La Expo Zaragoza 2008, un ejemplo a seguir sobre salubridad y economía alimentaria

En cualquiera de los eventos de gran magnitud que se realizan en nuestro país, Barcelona Degusta, la Feria Alimentaria o Expo Zaragoza, entre otros, muestran siempre un problema asociado, las comidas que nos proporcionan los establecimientos cercanos a dichos eventos, o en el propio reciento del evento, es especialmente cara. Debemos pagar un precio más alto, este es un primer problema, el segundo es que además, en algunas ocasiones, los alimentos no ofrecen las garantías sanitarias obligadas por ley.

Con motivo de la celebración de la Expo de Zaragoza 2008, se anunció una nueva política de la organización de este evento en la que no se permitirá el abuso de los precios, para ello, los puntos de restauración del evento se han clasificado por categorías, restauración, fast food, restauración de gama alta, etc., cada uno de ellos no podrá superar el precio estipulado por la organización. Esta es una interesante iniciativa que ampara a los consumidores, ahora bien, el hecho de limitar los precios puede provocar, junto a la vorágine que pueda darse durante los días de celebración del evento, que la calidad alimentaria sea significativamente inferior en algunos casos.

Un grupo de inspectores sanitarios va a controlar de cerca todos los puntos de restauración situados en el Parque Metropolitano del Agua de Ranillas, un lugar que servirá de desahogo para los visitantes que acudan a la Expo y donde podrán acceder a una gran oferta lúdica y de restauración. Hasta 200 puntos de venta serán meticulosamente supervisados por 15 inspectores, algo muy necesario teniendo en cuenta que las intoxicaciones alimentarias proliferan cuando se combina el calor, el descuido de las normas higiénicas y la calidad de los alimentos.

Multas de 15.000 euros servirán para que todos los locales dedicados a la alimentación tengan mayor dedicación a salvaguardar la salubridad de la comida que proporcionen a los miles de asistentes. Los inspectores serán meticulosos y analizarán materias primas, máquinas de vending, establecimientos, personal empleado, etc. Nos da la impresión de que 15 inspectores es poco personal para poder controlar todo lo mencionado.

En fin, nos parece muy interesante la preocupación que muestra la organización del evento por los precios y la seguridad alimentaria, este hecho sentará precedente para que en un futuro, la organización de otros eventos contemple estos aspectos en pro de los consumidores.

Vía | 20 minutos

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