Se relacionan los lácteos desnatados con mejor salud cardiovascular

Los productos lácteos son una fuente de calcio importante, aportan además proteínas, vitaminas, otros minerales y dependiendo de la variedad elegida, también aportan mucha grasa. Desde hace ya algunos años, los profesionales de la nutrición y la salud recomiendan, sobre todo a los adultos, que abandonen los lácteos enteros y consuman los que son semi-desnatados o desnatados.

A muchas personas les parece que de este modo la leche ya no es leche, los yogures son muy líquidos, los quesos son muy sosos… todo es cuestión de acostumbrarse, porque si hablamos de la leche, no hay ninguna leche entera en el supermercado que se parezca a la leche fresca que tomábamos cuando éramos pequeños (si no la habéis probado, preguntadle a vuestros mayores). Y conviene acostumbrarse a los desnatados porque favorecen llevar una dieta equilibrada y benefician a la salud cardiovascular.

El último estudio que conocemos que relaciona los lácteos desnatados con mejores parámetros de salud cardiovascular es el realizado por la Unidad de Investigación del Centro de Salud La Alamedilla (del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca IBSAL). La finalidad del estudio era examinar la relación entre el consumo de productos lácteos con bajo contenido en grasa y de productos lácteos enteros, con el grosor íntima-media de la arteria carótida (con lo que se puede medir el engrosamiento de la arteria) y la velocidad de onda de pulso (permite valorar el estado de la función arterial y su rigidez).

Los resultados han sido publicados en la revista Nutrition Journal, donde nos proporcionan todas las características del estudio realizado a un total de 265 personas con edades comprendidas entre los 20 y los 80 años, seleccionadas de forma aleatoria. Hay que decir que este estudio se enmarca en otro más amplio denominado EVIDENT, del que se han extraído muchos datos que se siguen dando a conocer en la actualidad a pesar de que fueron realizados entre los años 2010 y 2012.

A los seleccionados para este estudio, además de realizarles las dos pruebas que se consideran marcadores de la enfermedad cardiovascular, se les proporcionó un cuestionario en el que debían indicar la frecuencia con la que consumían productos lácteos y de qué tipo, enteros o desnatados. La conclusión obtenida por los investigadores de La Alamedilla es clara, el consumo de lácteos bajos en grasa contribuyen a un menor riesgo de accidente cerebrovascular y de enfermedad coronaria.

Esto demuestra que anteriores estudios que concluían que los productos lácteos favorecían el riesgo de enfermedad cardiovascular no distinguían entre los alimentos enteros y desnatados. La conclusión parece obvia, pero ahora se confirma, la grasa que aportan los productos lácteos enteros favorecen a su acumulación en las paredes arteriales, promoviendo la aterosclerosis y la enfermedad cardiovascular.

Es también evidente que la grasa de los lácteos favorece el sobrepeso, razón principal por la que muchas personas han dejado de consumir los productos lácteos con toda su grasa. Saber que además los desnatados no participan en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, animará a más personas a disfrutar de este alimento protéico rico en calcio. Convendrá asegurarse de que el lácteo que elijamos para consumir y que ha sido desgrasado, proceso con el que se desproviste de ciertos nutrientes como las vitaminas A, D y E, también ha sido restablecido, aunque hay que decir que para su asimilación, se recomienda que la grasa no se elimine totalmente. Otro tema interesante que deberemos tratar.

Foto | MelB

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