1 | Open Grid Scheduler
Foto 2 | Leonid Mamchenkov

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