¿Debe cambiar Europa la política sobre alimentos transgénicos?

Un grupo de investigadores de la UDL (Universidad de Lleida) y del ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats), advierten que Europa no será capaz de cumplir los objetivos marcados en materia de política agraria si no aceptan la tecnología de los cultivos modificados genéticamente. Afirman que la Unión Europea no va a poder satisfacer la creciente demanda de alimentos de una forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente, además no se podrá alcanzar una economía competitiva si no se realiza un cambio legislativo que abrace los alimentos transgénicos.

¿Debe cambiar Europa la política sobre alimentos transgénicos?, en opinión de los investigadores es algo prioritario, claro, que primero es necesario alcanzar la armonía legislativa, ya que actualmente está fragmentada, recordemos que varios países han aplicado el principio de precaución y no quieren saber nada de los alimentos modificados genéticamente, otros en cambio persiguen que sean aprobados. Según los expertos citados, nos encontramos ante un escenario económico catastrófico, como pruebas aportan las diferencias en las normas que se aplican a los alimentos cultivados en los países comunitarios y los mismos productos que proceden de la importación.

Recomiendan que se adopten principios racionales basados en la ciencia para la armonización de las políticas agrícolas a fin de evitar el declive económico y un estándar de vida más bajo en el continente. Curiosamente en estas declaraciones también participan investigadores del Reino Unido, como sabemos, durante el último año se está llevando a cabo en ese país una política agresiva para lograr introducir los alimentos transgénicos, será interesante retomar la lectura del post Los alimentos transgénicos se abren paso en el Reino Unido.

Según los expertos, muchos aspectos de la política agrícola de la Unión Europea, incluidas aquellas relativas a los organismos modificados genéticamente, son internamente inconsistentes y obstruyen activamente lo que la política pretende alcanzar. Bueno quizá esta aseveración es discutible, como hemos indicado no existe una política global unificada al respecto, países como Francia, Austria, Hungría, Luxemburgo o Alemania entre otros, no están de acuerdo con las intenciones de la CE, cuyo propósito ha sido siempre agilizar la aprobación de nuevas variedades transgénicas para no perder competitividad.

Los investigadores declaran que a los agricultores de la Unión Europea se les niega el derecho a elegir, que es lo mismo que decir que se les impide ser más competitivos, la razón argumentada son las políticas comunitarias que discriminan activamente a aquellos agricultores que desean producir alimentos modificados genéticamente. Vaya, ahora resulta que al problema de la rentabilidad y la competitividad hay que sumar la discriminación. Lo mismo podrían decir quienes no quieren cultivar o consumir alimentos transgénicos, pero la realidad es que no se trata de algo discriminatorio, es la seguridad, la salud y el cuidado del medio ambiente lo que debe prevalecer.

Como hemos indicado en otras ocasiones, bastaría con que las empresas biotecnológicas cambiaran su forma de proceder, ¿por qué no etiquetar los alimentos transgénicos?, ¿por qué no liberar los estudios y que participen investigadores independientes en las pruebas de inocuidad?, ¿por qué no informar de una forma más transparente a todo el mundo? Es necesario retomar las palabras de Mairead McGuinness, miembro del Parlamento Europeo que trabaja en el comité agrícola, no hace mucho declaró que la falta de información pública ha provocado que se socave la fe en la ciencia, es como si reconociera que ha existido demasiado mutismo y poca transparencia en toda la trayectoria de los alimentos modificados genéticamente.

En lo que estamos de acuerdo es en la gran dependencia que tiene Europa de alimentos importados, en el viejo continente cada vez se produce menos, dependemos de las exportaciones de proteína vegetal, un ejemplo a citar es la soja de Brasil o China con la que se alimenta al ganado. Pero se pueden citar muchos otros cultivos, en el caso de nuestro país podríamos hablar de la producción de tomates, de cómo se ha reducido significativamente durante los últimos 30 años dado que los agricultores no pueden competir con el tomate importado. Poco a poco se abandonan los cultivos y al final nuestra autosuficiencia desaparece y la seguridad alimentaria está en manos de terceros países. Dejando a un lado el tema de los alimentos modificados genéticamente, sí es verdad que es necesario un cambio, una política más proteccionista que ampare los intereses de los productores europeos, y no la que se está llevando ahora a cabo que sólo favorece a los productores y empresas de terceros países.

Para los expertos es irónico que el resto del mundo haya adoptado esta tecnología alimentaria tan impopular en Europa, dándose cuenta de que es la única manera de lograr una agricultura sostenible. En definitiva, sobre este tema hay mucho que hablar, ahora la pregunta que os formulamos es, ¿debe Europa cambiar la política sobre alimentos modificados genéticamente? Podéis conocer más detalles del estudio a través de este artículo publicado en Science Direct.

Foto | The Webhamster

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