La mayoría de apps de nutrición y hábitos saludables no son útiles ni seguras

Con las nuevas redes de comunicación hay exceso de información que llega a los usuarios, y decimos exceso porque no toda la información a la que se puede acceder es buena. Todos sabemos que en internet hay tanto bueno para aprender como malo para desinformarse, y algo parecido está sucediendo con los recursos que se están ofreciendo a través de los teléfonos móviles, las App o aplicaciones para estos dispositivos.

Hay aplicaciones informáticas para móviles de todo tipo, y entre ellas se encuentran las dedicadas a la nutrición. Conscientes de ello, tres nutricionistas de la Universidad Complutense de Madrid han realizado una revisión y estudio titulado ‘Aplicaciones móviles en nutrición, dietética y hábitos saludables; análisis y consecuencia de una tendencia al alza’, los autores son Ismael San Mauro Martín, Miguel González Fernández y Luis Collado Yurrita.

Hay aplicaciones móviles gratuitas y de pago para los distintos tipos de teléfonos móviles inteligentes, los denominados smartphones, en sus respectivas tiendas o stores, las dedicadas a la nutrición y a los hábitos saludables pueden estar hechas por profesionales (y las hay mejores y peores), pero también las hay hechas por desarrolladores de App que han tomado la información de algún lugar… se estima que hay más de 5.400 Apps en la categoría ‘diet and fitness’, según explican los autores del estudio.

El caso es que en la revisión sobre aplicaciones móviles dedicadas a la nutrición capitaneada por Ismael San Mauro, se han valorado un total de 95 Apps (además de las revisadas en los estudios de investigación) y la conclusión es que la mayoría no son útiles ni seguras, y el 51’57% son de baja calidad. No obstante, consideran que si este tipo de software se mejoraran y se normalizaran (algo complicado), podrían resultar de gran utilidad tanto para el sistema sanitario como para cualquier usuario.

De momento esto no es factible y no sólo por la baja calidad de las Apps, también por la desinformación o falta de interés de la sociedad en relación a los hábitos de vida saludables y a la nutrición. Cuántas veces se ha argumentado el por qué no se pueden seguir las dietas milagro o las que hace nuestros ‘vecinos’, y de poco sirve. Lo mismo sucede con las recomendaciones sobre alimentación que se proporcionan a través de un programa informático en el teléfono móvil, no está diseñado para el usuario, por lo que es fácil que no cumpla con sus necesidades.

Volviendo a la revisión de las apps para obtener un diagnóstico de su calidad y validez, y que también tenía como objetivo revisar estudios que incorporen apps como parte de la metodología de trabajo, se seleccionaron realizando una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos científicas, siempre comprobando que no hubieran pasado más de cinco años, de hecho, la mayoría de los estudios habían sido publicados en el último año. La razón es obvia, las aplicaciones avanzan muy rápido y las más antiguas ya no tienen validez ni utilidad en la actualidad.

En las tiendas de apps, concretamente en la Store de Android, primero accedieron a la categoría ‘Salud y bienestar’, y descargaron las 40 más posicionadas agrupándolas en dos categorías: 1) Dietas, menús, recetas, pérdida de peso. 2) Ejercicio, balance energético, Kcal, monitorizar entrenamiento, etc. Además realizaron búsquedas con palabras clave para una tercera categoría de apps, sobre enfermedades relacionadas con la nutrición, la dieta equilibrada, guías clínicas y para pacientes… Además, realizaron también una búsqueda por palabras clave para analizar las cinco primeras que pueden aparecer por motivos comerciales, entre otros.

Las aplicaciones revisadas estaban dedicadas a la prevención y mejora de los problemas de salud provocados por la falta de ejercicio y una deficiente alimentación, estando destinadas a la sociedad y también a los profesionales de la salud.

Nuestra principal intención al compartir los resultados de este estudio es que se tome consciencia de que una aplicación informática puede ayudar, por ejemplo, puede orientar sobre los cambios de hábitos en la alimentación o la actividad física que se debe realizar para mejorar la salud, pero no debe considerarse el patrón a seguir sin tener el apoyo o la supervisión del profesional de la salud correspondiente.

Pero además os animamos a saber más sobre las aplicaciones que han revisado, la valoración de los profesionales les han proporcionado y las conclusiones a las que les han llevado… entre otras, a que las apps no son las únicas responsables de resultar poco útiles o peligrosas, la utilización que le dé el usuario puede ser nefasta. Podéis leer el estudio completo a través de este enlace (Pdf).

Foto | Foodwings

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