Biscuit à la cullière

Seguro que llama la atención conocer qué es el Biscuit à la cuillère, ¿qué tipo de ‘galleta a la cuchara’ será?, pues es uno de los clásicos de la repostería en nuestro país y en muchos otros, los biscuits à la cullière son los conocidos bizcochos de soletilla o melindros.

Cada país tiene una o varias recetas tradicionales que se elaboran con este bizcochito, además de ser un perfecto acompañamiento del chocolate caliente, pues por su forma y consistencia es ideal para mojar, todo un clásico en la gastronomía catalana. En la cocina italiana, la receta más conocida elaborada con estos bizcochos es el Tiramisú, los denominan Savoiardi o Biscotto savoiardo, en honor a su origen, cuentan que se remonta a finales del siglo XV, y que fueron creados en la corte de los duques de Saboya cuando recibieron la visita del rey de Francia.

El país galo también tiene todo un clásico en repostería elaborado con biscuits à la cullière, la Carlota o Charlotte, una deliciosa tarta fría o semicongelada que se elabora con nata montada o algún tipo de mousse y fruta natural, y se rodea con los apreciados bizcochos. Aunque la creatividad culinaria actual nos permite ver también charlotas que se elaboran con otro tipo de galletas o bizcochos.

El bizcocho de soletilla, antiguamente también llamado melindre, se conoce en algunos países como Portugal, Brasil o Chile, como Bizcochos de champán (igual que los Biscuit de Reims acompañan muy bien a esta bebida espumosa), en Argentina se denominan Vainillas, en México son Soletas, en Perú se conocen como Biscotelas, en El Salvador como Suspiros, en inglés son Lady Fingers (dedos de dama)… podríamos seguir, pero vemos que su denominación en cualquier país hace referencia a alguna de sus características.

Por si aún así no conocéis este dulce repostero, se trata de una especie de galleta cuya forma ya la veis, es alargada y con los extremos redondeados. Son como bizcochitos porque son esponjosos, tiernos a la vez que algo secos, por eso son ideales para empaparlos con café en el tiramisú, para sostener la cremosidad de la charlota, para mojar en el chocolate a la taza, en el café o en un vaso de leche, y como también comentábamos, en un vino espumoso.

Los bizcochos de soletilla se encuentran en cualquier supermercado, pero hacerlos en casa es muy fácil, puede que no tengan una forma tan perfecta la primera vez que se elaboran, pero eso es lo de menos, la artesanía hace que cada pieza sea única.

Estas galletas se elaboran con harina, huevos y azúcar, son ligeros, la única grasa que incorporan es la de las yemas de huevo. Para hacerlas esponjosas hay que montar las claras separadas de las yemas, aunque en muchas ocasiones vemos recetas en las que incorporan levadura para garantizar el resultado. La vainilla es también un ingrediente habitual para proporcionarle este goloso aroma.

Para dar forma a la soletilla no hay que hacer nada especial, simplemente escudillar la masa con una manga pastelera, es una masa ligera y quedará plana en la base y abombada en la parte superior que culmina con un poco más de azúcar. Si os animáis a hacer los bizcochos de soletilla pasamos la receta, cuando queráis.

Foto | MarioRagona

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