El sucio secreto de la industria avícola del Reino Unido

Un nuevo escándalo alimentario en el Reino Unido amenaza aún más la confianza de los consumidores, ya sabemos que se han producido durante los últimos meses varios escándalos relacionados con los alimentos cárnicos. Tras el caso del fraude de la carne de caballo, hemos conocido la posibilidad de que se comercialicen productos cárnicos mezclados con despojos y el caso del fraude de kebabs de cordero adulterado. Ahora, una nueva investigación realizada por los periodistas de The Guardian pone al descubierto el sucio secreto de la industria avícola del país, sucio por los problemas de higiene en la manipulación y procesado de los pollos.

Gracias a una cámara oculta, la toma de fotografías en incógnito y la información facilitada por quienes han denunciado los hechos, se pone de manifiesto que dos empresas de la industria avícola consideradas las mayores procesadoras de ave del Reino Unido, se saltan a la torera las rigurosas normas de higiene con las que se evita que la carne de pollo pueda ser contaminada con bacterias Campylobacter, una de las principales causas de intoxicación alimentaria en los países desarrollados. Las imágenes tomadas muestran desperdicios amontonados donde las bacterias pueden proliferar, prendas de vestir como las botas, se utilizan en todas las zonas de la cadena de producción incrementando el riesgo de contaminación, pollos que se caen al suelo y se lavan con agua sucia volviéndolos a poner en la cadena, etc.

A raíz del reportaje, cadenas de supermercados como Tesco, Sainsbury o Marks & Spencer han iniciado las oportunas investigaciones, ya que comercializan esos pollos que han sido procesados, en principio, sin las correspondientes medidas higiénicas. La mayor preocupación es la presencia de la mencionada bacteria, parece ser que se ha detectado en dos tercios del pollo fresco que se comercializa en el Reino Unido. La tasa de contaminación por Campylobacter se ha incrementado en la última década, cada año 280.000 personas enferman y unas 100 mueren por la toxiinfección.

La investigación llevada a cabo por The Guardian ha durado cinco meses, en ese tiempo han encontrado diferentes problemas que afectan a la higiene de la industria avícola. Las empresas investigadas han sido dos, Sisters Food Group y Faccenda, ambas abastecen de pollo, sea fresco o para platos preparados, a varias cadenas de supermercados, las acusaciones que se realizan a las prácticas de estas empresas son varias. Los pollos caen en varias ocasiones al suelo y se colocan de nuevo en la línea de producción, las empresas argumentan que si alguna vez se cae un pollo, éste se convierte en un residuo, es decir, no vuelve a la cadena. Sin embargo, en el vídeo y en las fotografías se refleja lo contrario.

Se acumulan plumas, vísceras y despojos durante varias horas y en varias ocasiones debido a problemas y averías en la maquinaria. Esta acumulación es un caldo de cultivo para que proliferen virus y bacterias, pero la cadena de producción no se detiene y se siguen procesando pollos a pesar del riesgo que ello supone. La compañía argumenta que se sopesa la situación y que las líneas de producción no se pueden parar en favor del bienestar de los pollos que esperan en cajas para ser sacrificados, menuda excusa, ahora va a resultar que les preocupa más el bienestar de los pollos que la seguridad de los consumidores.

Otra de las incidencias mostradas en la investigación es la avería producida en los tanques de escaldado, éstos tienen la finalidad de transferir calor a los folículos para facilitar la eliminación mecánica de las plumas durante el proceso de desplumado. Estos tanques estuvieron estropeados durante tres días, no se les cambio el agua y pasaron 250.000 aves por ellos. La empresa argumenta que fue un hecho aislado y que el incidente sólo duró un día. Uno de los denunciantes sobre las condiciones de trabajo y manipulación en las mencionadas empresas, asegura que las normas de seguridad para prevenir la propagación de la Campylobacter son ignoradas por los trabajadores, por supuesto, la empresa asegura que eso no es cierto y que se ha invertido mucho para contar con trabajadores altamente cualificados. Sin embargo, las pruebas gráficas muestran lo contrario, ¿qué explicación proporcionarán a las fotografías y vídeos de cámara oculta?

La FSA (Food Standards Agency), Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, está preocupada, en análisis anteriores se ha constatado que la presencia de Campylobacter en los alimentos no se ha reducido, pero a raíz de la información que ha salido a la luz parece que se va a realizar una investigación exhaustiva a todas las empresas que procesan carne de pollo, y parece ser que darán a conocer los datos después del verano.

Hay que decir que también se acusa a la FSA, Erik Millstone, profesor de la seguridad alimentaria en la Universidad de Sussex, condena el proceder de la FSA en relación a los controles que se realizan y los informes que se liberan, asegura que gobierno e industria alimentaria ejercen una gran presión sobre la agencia para que sólo proporcione mensajes tranquilizadores y sobre todo, no decir nada que pueda provocar una nueva crisis alimentaria. Hay que tener en cuenta que la FSA se creó con el propósito de proteger a los consumidores, no los intereses de la industria o como herramienta política para insuflar tranquilidad. Erik Millstone asegura que de agencia independiente tiene muy poco.

Los periodistas de The Guardian han investigado esos puntos débiles de la cadena de producción avícola, todo el material recabado es una bomba que explotará en las manos a la industria del sector, al Gobierno y a la FSA, os recomendamos acceder al artículo del periódico y a leer con detalle lo que se considera como el sucio secreto de la industria avícola del Reino Unido.

Foto | USDAgov

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