Uvas de Nochevieja

Las uvas de Nochevieja están este año de aniversario, ¿o lo será el próximo?, quizá surgirán las mismas dudas como las que se tienen sobre dónde se originó esta tradición. Según los datos de los que se disponen hasta el momento, fue en 1909 cuando por primera vez se reservaron las uvas de mesa para realizar esta especie de ritual. Por lo tanto, el centenario de las uvas de Nochevieja sería el próximo año, en la despedida del 2009.

Sobre el origen de esta tradición, que nosotros sepamos hay tres regiones que se lo agencian, Cataluña, Alicante y Murcia. La historia cuenta que unos productores avispados (¿del Penedés?, ¿de Vinalopó-Alicante?, ¿de Murcia?) tenían un gran excedente en la producción de uvas, y tuvieron la imaginativa idea de convencer a la población de que terminar el año comiendo 12 uvas, una por cada campanada de la medianoche, traería un año de buena suerte.

Pero hay algunas contradicciones, como por ejemplo la que nos comentan en este periódico que recuerda el hambre de aquella época, y las pequeñas cosechas de uva que había. También recuerda el director del Consejo Regulador de la D.O. Uva de Mesa de Vinalopó que “con los medios que había en la época, llegar a finales de año con uva fresca era muy difícil, e imposible que se llegase a tener abundancia o excedente”.

De lo que no hay duda es de que a lo largo de los años, el marketing de los productores y el boca a boca han logrado crear una tradición que ha cruzado fronteras, las uvas de fin de año se toman en varios países latinoamericanos, allí donde nuestros mayores emigraron y donde los deseos de tener buena suerte acogen todos los rituales conocidos.

Según el director de la D.O. Uva de Mesa de Vinalopó, se cree que en los años 20 ya podía ser una costumbre tomar uvas en Nochevieja, y más en los años cuarenta, cuando se inicia el retraso de la maduración de la uva de mesa con la técnica del embolsado de racimos.

Sea como fuere, a todos nos han convencido de que una estrategia comercial ha logrado que todos los españoles nos sentemos delante del televisor o nos acerquemos al campanario más cercano con nuestras doce uvas para comerlas a golpe de campana. Y en este acto tradicional continúan trabajando para ganar mercado los productores y comerciantes, desde hace unos años nos brindan la posibilidad de disponer de las Uvas de la Suerte contadas, guardadas en bolsitas de celofán o en conserva, uvas despepitadas, uvas peladas…

Nosotros continuamos con nuestros racimos de hermosas uvas de mesa que se cuentan una a una para repartir a cada miembro de la familia, después, mientras esperamos que llegue el momento de las campanadas, vamos recordando las anécdotas de años anteriores (como una ocasión en la que algunos tuvimos que sustituir las uvas por gajos de mandarina porque la bisabuela se las comió) mientras algunos pelan sus uvas, otros las despepitan y otros las conservan tal y como salen del racimo, como en teoría marcaba la tradición.

¿Cómo preparáis vosotros las uvas de Nochevieja?, ¿queréis compartir alguna anécdota?

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