¿La crisis económica puede mejorar la dieta?

La crisis económica puede mejorar la dieta, así lo indican algunos expertos como la directora de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN). El entorno económico negativo en el que nos encontramos nos puede hacer retomar hábitos alimenticios que se habían abandonado. Podemos citar como ejemplo el post Legumbres para prevenir enfermedades crónicas, en él explicábamos que la reducción del consumo de legumbres sufrida desde los años 70 estaba relacionada con el aumento del poder adquisitivo y el incremento del consumo de otros alimentos.

La situación económica obliga a retomar alimentos que se habían desechado de la dieta, más económicos y muchos de ellos muy saludables. También obliga a que los consumidores aprovechen mejor los alimentos que por mucho tiempo han sido rechazados, como por ejemplo la casquería. Ahora nuevamente se consumen y se descubren nuevos sabores, texturas y sensaciones, de ello hablábamos en La crisis potencia la casquería o trash-cooking.

El caso es que se trata de una buena oportunidad para mejorar la dieta y adquirir unos hábitos alimenticios mucho más saludables que los que hasta hace poco se han mantenido. La crisis económica puede mejorar la dieta y puede ser una medida eficaz para luchar contra problemas como el sobrepeso y la obesidad. Desgraciadamente la realidad puede ser y es distinta, el consumo de fast food aumenta con la crisis económica en algunos países como Estados Unidos, resulta más barato comer en un restaurante de comida rápida, además no sólo se ahorra dinero, también tiempo.

La crisis ha sido bien aprovechada por las grandes compañías de comida rápida y desde hace algún tiempo han lanzado campañas específicas intentando impulsar y promover las comidas preparadas como una alternativa a la crisis económica. De hecho, compañías como Kraft Foods, Kellogg Co., Hershey, General Mills, etc., han realizado grandes inversiones publicitarias en un momento en el que otras compañías procuran recortar gastos, evidentemente están aprovechando la oportunidad.

La empresas de alimentos preparados no han subido el precio de sus productos a pesar de que hubiera subido el precio de las materias primas, y en algunos casos incluso han reducido los precios. La apuesta es orientar los hábitos alimenticios de la población ofreciéndoles la comida preparada como una buena alternativa contra la crisis económica. No hace mucho, leíamos en la publicación digital Finanzas, que los beneficios de McDonald’s habían aumentado espectacularmente, en 2008 nada menos que un 80% más que en 2007, por consiguiente, esta compañía decidió realizar un mayor esfuerzo económico y abrir 1.000 nuevos restaurantes, es evidente que los vientos de crisis son muy favorables para el negocio del fast food.

Los productos alimenticios saludables, como son frutas y verduras, son productos que presentan elevados precios a pesar de que las noticias indican que se han reducido levemente, los datos así lo muestran, sólo hay que dar un vistazo al IPOD de enero para darse cuenta de ello.

La directora de AESAN tiene buenas intenciones pero la situación real no se conjuga totalmente con ellas, la crisis económica nos puede conducir a consumir más legumbres, patatas, pasta, pescados económicos y saludables como las sardinas, etc. Pero otros ingredientes obligados en una dieta mediterránea, como las mencionadas frutas y verduras, necesitan un control de márgenes de beneficios que eviten un sobre esfuerzo en el bolsillo de consumidores y productores, con la crisis y el mayor interés de la población por una comida sana, se podría ganar la baza a la comida rápida.

Vía | Norte de Castilla

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