Bayas de enebro

Las bayas de enebro son el fruto de la planta leñosa o arbusto con el mismo nombre, el enebro (Juniperus communis), aunque hay subespecies y variedades que puedes consultar en Wikipedia. En realidad no son bayas, son conos femeninos en forma de baya esférica que en el arbusto presentan un color verde cuando son jóvenes y van oscureciendo al madurar, mostrando una vez secas, listas para su aplicación culinaria, el color azul-púrpura-negro característico.

Uno de los usos más conocidos de las bayas de enebro, también denominadas enebrinas o nebrinas, es la aromatización de la ginebra, de hecho, es el nombre en francés de este junípero (genévrier) el que dio nombre a esta bebida. Aunque también participa en la aromatización de otras bebidas como la ginebra holandesa o la cerveza finlandesa Sahti.

El enebro se encuentra en zonas montañosas, sobre todo en las zonas frías de Europa, Asia y Norteamérica. Las bayas de enebro han sido muy valoradas por sus propiedades medicinales antes que las culinarias, se cree que aumenta la resistencia física, también se le otorgan propiedades digestivas, balsámicas, expectorantes, diuréticas o antisépticas entre otras. También se extrae de las bayas un aceite esencial que se utiliza en aromaterapia y perfumería.

En la cocina, las bayas de enebro son ideales para aromatizar platos de carne, especialmente acompañan a las carnes fuertes como las de caza, un ejemplo lo vemos en el Venado asado de Jamie Oliver. Es utilizado en platos tradicionales como el Choucrout, y se incluyen en la elaboración de adobos, salsas, etc.

Las bayas de enebro son un tanto amargas, con matices cítricos y dulces. Se pueden utilizar tanto frescas como secas, pero conviene moderar su uso porque proporcionan un sabor muy fuerte. Antes de usarlas hay que machacarlas un poco en el mortero, así desprenderán toda su esencia.

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