¿Zarzamoras sin espinas gracias a la genética? Se trata de un avance que es una realidad gracias al trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de Florida (Estados Unidos). Los expertos han logrado descifrar por completo el genoma de una zarzamora especial denominada BL1, variedad experimental elegida por sus complejas características genéticas, que ha permitido reconstruir toda la secuencia del ADN de la especie.
Con la información obtenida, ahora es posible desarrollar variedades de zarzamora mucho más fáciles de cultivar, con mejores cualidades organolépticas, con más resistencia a las enfermedades y sin esas molestas espinas que suelen complicar la recolección. La zarzamora, que prácticamente todo el mundo conoce como moras, es una fruta de verano muy común en Europa y América, con un color oscuro y brillante que además de resultar llamativo y apetitoso, delata la presencia de compuestos beneficiosos para la salud, como las antocianinas, antioxidantes naturales que contribuyen a proteger nuestras células de los radicales libres.
Hasta la fecha, esta fruta se recolecta de plantas silvestres o zarzas que están cargadas de espinas, algo que dificulta el trabajo tanto para agricultores como para los recolectores aficionados que disfrutan de esta fruta que tanto gusta utilizar en la cocina, por ejemplo, haciendo salsas, mermeladas, etc. A través de la ciencia y concretamente de la genética, esto está cambiando gracias al trabajo del investigador Zhanao Deng, especializado en horticultura y en especial en el estudio y mejora genética de las plantas ornamentales y frutales en el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la mencionada universidad.
El experto y su equipo han utilizado la tecnología de secuenciación avanzada para leer y desvelar el genoma completo de la zarzamora BL1, proceso que, según explican, no ha resultado sencillo debido a que se trata de una variedad tetraploide, es decir, que tiene cuatro copias de cada uno de sus cromosomas, lo que supone el doble de lo que se puede encontrar en otras frutas como las frambuesas. Los investigadores comentan que esta particularidad ha complicado la lectura genética porque hay que distinguir entre múltiples copias de los mismos genes que son muy similares.
Uno de los descubrimientos más llamativos ha sido la identificación de los genes que controlan la presencia de espinas en la planta, y con esta información se puede enfocar el mejoramiento genético para crear nuevas variedades sin espinas y de forma natural, sin tener que recurrir a la ingeniería genética u otras técnicas invasivas. Esta cuestión resulta clave para los productores ya que facilita la cosecha, reduce los daños en la fruta y mejora las condiciones laborales en los cultivos.
Otro descubrimiento interesante en el genoma de la mora o zarzamora guarda relación con la producción de antocianinas, pigmentos que como hemos explicado en otras ocasiones, son responsables del color púrpura intenso de las moras y de sus beneficios para la salud. Para los investigadores resulta crucial entender cómo se producen, ya que facilitará trabajar en el desarrollo de variedades con más color y con más propiedades antioxidantes, proporcionando unas frutas más saludables y con un mayor valor comercial.
Los investigadores explican que el impacto de este trabajo va más allá del laboratorio, ya que en Estados Unidos la producción de zarzamoras se ha incrementado de forma considerable en las últimas décadas, algo que guarda relación con la caída de la producción de cítricos debido a las plagas y enfermedades Y es que muchos agricultores han visto en las moras una alternativa viable y rentable. Los expertos comentan que para que esta transición tenga éxito es fundamental tener plantas adaptadas al clima local, que sean resistentes y fáciles de cultivar, algo que se puede conseguir gracias al mapa genético con el que se puede acelerar el desarrollo de nuevas variedades a medida de las necesidades de cada región.
A esto hay que añadir que este genoma de referencia será de interés para agricultores de todo el mundo, y en especial de las regiones con climas cálidos similares al de Florida, pudiendo usar la información para cultivar zarzamoras mejoradas genéticamente, con mayor rendimiento y con menos problemas sanitarios, lo que se traduce en más producción, menos pérdidas y unos frutos de mejor calidad para los consumidores.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Florida, y de forma ampliada a través de este documento (Pdf) publicado en la revista científica Horticulture Research.
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